cuando comprobé que estuve los suficientemente lejos, fue entonces cuando decidí detenerme. llevó corriendo por lo que presiento es más de veinte minutos.
mis pies duelen y mi respiración esta demasiado agitada, lo que me llevo a sentarme bajo un pequeño árbol, relajándome por la calidez que producía su sombra.
el silencio en este lugar me hacia querer llorar de nuevo. hacia que quisiera ser débil de nuevo. provocaba que todo aquello que odio de mi apareciera.
no logró entenderlo, y es que es demasiado ilógico. ¿por qué ahora? ¿por qué siempre yo? lo dije antes, lo repito ahora, ¿es que la felicidad no esta destinada para mi?
¿cómo viviré con esto?, ¿cómo dejar de verlo igual a una figura paterna, si él es todo lo que he tenido siempre?, porque a pesar de todo, yo aún lo quiero. todavía tiene una parte de mi cariño como hijo con él.
mi mente comienza a dar miles de giros. mis recuerdos me están volviendo loco.
ahora no puedo pensar nada acerca de mi madre. todo me lleva a las palabras que frank dijo... a la infidelidad que el matrimonio bostwick tuvo.
¿qué es real después de todo? quiero saberlo. quiero que ella me saque de este engaño, que me diga que no es cierto, que ellos dos siempre se amaron y no habría la necesidad de algún tercero en sus vidas.
sin darme verdaderamente cuenta de en qué momento sucedió, supe que estaba llorando un mar de lágrimas. la gente al pasar me miraba extraño.
me levanté de ahí con la intención de alejarme de las estúpidas miradas e hice un nuevo camino, sin seguir algún destino en realidad.
simplemente me concentre en el cielo nublado sobre mi, dando espacio a que la tormenta que se formó en mi mente se expresara de a poco en la forma de que del cielo comenzaban a caer pequeñas pero abundantes gotas de agua.
me detuve instintivamente frente a una casa demasiado familiar para mi, esta que justo ahora me tentaba a que fuese y tocara la puerta.
observé confundido todo mi alrededor. ¿en qué momento di por sentado que este sería mi destino? no lo sé. solo sé que mis pies actuaron solos y mi mano de igual manera, al caminar y después dar un par de golpes en la puerta.
no quedaba más que rogar internamente para que no me echara fuera.
la perilla de la puerta hizo ese familiar sonido al ser desbloqueada y el leve rechinido de esta sólo hizo mi corazón acelerarse.
- h-hola, josh -. saludé nerviosamente, antes de notar su brillante cambio de tinte.
- ¿kellin? -. Mencionó, tras haber dejado a la vista cortos segundos su sorpresa al verme - ¿qué quieres aquí? -. seguido preguntó, esta vez con disgusto, o tal vez molestia. en realidad no descartaría la idea de que se tratase de ambas.
- ¿podemos hablar? -. pregunté dubitativamente.
- no tenemos nada de que hablar... -. empezó a decir, sin embargo, algo en su mirada cambió al verme con atención - ¿estás bien? -. llevando con ello a que su tono de voz molesto, cambiase a uno de preocupación.
- yo... si, estoy bien... sólo... sólo necesito a alguien con quien hablar -. lloré.
literalmente. una sensación de desahogo, o posiblemente tristeza, se había alojado en mi pecho y estaba exigiendo desesperadamente salir. todo sólo con ver a josh. tal vez aún me siento demasiado mierda por lo que le hice.
por lo que nos hice.
- kell, no... no llores. vamos dentro -. dijo y delicadamente tiró de mi brazo para llevarme junto a él.
nos detuvimos estando en su habitación. su mano abandono mi brazo y yo simplemente no pude evitar lanzarme a abrazarlo al sentir lejos la calidez que me transmitió su toque. cabe admitir que no se sentía de la misma manera que con vic, esto era más de termino amistoso, y es que josh había sido mi amigo después de que los únicos que siempre estuvieron para mi sólo fueron frank y vic. él era como mi primera vez en la amistad y lo apreciaba tanto.
- kellin, ¿qué es lo que te tiene así? -. me preguntó en cuanto mi llanto seso, también se aparto un poco para poder verme.
- ¿p-podriamos no hablar de eso por él momento? -. rogué débilmente.
él asintió con gesto de compasión y simplemente volvió a abrazarme, esta vez únicamente fueron unos segundos.
- está bien, no te obligaré a nada... mucho menos si eso te haría llorar de nuevo.
sonreí un poco y me senté sobre su cama, él no tardo en seguirme, sentado junto a mi.
- de verdad lo lamento josh... lamento lo que le hice a nuestra amistad, yo de verdad te he extrañado -. le dije en voz tan baja, que no me sorprendería el echo de que no me haya escuchado.
- no lo lamentes... digo, aún me duele pensar en ello, pero también te he extrañado, después de todo yo no puedo estar un día sin tus berrinches -. bromeó. me reí de eso y dejé mi cabeza sobre su hombro.
- no hago berrinches, tú los haces -. contradije jugando.
¿por qué mentir? necesito a josh junto a mi, un amigo nunca vendría mal.
y yo quería a alguien justo ahora.