¡Holaaa! ¿Cómo han estado? uwu
Antes de iniciar con el capítulo, me gustaría pedirles una disculpa por haber desaparecido... Realmente estas semanas fueron muy pesadas debido a que estoy cursando mi ultimo año de preparatoria y todo a mi alrededor se vuelve más exigente.. Casi no tenía tiempo para nada, además de que este capítulo lo quería hacer especial, pero por más que intentamos --digo intentamos, por que no fui la única que escribió en este capítulo ya que recibí ayuda de mis preciados amigos-- fue muy difícil escribirlo... Por eso mismo, decidimos publicarlo de una manera inconclusa, por así decirlo --dejándolo a su imaginación, vaya--.
Espero sinceramente que sea de su agrado y aunque no sea muy justificada mi falta de palabra, disfruten el capítulo :)
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Caminamos en silencio lado a lado, él sostenía mi mano al dirigirme hacia el lugar donde nos refugiaríamos a pasar la noche. No me sentía indignada porque me había propuesto dormir con él, ya que anteriormente lo habíamos hecho, pero aun así no podía evitar ponerme un poco nerviosa y estar sonrojada.
Sin previo aviso, el sádico se detuvo al frente de una repostería, y lo observé desconcertada.
-Iré a comprar algo de cenar.- Dijo mientras me soltaba y entraba a la tienda.
Minutos más tarde, regresó con una caja de donas en la mano, mi emoción no pudo evitarse al imaginar lo ricas que debían de estar.Llegamos a un hotel enorme donde el sádico pidió una habitación para un día entero, observé maravillada y con detenimiento lo lujoso que era gracias por los adornos que poseían. Nos dirigimos a la habitación correspondiente en completo silencio, no quería que se diera cuenta de mi nerviosismo.
Al entrar, encontramos una habitación enorme en la que predominaban los colores brillantes. Poseía una sala oscura que aparentaba ser cómoda, al fondo observé una pequeña cocina con una mesa en medio, mientras que al lado derecho se encontraban dos puertas de las que pude deducir que se encontraba el baño y la habitación.
Me dispuse a sentarme en el sillón al mismo tiempo que agarraba el teléfono que descansaba a su lado.
-¿Qué haces?- Sougo se sentó a un lado mío, desconcertado.
-¿No es obvio?- Lo observé seria.- Avisar que no llegaré a dormir-aru.
Al comprenderlo, se levantó del asiento para dirigirse a la cocina, supuse que dejaría que hablara tranquilamente.Al terminar mi llamada en la que me cuestionaron un millón de cosas –de las cuales tuve que mentir diciendo que me quedaría con Soyo-chan—, me dirigí donde se encontraba el sádico.
Se encontraba sentado en una de las sillas de la mesa con el paquete de las donas en la mesa.
Me senté al frente suyo y lo miré fijamente.
-¿Qué pasó?- Me cuestionó.
-Nada-aru.- Respondí recargando mis codos en la mesa.- Ya les avisé.
Tenía mi vista fija en las donas... ¡Se veían tan deliciosas! La mayoría eran de chocolate y las restantes de fresa, imaginé el sabor que debían de tener en mi boca.
-La baba te está escurriendo, idiota.- El sádico me sacó de mis pensamientos.
Limpié la boca con una de mis manos para después observarlo, tenía una enorme sonrisa en la cara.
-Adelante.- Apuntó las donas.- Puedes agarrar una.
-¿En serio?- Me entusiasmé.- ¡Gracias-aru! ¡Tengo mucha hambre!
Agarré la primera dona y la contemplé.
-No hay problema.- Su sonrisa se agrandó... ¿Sádicamente?- Pensaba en llevarlas al Shinsengumi, pero al final decidí traerlas conmigo, así que puedes comerlas con tranquilidad.
-¿Eh?- Lo miré asombrada.- ¿Tu les llevas de comer a ellos-aru?
-Sí.- Confirmó.
