Capítulo 1: "Los gorilas no solo piden bananas''

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La mañana había transcurrido con normalidad, a decir verdad, demasiado normal al grado de parecerme aburrido. Desperté cuando los primeros rayos de luz entraron por la puerta del armario rozando mi piel blanca, ya que este no había sido completamente cerrado pero aun así decidí seguir con los ojos cerrados sin levantarme, puesto que se me hacía más divertido esperar que llegara Patsuan molesto de que Gin-chan y yo siguiéramos dormidos a medio día.

Y así fue, llegó como de costumbre levantándome primero a mí.
-Kagura-chan, Kagura-chan, ya es muy tarde, levántate por favor.- Mencionó casi como un susurro mientras tocaba la puerta del armario.
Inmediatamente corrió atrás del sillón como de costumbre, ya que al ser procedente de aquel clan Yato tan temido, digamos que no era muy agradable molestarme cuando estaba en un ''profundo'' sueño. Abrí la puerta de un golpe un poco irritada al sentir la luz del sol en mi piel mientras salía.
-¡¿Qué demonios quieres, Cuatro-ojos?! ¿Acaso no sabes que una chica hermosa como yo debe de dormir sus 8 horas diarias-aru?- Expresé mucha vanidad.
-¡No me llames así! ¡Ya te dije que debes de respetarme más porque soy mayor que tú!- Estaba demasiado alterado, realmente era divertido joderlo.- Además, para tú información ya es mediodía no es hora de que estés dormida, vendrá un señor a ofrecernos un trabajo muy importante el día de hoy.
-¡Si, si, si!- Mencioné mientras me hurgaba la nariz con desinterés.- Adivino, otra vez vamos realizar un trabajo de mierda que solo aceptaste porque Gin-chan es un vago bueno para nada incapaz de conseguir un trabajo decente-aru.
-¡Te estoy oyendo, niña malcriada!- Una voz proveniente del cuarto de al frente salió a relucir.
- ¡Si, Gin-san! Regañaba a Kagura por su actitud.- Al parecer Patsuan se veía feliz de pensar que Gin-chan sonaba más serio.
Segundos más tarde, la puerta se abrió mostrando a un hombre con una cabellera plateada risada natural, su mirada era seria y tenía una postura correcta. Pude notar como Shinpachi se impresionó igual que a mí de verlo de esa manera.
-No consigo trabajo solo porque soy demasiado perfecto para cualquier puesto simple.- Mencionó hurgándose la nariz de igual manera desinteresada, quitándole seriedad al asunto.
-¡No puede ser que seas más malcriado que ella!- Lo regaño el Cuatro-ojos.
-Sí, sí, sí.- Mencionó mientras se acostaba en el sofá y empezaba a leer la Jump que se encontraba en la mesa.- Mejor tráeme un vaso de leche de fresa, Patsuan.
-¡No soy Patsuan! ¿Cuantas veces debo repetírselos?- Dijo el virgen mientras caminaba a la cocina.
-¡Hey! Gin-chan, necesito dinero para comprarme más Sukonbu-aru.- Me acosté en el otro sofá de igual manera que él.
-¿Tu que te has creído? ¿Acaso piensas que cago el dinero?- Dijo sin mirarme.
-No, eso sería asqueroso pero a la vez genial-aru.- Lo observé asqueada.- Así dejaríamos de sufrir de hambre por tú culpa.
-En primer lugar yo no tengo porque estar dándote dinero porque sí.- Esta vez me miró.
-Ese dinero es del sueldo que nunca me has pagado-aru.- Lo miré de igual forma, retándolo.
Me observó desconcertado y después de pensarlo unos segundos soltó un largo suspiro.
-¡Esta bien! Esta vez has ganado, ratera.-Pasó una mano por las bolsas de su pantalón para después sacar unos billetes.- ¿Cuándo aprendiste a ser así, Kagura-chan?- Mencionó con cara de madre preocupada.
-¡Aprendí de ti-aru!- Le dije mientras le arrebataba el dinero de las manos.

