Capítulo 4: "Cuida de los heridos, no importa si es un sádico."

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Terminando de comer, Shinpachi se despidió de nosotros antes de irse a su casa. Nos dejó comida extra en el refrigerador ya que sabía que Gin-chan y yo éramos un pozo sin fondo provocando que lo que acabábamos de comer pronto terminara en el baño necesitando algo más para llenarnos.
Me dirigí a tomar un baño para después cambiarme con cuidado las vendas y las ropas. Opté por usar mi pijama rosa y mantuve mi cabello suelto.
Al llegar a la sala, noté que Gin-chan se estaba alistando para salir.
-¿Te irás a emborrachar hasta el amanecer para terminar vomitando en un poste de nuevo-aru?- Pregunté sin rodeos mientras me hurgaba la nariz.
-¡Kagura-chan! ¿Cómo crees que un adulto tan responsable como yo haría eso?- Contestó de una manera demasiada actuada.- Vomitaré en el baño que es más seguro.- Finalizó sonriéndome con orgullo.
Solo me quedé observándolo con desinterés mientras él se retiraba de la casa.
-Asegúrate de cerrar todo muy bien, si un desconocido toca la puerta o alguien trata de entrar a la fuerza no dudes en golpearlo y si viene la vieja a cobrar la renta dile que me fui por un trabajo.- Mencionó hurgándose la nariz.- ¡Bye, Bye Kagura-chan!

Después de que Gin-chan se retirara, me dispuse a ver la Tv pero minutos más tarde terminó aburriéndome por completo. Sadaharu se encontraba dormido debajo del armario y eso me hizo envidiarlo un poco.
En eso, una idea pasó por mi cabeza: para no batallar en cargar a Gin-chan en la mañana después de su borrachera, me dirigí a su habitación a colocar su futón. Así, no tendría que arreglar todo a prisa, simplemente lo echaría encima.
Cuando terminé de colocar el futón donde Gin-chan suele ponerlo, me sentía realmente exhausta así que decidí acostarme un rato en él.
-¡Agh! El futón de Gin-chan apesta a un viejo-aru.
Pero debido a que era ya muy noche, terminé profundamente dormida en aquel lugar.

Me desperté y noté que todavía era de noche, miré el reloj que se encontraba cerca para saber la hora:
-2 am-aru...-Mencioné con mucha pereza.
Mis tripas empezaron a gruñir por comida y decidí levantarme a comer lo que el Cuatro-ojos había dejado en la cocina. Abrí la puerta de la habitación con cuidado y noté que la casa se encontraba completamente a oscuras, caminé poco a poco para no tropezar con nada.
-No sabía que tenías ese tipo de relación con el Jefe, China.- Escuché una voz conocida salir de la completa oscuridad.
Forcé mi vista para localizar dónde se encontraba y cuando logré distinguir esos ojos marrón rojizo, contesté:
-No sé de qué demonios estás hablando-aru. Además, ¿Cómo demonios entraste aquí? Más bien, ¿Qué haces aquí?
-¿No lo sabes? Digo, no es normal que una chica salga del cuarto de un hombre.- Mencionó aquel sádico mientras se acercaba a mí ignorando por completo mis preguntas.- Eres una pequeña zorra.
Noté que estaba enojado, pero... ¿Por qué? No había hecho nada malo para que se comportará así conmigo.
-Gin-chan es como mi padre, además él no se encuentra en casa-aru, solo quería tenerle listo su futón para cuándo llegará en la mañana.- No sabía el por qué, pero algo dentro de mí supuso que era necesario explicarle eso.
Me miraba de la misma forma en que lo hacía antes, con odio... ¿Por qué no me podía observar como aquella tarde en el parque? No entendía lo que sucedía en su estúpida cabeza.
Y sin aviso alguno, cuando me encontraba hundida en aquellos pensamientos, agarró mi muñeca y me jaló con brusquedad hacía el cuarto de Gin-chan.
-¡¿Qué haces?!- Le grité con asombró por la acción que acababa de efectuar.- ¡Suéltame-aru!
Al entrar, miró con detenimiento cada rincón de la habitación, lo cual fue fácil ya que la luz de la luna entraba perfectamente gracias a la ventana que se encontraba al fondo. Segundos más tarde al no encontrar nada, me soltó con suavidad.
Lo observé con detenimiento, tenía la cabeza agachaba haciendo que me fuese difícil ver su rostro en ese instante. No me quería quedar con la duda de saber cual era la expresión que tenía en su estúpida cara de niña, así que sin dudarlo me coloqué al frente de él y acerqué lentamente mis manos hacía su rostro.
Cuando las yemas de mis dedos rozaron su piel, me retiré un poco por el miedo a su reacción, pero no hizo nada, simplemente permaneció inmóvil.
Continué con mi acción y esta vez alcancé a tocar completamente sus mejillas, se sentían calientes. Levanté su rostro para observarlo, pero antes de poder seguir, cayó encima de mí dejándome completamente sorprendida.
-¡Oye, sádico! ¡¿Qué estás haciendo?!- Estaba totalmente apenada por la posición en la que nos encontrábamos.- ¡Quítate de encima-aru!
El estar con él de esa forma me hizo darme cuenta de varias cosas, una de esas era la gran diferencia de altura entre nosotros, él cubría completamente mi pequeño cuerpo a pesar de verse como un niño a lado de todos del Shinsengumi, supuse que debería ser por la edad que tenía. Sentí como respiraba con dificultad, además podía sentir su aroma, olía a metal, sudor y sangre... Sangre. Comprendí que algo no iba bien con todo esto, así que agarré su rostro y choqué mi frente con la suya para comprobar lo que me temía.
Me retiré poco a poco de aquella situación para no lastimarlo y así cargarlo lentamente colocándolo en el futón de Gin-chan. Miré detenidamente las heridas que tenía y me preocupe por eso, no eran heridas que sanarían de un día para otro. Algo había sucedido con él.
Corrí rápidamente por la casa en busca de vendas o cualquier cosa que me sirviera para curarlo, esta vez no me importó chocar con cualquier mueble que se me cruzara por enfrente. Después de tener lo necesario, regresé al lugar donde se encontraba y proseguí la parte más dura para mí: atenderlo, despojándolo de sus prendas.
-¡Oye, sádico! Esta es la única forma en ayudarte, así que no te emociones porque una chica tan hermosa como yo te atenderá gentilmente para curarte-aru.- Y sin más proseguí a curar las heridas de aquel bastardo.

