Hace cinco horas, veinte minutos que estoy esperando poder ver a Isabella y ni siquiera se escuchó un miserable ruido. En cualquier instante la tapa del celular se rompe de tanto jugar con ella. Mike intenta sacar tema de charla pero no logro concentrarme, Cristian duerme y ronca de una manera que da envidia. Apenas se abre la puerta soy el primero en levantarme.
- Pasa - dice Claudia pero me frena con la mano y mira fijo antes de dejarme seguir camino - Controlate.
Cierro la puerta y espero como una estatua a que aparezca. Tengo la intención de medir cada paso y palabra. Jabalina sale del cuarto de Isabella despacio y como si entendiera todo, se resfriega en mi pierna a modo de saludo para después sentarse en la mesa ratona. Expectante, Jabalina está atenta a todo. Cuando la veo salir del cuarto lo único que quiero hacer es abrazarla. Se queda quieta a unos metros, pocos para cualquiera, demasiados para mi. No lleva puesto el pijama de osos, tiene las medias largas a mitad de camino y el short azul que me vuelve loco. La bata la cambio por mi campera bordo, que le queda grande la mires por donde la mires. Amo cada centímetro de lo que veo, pero su expresión me parte al medio.
- Estuve pensando en lo que iba a decirte - empiezo y me corro el pelo de la cara nervioso, no me responde entonces sigo - Hice de un abrazo un quilombo, provoque una pelea al pedo porque me gano mi peor inseguridad.
La miro esperando una respuesta pero se queda en silencio. Muerde la manga izquierda de la campera y se abraza la panza con la otra. Esta inquieta, incomoda.
- Tendría que haber frenado, solo quería estar con vos - sale una risa nerviosa de mi boca y niego con la cabeza - Solo quería estar con vos pero te aleje, así de irónico.
- Te odio - dice firme.
- Yo también me odio, te hice mierda - termino la frase con asco - Soy un idiota, perdón.
Doy un paso en su dirección pero hace señal de que pare y le hago caso.
- No estuve con Juliano, no estaría con él tampoco - imposible evitar la gran sonrisa - Entiendo porque reaccionas asi, mas alla de que el resto no lo haga.
Mira el paso y se pierde por un segundo en sus pensamientos. Le pesa lo que digan los demás sobre nosotros, la conozco.
- Pero no puede volver a pasar, bajo ninguna circunstancia - afirmo como perrito de auto - No podemos dejar que nuestras inseguridades nos alejen, por favor.
Termina la frase con la voz quebrada y, a pesar de intentarlo, no aguanto. Cruzo los metros que nos separan para abrazarla con toda la fuerza posible. Pone las manos en mi pecho, esconde la cara en el hueco de mi cuello y pregunta en voz alta el peor de nuestros miedos.
- Como vamos a hacer este verano cuando estemos lejos?
- No sé - respondo y le agarro la cara con las manos - Quiero que escuches bien lo que voy a decir.
Ahora es ella la que asiente.
- Sí, vamos a estar lejos, van a haber mil kilómetros entre los dos - agacho un poco la cabeza para poder mirar bien sus ojos - Hoy, aunque estabas a una puerta de diferencia, te sentí tan lejos que casi muero.
Cierra los ojos mientras apoya su frente en mi otra vez.
- Te amo Isabella, vamos a discutir muchas veces pero nunca creas que me voy a ir lejos, nunca - la giro para poder abrazarla de espaldas y decirle al odio una parte de nuestra cancion - "Tengo que ser sincero y este es el momento, me enamore de tu alma y estoy loco por tu cuerpo" .
Se aleja pero esta vez es diferente. No tiene la frente arrugada, ni la mirada perdida. Muerde la manga de la campera con una sonrisa pícara que borra cualquier problema.
La atraigo hacia mi y le doy un beso. Uno que significa perdón y te amo. Sin embargo, con el segundo, empezamos a decir otras cosas. La alzo y disfruto de escucharla reír. Apenas apoya los pies en el suelo de su cuarto tiramos las camperas. Dejo un recorrido de besos cortos en el cuello a medida que caminamos despacio hacia la cama. La luz del dia deja ver sus cachetes sonrojados, y su tierna vulnerabilidad.
- Sos perfecta - le digo mientras se acuesta.
Pateo para un costado las zapatillas y saco mi camisa. Me tomo todo el tiempo del mundo para, sin despegar un segundo nuestros ojos, recorrer sus piernas y quitar del medio las medias. Acaricio su piel, tan suave y cálida hasta llegar al short.
- Tu favorito - dice en un susurro provocando el mejor de los escalofríos.
Se levanta y desprende el botón de mi pantalón.
- Mmm - digo sonriendo, ella ríe también , nerviosa.
Saca lentamente su remera e inmediatamente dejo que mis manos la recorran. Su espalda, su panza, sus pechos, su cuello. Corro el pelo y damos lugar al beso mejor esperado. Rogue tanto no perderla.
- Estuviste cerca - dice la vocecita.
Abrazo con todo mi cuerpo a la mujer que me tiene completamente enamorado y nos empujo a la cama. No se necesita ser experto para descubrir que hoy somos diferentes. Hoy somos Isabella y Benicio después de pasar su primer pelea, después de aprender a pedir perdón y perdonar.
Tiro el resto de la ropa al piso y nos dejamos llevar.