-Pensé que ustedes solo comían mayonesa y bananas.- Confesé.- Con eso de la extraña obsesión de Toshi y tu jefe el gorila-aru.
-Pues ya ves que no.- Se estiró, levantando los brazos.- No solo consumimos mayonesa y bananas.
-¡Las bananas saben bien-aru!
El sádico rápidamente levantó una ceja y sonrió con burla. Por mi parte, lo miré con desaprobación al entender el doble sentido que le había dado a mi inocente frase.
-Eres un pervertido-aru.
Y sin más, me dispuse a comer la dona que tenía en la mano, el sabor era un poco diferente al que recordaba, provocando que hiciera muecas... No, en realidad no era que el sabor era diferente, sino que lo habían modificado por uno picante.
Empecé a toser al sentir el picor en mi lengua y garganta. Busqué en la cocina algo que sirviera para calmar aquel sabor, pero no había nada.
-¿Buscas esto?- Preguntó el sádico, sonriente.
En su mano sostenía una botella helada de agua. Me acerqué a él tratando de arrebatársela, pero para mí mala suerte, él la tenía levantada a lo alto aprovechándose de mi estatura más baja.
-¡Maldito-aru!- Me acerqué a este, dando pequeño saltos para alcanzar la botella.- ¡Lo tenías todo planeado!
-Yo no te obligué a comerte la dona, ¿O sí?- Mostró su lado sádico.
Por más que lo golpeaba, este se resistía para evitar darme la botella. Al parecer había estado entrenando. Pero el sabor picante de mi boca cada vez lo sentía más insoportable.
-¿Quieres que te dé la botella?- Me preguntó.
-¡Sí-aru!
-Te la daré con una condición.- Propuso.
-¿Cuál-aru?- No estaba de humor para sus juegos.
Con su mano libre, sujetó mi cintura atrayéndome más a él para después bajar su cabeza y besarme.
Inesperadamente, el besó se convirtió en uno profundo e intenso, del cual ninguno de los dos nos pudimos despegar. El ardor de mi lengua provocado por el picante sabor se convirtió de pronto en una suave sensación de alivio, en el momento que nuestras lenguas chocan en un húmedo y único beso que no quería que terminara.
El ambiente se sentía demasiado relajado y la adrenalina fluía a la vez. No sé en qué momento bajo la mano que tenía en mi cintura sin despegarla de mi cuerpo. El enojo que esa acción me provocó fue reemplazado rápidamente por un extraño escalofrió que recorrió mi cuerpo, no quería que ese momento finalizara, que ese beso parara... que el movimiento de sus manos se detuviera. Todo era tan perfecto, si cualquier otro me hiciera esto, estoy segura de que lo golpearía, pero él no. Simplemente no quería que se detuviera.
Tenía la piel erizada y mi corazón latía muy fuerte. A cada exhalación mía era un paso de él hacia atrás. Los nervios me comían, pero sabía que estaba en buenas manos.
Él... solo él y yo, no sé en qué momento sucedió, pero ahora estábamos adentrados en la habitación, sentados en el futón: él cruzado de piernas y la espalda recta, mientras que yo me encontraba sentada arriba de él frente a frente. Nos despegamos a una distancia muy corta sin abrir los ojos, nuestras narices se podían entrelazar con facilidad.
Me abrazó por la espalda, pasando sus brazos por debajo de los míos y mientras tocaba mi espalda alta, me besó nuevamente. No tengo idea en que momento llegamos a esta situación, quería detenerme, pero no podía, estaba siendo controlada por ese intenso sentir que el sádico me provocaba. Cuando me di cuenta mis manos sostenían su camiseta y la deslizaban fuera de él. Sucedió lo mismo, no quería que él se detuviera, lo dejé desabrochar los botones de mi cheongsam y a medida que iba avanzando por mis brazos iba besando mi cuello con lentitud.
