Me sobresalto en la cama culpa de los gritos.
- Sos un imbécil – dice ella – No te quiero ver nunca más.
- Podes calmarte por favor? – dice Juliano – Seguro escuchaste mal.
- Si, como esta y las otras mil veces, no?
Hasta desde mi departamento se siente el peso del silencio. Los pasos se marcan en dirección al living y con Jabalina los seguimos.
- Nunca te importe, no? – pregunta con la voz quebrada - DALE RESPONDEME.
- Deci algo Juliano dale – pienso con fuerza como si eso pudiera llegarle.
- Lo patético es que no te da bola – grita antes de cerrar la puerta y hacerla giratoria.
Aunque dudo poder dormirme, alzo a Jabalina y camino al cuarto. El timbre me frena a medio camino. Jabalina se tira de mis brazos decidida a arañar la puerta y un atisbo de miedo me cruza el cuerpo. Mis amigos no pueden ser, ellos tienen llave y avisan antes de venir .
En puntitas de pie intentando no hacer acto de presencia, asomo un ojo al mirador de la puerta. Juliano apoyado en un brazo sobre la pared tiene la cara más acomplejada que vi en mi vida.
- Hola? –
- Isabella? Soy Juliano
- Si Juli, te estoy viendo.
Su reacción de asombro, totalmente sincera, hizo que no pueda evitar reírme.
- Por el mirador de la puerta tonto – digo riendo y me arrepiento apenas se le transforma la cara otra vez. – Que paso?
- No nada, disculpa si te desperté – dice nervioso y desaparece.
Me paso los próximos 40 minutos dando vueltas por el departamento. No se que hacer. Le escribo? Voy al departamento? Discutió con la novia y no puedo dejar de pensar que tal vez está mal. Es imposible negar que no tenía buen aspecto, parecía cansado, triste y preocupado.
- Todo bien? – escribo en whatsapp y borro. Mil veces. Una y otra vez.
Me tiro en el piso del living mirando el techo. Qué estará haciendo? En un momento breve de decisión le mando el mensaje.
- Perdón por ir a joderte hoy - me manda.
- No me contestaste la pregunta – le respondo, es lo único que me interesa saber.
- Jaja si, está todo bien.
- Ves? No le importan tus mensajes – reprocha la vocecita mientras me hago un té y clavo visto – Te respondió cortante.
Definitivamente me metí en algo que no debía. Que Juliano discuta con la novia puede pasar, no es algo de lo que yo pueda opinar. No? Capaz le pareció muy de chusma el mensaje, pero esa no era mi intención.
Agarro el teléfono y vuelvo a entrar en su chat. Quiero dejarle en claro porque le escribí, que no queden dudas. No soy una vecina chusma.
- Pero porque le escribiste? – pregunta mi consciencia y empiezo a sentirme la peor novia del mundo.
- Gracias por preguntar Isabella, pero de verdad está todo bien – vuelve a mandar a pesar del visto.
- Jaja está bien – respondo y bloqueo el teléfono. Porque así soy yo, le doy vueltas a las cosas tantas veces que termino por cansarme.
El teléfono vuelve a sonar y se me hiela la sangre cuando leo el mensaje.
- Qué haces despierta a esta hora cachetes? Todo bien? – whatssapp de Benicio.
Me siento sobre la barra de la cocina con la mirada fjia en el celular. Estuve perdiendo tiempo en Juliano por más de una hora, desviándome de lo realmente importante.
- Si, venís? Te extraño – Apenas se envía el mensaje, la puerta principal se abre y aparece un Benicio alegre.
- Hola - dice dándome un beso fuerte en los labios. Expulsa tanto olor a alcohol que da vértigo.
Tiene puesto una camisa negra con unos pantalones color marrón claro. La mezcla de olores descompone. El pelo esta todo revuelto y lleno de pasto.
- Hola, como hiciste para llegar tan rápido? – digo dudosa. Tengo que hacer un esfuerzo enorme por sacarme su cuerpo pesado de encima. – No Benicio no tengo ganas.
- Dale no seas así – dice mientras me abraza la cintura presionando su cuerpo sobre la barra e intenta dar besos en el cuello.
- Benicio basta – le ordeno firme y lo separo. – De verdad para un poco.
Su cara es puro enojo. Tiene esa oscuridad especial en los ojos que da tanto miedo.
- Que estabas haciendo despierta, estabas con otro? – pregunta.
- Estas flashando Benicio, solo me desperté incomoda por haberme dormido temprano – respondo a la defensiva.
- Sí, me imagino.
- Y vos? Que haces borracho? – pregunto bajando de la barra, intentando cambiar de tema.
- Salí con Cristian y Mike – camina hacia mí tirándose encima y quiere dame besos pero lo rechazo de nuevo – Pero a vos que mierda te pasa? Mandas un mensaje diciendo que me extrañas y ahora te portas así?
- Veni vamos a la ducha – lo agarro suave del brazo para moverlo.
- No, no me pienso duchar ni una mierda – suelta el brazo bruscamente y me sobresalto.
Sus expresiones se marcan con determinación. Se para con las piernas separadas, como si fuera a pelear. Levanta el mentón, desafiante. Inclina la cabeza para un costado, frunce el ceño y mientras me señala con el dedo dice lo que menos quiero escuchar.
- Yo podré estar borracho pero no soy pelotudo – da un paso adelante y yo retrocedo – Estas insegura y nerviosa, dónde está? Lo tenes debajo de la cama? – pregunta cada vez más enojado, corriendo al cuarto e inspeccionando.
- Benicio basta, no hay nadie en el departamento – grito – Estas flashando del pedo que tenes.
- Dame tu celular – me ordena.
- Dejate de joder – le digo poniendo los ojos en blanco pero Benicio es más rápido y llega a la barra primero. Se me para el corazón. Si entra a whatsapp va a leer los mensajes con Juliano. Qué le voy a decir? Que los envió, accidentalmente, Jabalina? No tengo excusa.
- Isabella esta todo en orden? – escucho a alguien preguntar en el pasillo y ruego que no sea quien creo.
- A este lo quería agarrar – dice Benicio y abre la puerta con tanta fuerza que pareciera que la va a arrancar.