abrí la puerta y me adrente a la casa de los padres de mi novio. camine con pereza hasta las escaleras y subí directo hacia la habitación.
— al fin, bebé —. dijo vic una vez me vio entrar. yo sólo sonreí y me tiré en la cama junto a él. — ¿cómo te fue?
de acuerdo, iba a ser claro e iría directo a lo que estuvo rondando en mi cabeza todo el camino hasta aquí.
— bien. como sea, ¿por qué me dejaste? —. solté sin más.
— ¿qué? —. cuestiono confundido, soltando una corta risa.
— ya sabes, antes me habías dejado sin explicación alguna, quiero saber el por qué, necesito tener claro si fue por algo que hice mal, si ya no me querías y después descubriste que fue una error. no lo sé. sólo quiero que seamos claros, de verdad que no cambiara nada, yo te amo y lo que sea que haya sucedido no me hará irme ahora —. le dije lo más sincero que me fue posible. yo únicamente quiero saber.
vic me acerco a él con suma delicadeza y dejo a nada de distancia su rostro de el mío. me beso con necesidad pero sin ser algo brusco. intente no dejarme llevar por ello y mantenernos en lo que estábamos, mas vic siempre utilizaba los actos tiernos para hacerme callar y olvidar.
— te amo, te amo, te amo —. repetía una y otra vez, su voz siendo amortiguada en mi cuello, donde repartía también cortos besos.
— yo también lo hago, pero vic, te pregunte algo antes.
esta vez no me haría tonto.
él se detuvo y rodó para quedar boca arriba, su mirada directo en el techo y su mano acariciando la mía.
— te lo dije antes, kellin, yo no debo decirte.
— ¿y entonces quien si debe hacerlo, huh?
silencio.
— vamos, vic, quién me debe de decir la razón por la que tú decidiste dejar lo nuestro, para empezar, no lo entiendo, por qué si los de la relación somos los dos únicamente, alguien más tiene que contármelo —. a este paso, yo ya estaba alzando la voz.
vic no dijo nada y se levanto para irse de la habitación.
si, genial, ahora se molesta.
no me moví de la cama, sino es hasta que el sonido de la puerta principal siendo abierta fue la causa por la que decidí levantarme. llegue hasta el primer piso rápidamente, mire a mis alrededores y comprobé que no había nadie.
salí de la casa, vic estaba en un viejo haciendo frente a esta. me miro, yo ya lo hacia.
— no quiero que esto sea una pelea... no me gusta cuando te molestas conmigo —. dije en tono bajo, haciendo también mi camino hasta él.
— lo siento, esto no será un desacuerdo, yo sólo quería aire fresco —. dijo de la misma forma que yo, tirando de mi brazo para hacerme caer sentado en sus piernas.
— esta bien... y no quiero saberlo, sí es difícil para ti decirme o hacer que esa persona lo haga, lo entiendo. únicamente responde y prometeme algo —. mis dedos jugaban con unos mechones de su cabello.
— lo que quieras, lindo.
— dime que todo esta bien ahora, que lo que sea, vamos a hablarlo y a resolverlo juntos, que no volverás a dejarme... prometeme que seremos los dos siempre.
vic tomo mis mejillas y me beso con suavidad y lentitud mezcladas. yo pase mis brazos hasta alcanzar y acariciar su cabello como se que le gusta. ambos sonreíamos entre el beso, volviendo a unir nuestros labios una y otra vez, sin cansarnos verdaderamente, porque, siendo totalmente sincero, a los dos nos encantaba la sensación de nuestros labios juntos.
— todo esta bien, kell, más que bien diría yo, te amo, y prometo que no me alejaré de ti nunca, no me importa si tú así lo quieres, te será difícil deshacerte de mi —. lo dos reímos después de eso — amo tu risa.
reí más.
— es fea, vic, pero igual gracias. aunque si de eso se trata, yo amo tu cuerpo —. dije con inocencia fingida. vic negó mientras sonreía.
— yo quería tener un momento cursi y fuera de morbo, pero creo que contigo no será posible, tú sólo llevas la apariencia, pero no tienes nada de ella —. dijo jugueton y enterró ligeramente sus dientes en mi cuello.
un escalofrío recorrió mi cuerpo, vic bajo hasta mi clavícula y ahí comenzó succionando mi piel.
— vic... estamos en un lugar donde pueden vernos —. trate de advertir.
— no estoy haciendo nada —. se excuso.
claro, escurrir su mano de mi muslo a dejarla cerca de mi entrepierna no era nada.
— para, víctor, este no es momento para ser un desesperado —. regañe, aunque mi cuerpo hacia lo contrario a lo que yo pedía.
— entonces vamos a mi habitación —. susurro a mi oído.
negué y me recargue más en su cuerpo, dejando mi cabeza en su pecho y tomando su brazo, llevándolo hacia mi cintura, quedando abrazados.
— quiero que juntos veamos las estrellas —. pedí y él no se negó.
— como desees, bebé.
beso mi frente y permanecimos de esa manera.
no me cansaría de esto nunca.