Capítulo 15: "Arrodíllate solo cuando sea algo que te importe."

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Las puertas del Shinsengumi estaban completamente cerradas, pero no me preocupe de eso ya que podía traspasarlas como si nada.
Caminé por un largo pasillo esperando encontrarme con ese idiota que, para mi desgracia, mi esfuerzo fue inútil. El lugar estaba completamente lleno de muchos hombres altos que me impedían visualizarlo por mi estatura.
Salí de aquel pasillo entrando a una habitación, me encontraba desesperada y no sabía dónde buscar. Nunca antes había entrado al Shinsengumi de esa forma, realmente era muy grande, no sabía dónde podría estar ese bastardo.
-¿Para qué me quería ver? Estoy muy ocupado en estos instantes.-Escuché la voz del sádico como si lo hubiera invocado.
Se escuchaba al otro lado de la habitación así que la atravesé rápidamente sin dudarlo. Pude ver que en la puerta de esta se encontraba un grupo enorme de policías corruptos del Shinsengumi escuchando la conversación del sádico a escondidas, eran unos buenos para nada.
En la habitación se encontraba Gin-chan junto al sádico frente a frente. ¿Qué estaba haciendo Gin-chan aquí? ¿No estaba consiguiendo dinero para mí estancia en el hospital?
-Souchiro-kun... No sé cómo decirte esto.- Mencionó Gin-chan, cabizbajo.
Espera... ¿Gin-chan había venido para pedirle dinero? No... no puede ser posible.
-Me llamó Sougo, jefe.- Respondió el sádico desinteresado.- Solo dígame así y ya. Vamos repita después de mí... S-o-u-g-o.- Le deletreo como si de un niño pequeño se tratara.
-No, no me has entendido Souchi-... Sougo-kun.- Definitivamente estuvo a punto de equivocarse.- Kagura se encuentra mal.
-Si habla de su retraso mental, ya lo sabía. Pero no se preocupe, ya me acostumbre a ello.
¡¿De qué carajos estaba hablando ese imbécil?!
Me lancé a él tratando de golpearlo en la cabeza, lo cual fue inútil y terminé traspasándolo.
-No, es algo más...
¡¿Ehh!? ¡¿Acaso Gin-chan también pensaba que era retrasada?!
-Kagura está gravemente en coma.- Dijo Gin-chan seriamente.- Y esta vez, no se trata de uno de sus juegos. Así que...- Se arrodillo al frente del sádico, dejándonos sorprendidos a todos los presentes.- Por favor, ¡Ayúdame!
Gin-chan permaneció en esa posición, esperando una respuesta del sádico.
~Gin-chan.- Me acerqué a él tratando de tocar su hombro, el cual traspasé.- No tienes que hacer esto Gin-chan, vamos... ¡Levántate-aru!
Mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas, me dolía ver sufrir así a las personas que quería y más a Gin-chan por perder su honor arrodillándose ante otra persona.
-Jefe...- El sádico rompió el silencio, se acercó a él extendiendo su mano.- Por favor levántese, a ella no le gustaría verlo de esta forma tan patética.
Todos observamos con asombro, aquel idiota en vez de burlarse de Gin-chan por arrodillarse frente a él, le extendió la mano para ayudarlo.
-Souchiro-kun...- Gin-chan lo miraba con ojos llorosos.
-Es Sougo, jefe.- Le respondió al mismo tiempo que lo ayudaba a levantarse.- Vamos.
Caminó varios pasos al frente de Gin-chan dirigiéndose la salida, al salir de la habitación Sougo se detuvo en seco provocando que lo contempláramos confundidos.
-Por cierto.- Observó sádicamente a los policías que se encontraban alrededor nuestro.- Todos los chismosos que escucharon la conversación deberán cometer Seppuku.
Sus palabras ocasionaron que estos corrieran despavoridos lejos de él. Definitivamente la policía era estúpida.