Acto siguiente me dirigí al baño para arreglarme y salir a comprar mi preciado Sukonbu. Vestí mi típico cheongsam rojo con ribete amarillo y até mí cabello en dos nudos a los lados de la cabeza sujetándolos con adornos. Al terminar, regresé a la sala para recoger mi paraguas y avisarles de mi salida a esos vagos.
- Bueno, me retiro-aru.- Con una mano agarré el paraguas morado que usaba para proteger mi delicada piel del sol mientras que con la otra levanté mi mano en forma de despedida.
-Pero, Kagura-chan ya no tarda en llegar el cliente.- Dijo Patsuan tratando de detenerme sosteniendo una bandeja con un vaso de leche de fresa y otro de té.
-No me dan ganas de salir hacer un trabajo el día de hoy-aru, así que he decidido tomarme el día libre, ¡Adiós! Y no olviden alimentar a Sadaharu.- Dije mientras cerraba la puerta.
-¿Cómo es que se ha vuelto tan rebelde, Gin-san?- Escuché al Cuatro-ojos decir.
-Está en la adolescencia, a esta edad las niñas piensan que nadie puede detenerlas.
-No sé porque demonios te pregunto esto a ti.- Eso fue lo último que escuché de aquel virgen.

Después de correr rápidamente por mi preciado Sukonbu, me dirigí al parque que se encontraba cerca, ya que hace mucho no iba a sentar en aquellas bancas debajo de los árboles. El clima era insoportable y con mayor razón necesitaba descansar en un lugar así.
Cuando llegué, me di cuenta que no había mucha gente como esperaba y eso me hizo sentir aliviada. No estaba de humor para escuchar a niños escandalosos ni viejas hablando de chismes que a nadie le interesaba.
Me senté en la banca de siempre mientras empezaba a masticar el primer trozó del Sukonbu que había comprado observando mí alrededor. Todo lucía como siempre, juegos maltratados por el tiempo, el césped cortado a una buena altura... miré cada detalle que me fuese posible cuando entonces, lo vi, aquel sádico idiota sentado en una banca muy alejada de mí, pero él no se percató de eso.
-Ah estado así toda la mañana, bueno en realidad ya lleva varios días actuando de esa manera.- Escuché una voz a lado mío y por la impresión deje caer mi Sukonbu.
Sin pensarlo más de dos veces, me levanté inmediatamente del asiento y apunté a la persona que se encontraba a mi lado con del paraguas que usaba como arma.
-Tranquila, no tenía intención de asustarte.- Mencionó el gorila capitán del Shinsengumi levantando las manos.
-Que quieres-aru.- Pregunté sin rodeos bajando mi paraguas.
-Solo vi que lo observabas.- Dirigió su mirada al Sádico.- Y pensé que sería buena idea que supieras porque está así de distraído.
- Me vale una mierda lo que le suceda a él-aru.- Comenté con orgullo mientras me sentaba nuevamente en la banca.
- De todas formas te lo diré. ¿Sabes? Hoy se cumplen otro año de muerte de la mujer más importante para él.- Mencionó con tristeza.- Él no es el único que está así, Toshi también está muy afectado por eso.
-¿La mujer más importante para él-aru...?- Esas palabras me dejaron realmente impactada y me sentí un poco inquieta.
-Sí, su hermana mayor.- Completó de decir.
Al escuchar eso me relaje un poco, pero... ¿Por qué?
-Dudo que lo sepas, pero... sé que a veces suele mostrarse como un chico frío sin sentimientos, pero en realidad es todo lo contrario. Su hermana era lo único que le quedaba como familia.
Miré esta vez al Sádico, seguía igual de distraído que al principio, lucía muy perdido en sus pensamientos. Me fue imposible no recordar aquellos días en los que mi familia se separó, entendía perfectamente el vació que el bastardo debía de tener en estos momentos.
-Dime China, ¿Realmente ustedes son capaces de aceptar cualquier trabajo por dinero?- Dijo el gorila levantándose del asiento mientras me miraba fijamente.- Si es así, tengo un trabajo para ti de parte de todo el Shinsengumi, por favor... Acéptalo.
Esta vez hizo una reverencia, lo miré apenada mientras escuchaba su petición... ¿Tan importante era el sádico para todos ellos? Me pregunté observando fijamente aquel idiota con mirada perdida.

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Bueno, este es mi primer Fanfic Okikagu. Espero y sea de su agrado.

Trataré de publicar un capítulo cada tercer día.

¡Gracias por tomarse el tiempo de leerlo! :D 

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