Cuando el cheongsam no pertenecía más a mi cuerpo, me caí sobre él en un apasionado beso. La adrenalina y el deseo que en ese momento sentía eran más fuertes que nunca, tanto que no sentí el golpe de esa caída sobre el sádico del cual estaba siendo voluntariamente presa. Esa ahora era yo, me estaba entregándome completamente a Sougo. Mi permiso a él fue tan alto que le dejé desabrochar mi sostén con esa mano que comenzó esta situación, a pesar de todo podía sentir la calidez que me transmitía, solo éramos él y yo... nadie más. El sudor corría por nuestros casi desnudos cuerpos al momento de que sus fuertes brazos me abrazaban por la espalda y me atraían a él en una acción firme.
Esperaba que diera el siguiente paso.
Su delicada dulzura hacia mí me hacía estremecer; sus labios tocar la piel en mi cuello en tiernos besos que me hicieron suspirar y aferrarme a él por su espalda, pero este último hecho fue debido a ese incremento de calor al sentirlo introducir, en su boca, uno de mis sensibles senos que me hacían respingar con cada toque que él me brindaba con dedicación en estos. Gemir pronto fue mi acción, inundando la habitación con esos sonidos que yo inútilmente trataba de retener en mi garganta, mordiendo mi labio inferior. Lamía y succionaba, una que otra vez mordía...besaba, con una de sus manos le dedicaba atención a mi otro seno; masajeándolo, manteniéndolo cálido.
Su boca fue descendiendo, su lengua se deslizaba de manera tortuosa por mi tersa piel y su mano continuaba con lo suyo. Mis dedos se entrelazaron en la sedosa cabellera de Sougo, tan veloz como pude, pues sus rápidas manos ya estaban por quitar la última prenda que dejaría al descubierto por completo, la desnudez de mi cuerpo.
-¿¡Qué crees que estás haciendo-aru!?- Pregunté, alarmada. Para ser sincera algo avergonzada.
-¿Tú que crees?- Pese a que reinaba la oscuridad en la habitación, podía sentir su penetrante mirada sobre mí.-China.- Me llamó, su voz sonó estremecedora provocándome un sobresalto.- No me lo niegues, por favor.- pidió.
Mi corazón latía desenfrenado, sin la posibilidad u oportunidad de que se detuviera. Su voz suplicante ante tal pedido... ¿Cómo se supone que debo reaccionar a eso? Mi labio inferior dolía y no me importaba el dolor, mis mejillas ardían tan intensamente al repetir en mi cabeza una y otra vez las palabras del sádico ¿¡Acaso cree que se lo permitiré!? Mi mano dejó sus cabellos y la dirigí para cubrir mis ojos, nunca había estado tan avergonzada en mi vida, pero eso era algo que no le permitiría saber a ese bastardo.
-S-sólo no mires-aru.
-Me pides algo imposible.- Y mis bragas fueron deslizándose sin oponer resistencia en su recorrido por mis piernas, aun cuando las apreté una con la otra.
Cuando estas ya se encontraron fuera, ahora si podía declarar que mi cuerpo se disponía todo para él y verlo de rodillas, observándome tan fijamente con sus penetrantes ojos color marrón, hicieron que todo ese calor invadir mi interior, incrementara un poco más. ¡Maldita sea! ¿¡Cómo se atreve a provocar todo eso en mí!?
-Sougo...- ahora fue mi turno de llamarlo a él.
Me removí un poco en mi lugar, mostrándome impaciente porque, sí ¡me sentía impaciente al ver que no hacía nada! Traté de reincorporarme, acción que fue pospuesta por el sádico al ver como agarraba mis rodillas para separar mis piernas flexionadas.
-¿N-no crees que ya has visto suficiente?- Enarqué una ceja ante la duda.
Sougo quien trataba con cierto esfuerzo de separar mis piernas, dirigió su vista hacia mi tan sonrojado y avergonzado rostro. En sus ojos vi ese brillo de no parar hasta lograr obtener lo que quiere.