Me adelanté al hospital, puesto que era lo único bueno que me resultaba al ser como un fantasma.
La habitación ahora se encontraba llena de personas conocidas. En ella estaba mi hermana mayor Otae, Shinpachi, la vieja Otose, Tama, la gata ladrona, Tsukki, Toshi y el gorila acompañando a Soyo-chan... La cual estaba a mi lado llorando descontroladamente.
-Princesa...- Escuché a Shinpachi consolarla.- No se preocupe, ya verá que Kagura-chan se levantará, la veremos comer como siempre he insultará a todos con su extraña forma de ser... ¿Verdad, Kagura-chan?
Sentí como las lágrimas salían lentamente de mis ojos al igual que a todos en mí alrededor. El ambiente era muy deprimente. Supongo que todos ahora querían que esto fuera un solo juego de mal gusto, pero no era así. La persona al frente era yo... inconsciente, incapaz de hablar con ellos y decirles que no se preocuparán, que yo estaba bien.
Me acerqué a mi cuerpo y traté de tocar mis mejillas, resultando imposible. Era como las otras veces cuando trataba de acercarme a alguien.
Me sentía completamente desesperada, quería despertar de esta pesadilla...
Fue en eso que la puerta se abrió de un golpe, provocando que todos se asustarán por eso.
Gin-chan y el sádico entraron en la habitación ignorando la presencia de los demás, dirigiéndose a mí.
-¡Oigan, Bastardos!- Hablo la vieja Otose.- ¿Qué creen que hacen? ¡Kagura necesita estar en silencio!
- Cállate, anciana.- Dijeron los dos en una sola voz sin interrumpir su acción.
Al solo estar a unos pocos pasos de mí, Gin-chan se colocó a lado de Tsukki tomándola por sorpresa al agarrarla de la mano, cuando la rubia se dispuso a reclamarle por su osadía, se detuvo al ver en el estado en el que este se encontraba... mirándome fijamente con dolor.
El sádico en su lugar, se colocó a un lado de Shinpachi y Soyo-chan, los cuales se retiraron para que él pudiera estar solo a mi lado.
Él me miró fijamente, sosteniendo con delicadeza una de mis manos.
-China... ¿Qué crees que estás haciendo durmiendo de esta forma? Estas preocupando a todos, idiota. Tienes que levantarte, todavía no sabemos cuál de los dos es más fuerte. No puedes rendirte ahora, me reusó a ganarte así.
Lo observé sonriendo un poco. El sádico era un idiota animando a las personas.
-Mira...Yo.- Se rascó la parte trasera de su cabeza, pensando en que decir.- Yo... ya he perdido a alguien importante para mí... es algo realmente horrible, nunca había llorado de esa manera. Me sentía completamente solo, por más personas que había a mí alrededor apoyándome...- Observó a Mayora y al Gorila.- Yo... me sentía vació. No tenía ganas de nada, mis días se volvían cada vez más oscuros, pero...- Acercó mi mano a sus labios y prosiguió.- Tú siempre luciste tan sonriente... No podía dejar de pensar en tu sonrisa, por más mala que fuera tu situación, nunca dejabas de sonreír. Sentía envidia de ti... Yo quería sonreír de la misma forma que tú. Quería tener la misma alegría que transmitías... Aquella tarde en el parque cuando me encontraba en una terrible depresión, te vi rodeada por el frio viento, tú... tú me diste la fuerza para seguir, me hiciste reír de nuevo. Tu sonrisa me contagió en ese momento.
Observé nuestro alrededor tras el silencio que hizo el sádico, lo miraban con cierta ternura tras sus palabras, lo cual me hizo sonrojar un poco.
-Me di cuenta que tú eres de lo único valioso que me queda ahora.- Prosiguió.- Sin ti no sé qué me hubiera pasado. El poco tiempo que hemos pasado juntos ha sido lo mejor para mí... Convertiste mis días oscuros por unos llenos de color.- Besó mi mano en forma de agradecimiento.- A pesar de tu mal humor y tu horrible forma de ser, yo quiero seguir viviendo mis días junto a ti... Así que por favor.- Acercó su frente a la mía cerrando los ojos lentamente.- Despierta...
Las personas alrededor lloraron tras terminar el discurso de sádico al igual que yo, lo miré contemplando la escena. Él seguía con su frente pegada a la mía, se veía como un niño pequeño, lo cual me conmovió demasiado.
Al instante observé como mi mano iba desapareciendo, supuse que era el momento de regresar finalmente a mi cuerpo.
-¿Te gustó la experiencia que te he regalado?- Escuché a la mujer causante de esto, hablarme.
Se encontraba al frente de mí, esta vez dedicándome una sonrisa alegre. Al parecer se encontraba de la misma forma que yo, ya que nadie más noto su presencia.
~No, fue una mierda-aru.- Respondí de la misma manera mientras desaparecía.

Sentía como la cabeza me daba vueltas y un dolor horrible en el cuerpo. Abrí mis ojos lentamente tratando de acostumbrarme a la luz de la habitación para observar como todos lloraban alrededor mío. El sádico seguía con los ojos cerrados, con una expresión de dolor en su rostro... Era un idiota.
-Cualquier persona que no me nos conociera pensaría que le están llorando a un muerto-aru.- Dije provocando que se dieran cuenta de mi regreso.- Les está escurriendo el moco a todos.
-¡Kagura!- Gritaron al mismo tiempo en que se acercaron para abrazarme.
-¡Auch! Todavía sigo herida-aru.
Me agradaba estar de vuelta.

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