-¡Kagura-chan, Kagura-chan!- Shinpachi me llamaba con insistencia.
-Silencio, Patsuan-aru.- Susurré, medio dormida.
-¡Kagura-chan, levántate! ¡Por favor!- Insistió otra vez.
-Ah...- Abrí mis ojos con pereza al mismo tiempo que me sentaba.
Seguía en el sofá con la sabana, Patsuan ahora se encontraba arrodillado al frente de mí, tocando mi frente.
-Parece que la fiebre ha bajado...- Retiró su mano.- Esas son muy buenas noticias.
Lo observé mostrando gran pereza, en mi boca tenía todavía el cubre bocas y a un lado la fotografía de Gin-chan y yo.
-Iré a prepararte el baño.- Shinpachi me dejó a solas en la sala.
Me dirigí a mi armario y al abrirlo observé detenidamente los adornos que le había colocado, seguían pareciéndome súper tiernos, casi todos eran regalos de parte del Yorozuya y de mi hermana mayor Otae, eran recuerdos muy valiosos para mí. Con un poco de cinta coloqué en una de las paredes la foto de Gin-chan y yo, para ser precisa aún lado de la foto del Yorozuya. Realmente el sádico era un idiota por pensar que Gin-chan y yo teníamos una relación amorosa.
Observé al otro extremo del armario, para encontrar con una vieja fotografía que conservaba de mi familia... Siempre eh pensado que mi Mami era la viva imagen de hermosura e inteligencia. En ese tiempo, mi Papi tenía cabello, siempre que lo observo en la foto me causa risa ya que ahora es calvo aunque él no lo acepte y use un peluquín ridículo. Pero el integrante que más sobresalía era mi estúpido hermano mayor, aquel Yato que se dejó influenciar por la sangre que corría en nuestras venas... Yo tengo planeado no ser así, haré todo lo posible por tener una vida pacifica aquí, en la tierra. Debajo de esa vieja foto se encontraban todas las carta que mi Papi me había escrito, esperaba pacientemente que me enviará otra... es muy valioso para mí que él dedique tiempo de su valiente lucha por el universo en escribirme, sonreí al pensar en eso.
-¡Kagura-chan!-Gritó Patsuan, sacándome de mis pensamientos.- ¡El baño ya está listo!
-¡Voy-aru!- Respondí de la misma forma, cerrando el armario.
Caminé hasta el baño para encontrarme al cuatro-ojos en la entrada, al estar cerca, me dio indicaciones sobre donde había dejado mis pertenencias para después dejarme sola en aquella habitación.
El baño era muy relajante, el agua estaba a una temperatura perfecta haciéndome imposible la idea de terminar. Pero al final, con falta de ganas tuve que salir al sentir como mis tripas gruñían por comida y mis manos se notaban como las de una anciana. Me cambié por mi pijama rosa y mantuve mi cabello suelto, ya que como estaba enferma no tenía que salir de la casa además de no tener la intención. La lluvia seguía estando presente, pero sabía perfectamente que no sería por mucho tiempo puesto que solo eran cuestión de días para que se terminara el día de independencia.
Regresé a la sala para encontrarme a Patsuan sirviendo la comida, sonreí al oler lo bien que resultaba.
-¡Ya tenía hambre-aru!- Me alegré sentándome a lado de este.
-Come.- Shinpachi me dio el plato que me correspondía.
Empezamos a comer con tranquilidad para saborearlo mejor, realmente estaba exquisito.
Noté que faltaba Gin-chan, lo cual era muy extraño, él no solía brincarse la comida, al igual que yo.
-¿Y Gin-chan-aru?- Le pregunté a Patsuan al terminar mi plato y extendiendolo para que me sirviera más.
-No lo sé.- Respondió, llevando acabo mi pedido.- Dijo que saldría y que no tardaría mucho.
-Qué raro...- Estaba desconcertada.- Ni modo, ¡Shinpachi quiero más-aru!
-Sí, si.- Me sonrió.- Es sorprendente que sigas con tu enorme apetito, Kagura-chan.
-Y tú que sigas sin novia-aru.- Lo miré con seriedad.
-No seas cruel...- Contestó con un aura deprimente.Pasaron las horas y Gin-chan no regresaba. ¿Qué se creía ese vago bueno para nada? La inocente y hermosa Kagura está enferma y él se iba como si nada, era un bastardo, definitivamente le contaría esto a mi Papi la próxima vez que regresara para que lo golpeara.
Shinpachi se la pasó atendiéndome en su lugar, me encontraba acostada en el mismo sofá viendo los programas de vídeos, me impresionaba la imaginación que usaban para hacerlos tan creativos.
-Al parecer Gin-san pretende no aparecer hasta el día de mañana.- Patsuan habló, observando la entrada principal. Él descansaba sentado al otro lado del sofá, con un vaso de té en sus manos.
-De seguro anda de putas-aru.- Hurgué mi nariz con desinterés.- Le diré a Tsukki la próxima vez para que lo golpeé.
-¡Kagura-chan! No deberías decir esas cosas.- Me regañó.
-Si, como digas-aru.- Lo ignoré, volviendo a dedicar mi atención a la televisión.
-Supongo que tendré que quedarme aquí hoy.- Suspiró, dándose por vencido de que Gin-chan entrara por la puerta.- No puedo dejarte enferma sola en casa.
Asentí con la cabeza sin despegar mi mirada del televisor, Patsuan hoy estaba muy platicador y eso lo volvía insoportable, pero sabía que no debía de quejarme ya que se había tomado la molestia de cuidarme.
Shinpachi sacó del cuarto de Gin-chan una cobija y almohada, se disponía a dormir en el sofá contrario al mío. Traté de conciliar el sueño, pero algo dentro de mí impidió que lo hiciera. Era cierto que Gin-chan era un irresponsable, borracho e infantil, pero... él siempre avisaba cuando llegaría tarde a la casa. Algo extraño estaba sucediendo, sentía la necesidad de salir en su busca aunque sabía de antemano que Patsuan me lo impediría. Esperé pacientemente a que este durmiera profundamente y a escondidas, me dirigía a salir con el paraguas que él usaba ya que Gin-chan se había llevado el mío.
Al salir, la lluvia caía lentamente del techo sobre el balcón, al bajar las escaleras, sentí como algo sujetaba mi pijama por la parte trasera: era Sadaharu, quien al parecer intentaba detenerme de hacer una locura.
-Shh...- Le indiqué que guardara silencio, llevándolo conmigo.
Me monté en su lomo al mismo tiempo que abría el paraguas. Las calles lucían oscuras y solitarias, supuse que era por el pésimo clima además de las altas horas de la noche. El negocio de la vieja Otose se encontraba cerrado, sentí un gran alivio ya que no quería que nadie se diera cuenta de la locura que estaba haciendo al salir de la casa aún enferma de gripe.
Caminamos varios kilómetros en busca del un posible borracho de Gin-chan sin éxito alguno, fue entonces cuando a lo lejos, dos figuras caminando en aquella lluvia se hicieron presentes. Le indiqué a Sadaharu que parara bajándome de él para dirigirme a esas personas, al encontrarme a solo unos metros pude comprobar de quienes se trataban: Gin-chan y Sougo.
El primero se encontraba tocando con una de sus manos su vientre ensangrentado y con la otra recargaba su cuerpo en el del sádico, quien lucía con varias heridas aunque un poco menores que Gin-chan en su cuerpo. Corrí lo más rápido que pude a ellos, preocupada.
-¡Gin-chan!- Me acerqué a él sin tocarlo por miedo a lastimarlo.- ¡¿Qué sucedió-aru?!
-¿Qué haces aquí, idiota...?- Habló muy apenas debido al dolor.- Se supone que estas enferma y debes guardar reposo.
-¡Cállate, idiota-aru!
Llamé a Sadaharu para que me ayudará a llevar a Gin-chan a la casa, lo coloqué con delicadeza en el lomo de este para no perjudicar aún más su estado. Después, dirigí mi mirada al sádico quien se encontraba quejándose un poco por el dolor de sus heridas, me dio la espalda y procedió por retirarse mostrando dificultad al hacerlo, me sentía mal por dejarlo en ese estado... puede ser que estemos en malos términos, pero no era una persona cruel para dejarlo solo por su cuenta. Lo detuve del brazo provocando que me dedicara una mirada desconcertada.
-No soy tan mala persona como para dejar a un herido por su propia cuenta-aru.- Le contesté, sacándolo de su duda.
-No necesito tu ayuda.- Se liberó de mí con brusquedad.
Realmente era un estúpido orgulloso, lo agarré de nuevo, esta vez subiéndolo a la fuerza al otro lado de lomo de Sadaharu.
-¡¿Estás loca?!- Se quejó por el dolor.
-Yo no pedí tu opinión-aru.- Le indiqué a Sadaharu que regresáramos al Yorozuya para atenderlos.
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True love
FanfictionCuando dos idiotas se cruzan, es desastre seguro. Pero cuando estos se enamoran es imposible que algo pueda separarlos; Kagura es una chica agresiva que no deja intimidarse por nadie y Sougo un sádico por naturaleza, ¿Podrán consumar al fin su amor...