-Me lo permitiste, China.- Claro que lo hice ¡pero como no querer retractarme cuando me mira con tanta dedicación y deseo en sus ojos! ¿¡Qué no tiene vergüenza!?-Kagura...- Me estremecí- ¿Acaso quieres que muera?- ¿Morir? ¿Quién podría morir por algo como esto? ¡Es imposible!- ¿O es que no quieres hacer esto conmigo?- sentenció.
-¿Qué?- Me apoyé con ambos codos para poder enfrentarle bien. -¿De qué hablas? Si no quisiera ¿crees que me expondría de esta manera frente a ti-aru?
-¿Entonces?- Esa pregunta me hizo guardar silencio y tragar con un poco de dificultad ¿En serio me estaba preguntando eso?
Giré mi rostro hacia otra dirección, no me atrevía a enfrentarlo en estos momentos y ahora más que nunca sentí mi rostro arder en un sonrojo color tomate.
-¿N-no es obvio?- pregunté como pude, aún sin voltear a verle.- ¿Qué clase de imbécil no se daría cuenta de que su novia está lo suficientemente avergonzada al ser su primera vez?- Hubo un silencio por varios minutos, la incomodidad me hizo volver mi rostro hacia el sádico y ¡Oh Dios, siento que me derrito por esa mortal sonrisa!
No es una de sus típicas sonrisas sádicas o cargadas de burla, no. Es una de esas que están cargadas de ternura, de amor, de un dulce cariño embriagador y totalmente fiel hacia esa persona. No pude evitar abrir mis ojos con sorpresa y que ese leve temor y vergüenza se esfumaran por completo.Entonces, cedí, me fue imposible no hacerlo y una tonta sonrisa se asomó en mis labios en ese instante.
Acepté declararme pertenecer a él al entregarle mi cuerpo y alma, confiando y sintiéndome segura de que él era el indicado.
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Me encontraba de espaldas al sádico, quien me abrazaba con fuerza, sentía su respiración en mi oído provocándome cosquillas y su desnudo abdomen en mi espalda.
Me giré para observarlo, tenía su antifaz en sus cabellos despeinados y mostraba un rostro calmado. Mi mirada se encontraba completamente en sus labios, los cuales acaricié con mis dedos, se sentían suaves y carnosos. Poco a poco mis manos bajaron hasta su abdomen, a pesar de tener una cara infantil, no podía dejar de admirar su buen formado cuerpo, aunque se encontrara con cicatrices. Me pregunté cuántas batallas habrá tenido librar para tener tantas.
-¿No te basto con lo de anoche?- El sádico me observaba con burla llamando mi atención.- ¿Quieres repetir?
-Eres un idiota-aru.- Me giré tratando de ignorarlo.
Sin previo aviso, me colocó debajo de él sujetando mis dos manos, dejando mi espalda en el futón. Me sentía apenada al encontrarnos aún desnudos, mientras que por su parte él se mostraba sonriente. Segundos más tarde, me soltó recostándose encima de mí, su rostro se encontraba a un lado mío pudiendo sentir se respiración en mi cuello.
-Eres perfecta.- Me susurró.
-Lo sé-aru.- Contesté con vanidad.- ¡Ahora ya no podrás resistirte a los encantos de la gran Kagura!
-Definitivamente me casaré contigo.- Se levantó chocando mi frente con la suya.- China.
El sádico era un idiota, claro estaba que tenía que casarse conmigo después de lo que pasó, sino Gin-chan, Papi, Kamui y Patsuan lo buscarían para asesinarlo.
-Ya lo podrás librarte de mí, estúpido sádico-aru.
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¡ 1 !
¡Mañana ahora sin falta subiré el último capítulo de está historia!
Ahora si, sin falta xD
¡Gracias por tener paciencia!
Los amo ❤
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True love
FanfictionCuando dos idiotas se cruzan, es desastre seguro. Pero cuando estos se enamoran es imposible que algo pueda separarlos; Kagura es una chica agresiva que no deja intimidarse por nadie y Sougo un sádico por naturaleza, ¿Podrán consumar al fin su amor...