Terminando de atenderlo ''gentilmente'' (Ya que a cada momento que intentaba hacer lo mejor posible para no lastimarlo, escuchaba sus quejas de dolor... realmente era un marica) me dispuse a mojar una garra blanca y ponerla en su frente para bajarle la temperatura.
Su traje del Shinsengumi descansaba en un gancho afuera del ropero que usaba Gin-chan para guardar sus pertenencias. Mientras que el sádico usaba uno de los kimonos viejos del mismo ropero.
Me pregunté que hubiera hecho Gin-chan si se encontrará aquí, posiblemente lo hubiera atendido mejor que yo... Suspiré al pensar en eso y proseguí a mojar de nuevo la garra. Miré su rostro mientras la colocaba en su frente; se encontraba profundamente dormido, expresaba paz y tranquilidad... su expresión de dolor había desaparecido y eso me tranquilizó un poco. No pude evitar sonreír al observarlo.
Miré de nuevo el reloj del cuarto y me impresioné al ver la hora que marcaba.
-Son las 4 de la mañana-aru...- Me dije a mi misma.
Casi no había dormido nada y eso me hacía sentir agotada, realmente había sigo una terrible noche y todo por este imbécil. Volví a observarlo y está vez enojada.
-Te odio, Sádico.- Le mencioné aunque sabía que posiblemente no me iba a escuchar.- Por tu culpa no pude dormir mis 8 horas diarias-aru.
Poco a poco me dejaba ganar por el cansancio. En pequeños segundos cerraba mis ojos y me asustaba al sentir como mi cuerpo caía por eso. Sentía más odio al ver como el sádico dormía plácidamente al frente de mí, si no fuera porque sé lo cansado que debía de estar ya lo hubiera golpeado en ese mismo instante para que sufriera lo mismo que yo, pero esto no se quedaría así, si lo vuelvo a ver en la calle lo golpearé fuertemente: Una porque Gin-chan me dijo que no dejará entrar a nadie a la casa y otra por hacerme desvelar así.
Ahora que lo pensaba detenidamente, ¿Por qué vino él aquí? ¿No hubiera sido mejor llegar al Shinsengumi? Posiblemente lo hubiera atendido mejor ¿Por qué prefirió estar aquí?
Y sobre todo, ¿Por qué actuó de esa forma? Estaba muy enojado al grado de no importarle sus heridas. Realmente no entendía a ese idiota y definitivamente tenía que darme muchas explicaciones cuando despertará. Sin poder resistirlo más, me recosté en el suelo varios metros lejos de él recargando mi espalda en la pared para así dormir un poco puesto que no podía contener más el sueño.
Mañana sería un largo día y no quería mostrarme cansada, mucho menos quería que cuando ese sádico despertará se burlará de mi por desvelarme cuidando de él.

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En Japón ya es 8 de Julio, así que ya es el cumpleaños de nuestro sádico favorito :3

¡Happy Birthday, Okita Sougo! :D

Nada mejor que tu Waifu se desvele cuidándote 7w7
Espero y en futuro se queden juntos :'v


True loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora