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Verla llegar en un auto desconocido, tropezandose por la cantidad de alcohol en el cuerpo, me dio mucha bronca.

- Mierda, esta lindisima - toda vestida de negro y los cachetes sonrojados.

Con cada paso, con cada centímetro que se acercó a mi, deje la bronca para correr a abrazarla. Hice todos los kilómetros para verla, cuidarla y decirle todo lo que me hace sentir. No lo quiero arruinar otra vez. La acompañe hasta el cuarto y le deje agua con una pastilla para que tome en la mañana. La tape y acaricie el pelo. Verla dormir es una de las cosas que más me gusta. Escucharla respirar profundo, notar su cara relajarse y la manera en que, ya dormida, se acurruca de mi lado.

Cuando llegue a su casa y no la encontramos en su cuarto, afirme cualquier sentimiento que me produce. Me preocupo, me enojo, imagino que esta con otro y siento celos. Creo que me gaste todo el crédito en llamarla y mandarle mensajes. Hasta le mande un mail.

- Das lastima - dice una vocecita que solo me hace reir.

La luz que entra por la ventana hace que despierte. Ella esta dormida profundamente y a mi me duele toda la espalda, culpa de dormir sentado en el piso al lado de su cama. Voy a la cocina y los encuentro tomando mate mientras leen el diario. Catherine está nerviosa y Alfredo, intenta tranquilizarla, como siempre. Con Isa nos reímos cuando los vemos juntos, ella tan nerviosa y explosiva, el sereno.

- Nos alegra enormemente que hayas venido - dice Alfred y la mama de Isa separa la silla con intención de que me siente con ellos, asique lo hago.

- Está tan cambiada, nos rechaza, se cierra en su cuarto - los ojos se le cristalizan y Alfred le agarra la mano - Desde la denuncia, pareciera que no quiere darle importancia al tema.

- No, no quiere - digo - Pero realmente aprecia su contención, por eso también vino a Mar del plata, para sentirse más protegida.

Mi celular, que ya casi no tiene bateria, marca las diez de la mañana y me sorprende lo poco que dormí. Al medio dia, van a visitar a la abuela paterna de Isa al hogar de ancianos y yo salgo en el auto a comprar comida. Milanesa de pollo con papas fritas, gaseosa y muchas golosinas. Una vez comentó, que las facturas de la panadería vecina, eran sus favoritas así que tambien las compre. La casa de Isa es la mejor del barrio, tiene el living en el segundo piso y su cuarto al fondo aunque en este momento voy a la cocina. El perfume en toda la casa es olor a café, tenue, pero el de Isa es igual al de Buenos Aires, lavanda.

- Podría haber comprado flores también - pienso.

- Que cursi te volviste - me burla mi mente.

Vuelvo a la realidad cuando veo a Isa corriendo para terminar abrazándome fuerte. Me sorprende, pero le devuelvo el abrazo con más fuerza de la que, tal vez, debería usar.

- Cachetes borracha - le digo mientras le doy un beso en le pelo.

- Que haces aca? - dice y me empuja un poco.

Levanto los brazos mostrando las bolsas de comida.

- Si, sos lo maximo - dice y se sienta en la mesada de la cocina. Sigue de pijama, esta vez, es uno largo de ositos y no puedo evitar reirme. En estos momentos llego a pensar que cualquier cosa que se ponga le queda perfecto.

Comemos en su cuarto tirados en la cama, mirando Crepusculo. No necesita seguir los diálogos, se los sabe de memoria.

- Ya no tengo la fuerza necesaria para mantenerme alejado de ti. - repite mirándome.

- Yo tampoco - le digo. Eso no está en la película y tampoco estaba en mis planes decirlo.

Frena la papa frita a mitad de camino y nos miramos fijo. Se genera el primer silencio incomodo y quiero decir algo pero no me sale, no me animo.

- Voy a buscar agua - dice y sale disparada. Hay una botella de agua en el cuarto, lo que expone su mentira.

- No das mas de boludo - pienso - Sos bueno para intimidarla.

Pasan los minutos y no vuelve. La película sigue reproduciendose y ya empieza a molestarme. La freno y salgo a buscarla. No está en el patio, ni en el cuarto de los hermanos. Aunque no me parece bien, entro al cuarto de los viejos y me fijo hasta abajo de la cama. La cocina está vacía y empiezo a llamarla y no contesta. Llego a la puerta principal pero esta todo cerrado, señal de que no se fue. Miró la escalera y a pesar de que no la veo, no lo necesito porque la siento, se que esta en el living. El amor puede hacerte sentir cosas inexplicables, como esto, nunca me imagine ser capaz de intensificar todo, de querer a alguien de tal manera. Preferir el bien del otro ante el propio. Amar como duerme, su ropa, su perfume, ser capaz de entenderla sin ni siquiera decir alguna palabra. Joder. No me canso de verla. Isa es lindisima y, a pesar de eso, me enamora observarla siendo ella. Cuando ríe, cuando llora y tiembla, cuando abraza y protege a sus amigos como oro. Cuando en la calle se cruza gatitos y los mima como si fueran familia, más allá de la cantidad de enfermedades que pueden tener.

No quiero perder un segundo mas y subo corriendo la escalera. Está ahí, parada, mirando por la ventada tan pensativa que ni siquiera se da cuenta que me paro al lado. Le corro el pelo de la cara y sonríe. La timidez repentina que la invade, me da ternura, entonces la traigo hacia mi.

- Vine hasta acá porque te quiero, porque sí, el vampiro tiene razón - la separo y miro a los ojos, necesito que escuche bien - Ya no tengo la fuerza necesaria para alejarme de vos.

Le agarro la cara con las manos y las deslizó un poco por su pelo. Sus ojos reflejan confusión y empiezo a acobardarme. Agarra mi remera para acercarme a ella y le agradezco internamente porque, a continuación, recibo el beso mas lindo de mi vida.

¿Mejor Amigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora