Capítulo 5: "Los gorilas también tienen sentimientos."

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El canto de los pájaros fue lo primero que escuche en la mañana. Permanecí con los ojos cerrados mientras poco a poco me iba levantando por mi propia cuenta. Sentí como el suelo debajo de mí se sentí un poco diferente ya que se encontraba más cómodo de lo normal... más bien, demasiado cómodo para ser el piso.
Decidí entonces levantarme, pero mi acción fue interrumpida por algo, mi cuerpo estaba siendo retenido evitando que me separara de aquella pared... Espera, ahora que lo pienso detenidamente ¿Desde cuándo las paredes respiran? Tras cuestionarme eso, abrí mis ojos como platos mientras giraba mi cuerpo con brusquedad hacía aquella ''pared''.
Fue entonces que me di cuenta en la situación en la que me encontraba: aquel sádico de cabellos castaños claros se encontraba durmiendo tranquilamente a mí lado, recargando mi cabeza en uno de sus brazos mientras que con la otra sostenía mi cuerpo fuertemente atrayéndome hacía él.
Me quedé impactada unos segundos contemplando esa escena. No entendía como carajos había llegado a esta situación tan incrédula, solo tenía algo muy en claro: tenía que salir de ahí.
-¡Oye, bastardo! ¡¿Qué estás haciendo?!- Le grité mientras trataba de librarme de su brazo que se envolvía alrededor de mí.- ¡Despierta-aru!
Abrió los ojos poco a poco mientras me miraba fijamente al despertar, cuando contempló la situación en la que nos encontramos, libró su brazo izquierdo debajo de su cabeza, atrayéndome hacía él con sus dos brazos.
-Buenos días China, ¿Cómo amaneciste? ¿Muy bien? Yo también, gracias por preguntar.- Respondió sarcásticamente y prosiguió:- Te vi dormida incómodamente en aquel rincón del cuarto, así que pensé que sería una buena idea compartir el futón contigo.- Sonrió con descaro.- ¿Te agradó la idea?
Lo miré con desagrado y al ver que no pronuncié ninguna palabra continuó hablando.
-¿Acaso los alienígenas te robaron la lengua?- Acercó más su rostro hacía mí.- ¿O será acaso que realmente me vez como un hombre y piensas que te hice algo pervertido mientras dormías?
Sentí como mis mejillas tomaban un tono rojizo, él se burló tras ver eso. ¡Era un bastardo!
- ¿Tú? ¿Un hombre?- Reí burlona, haciéndolo irritar un poco.- Realmente eres estúpido-aru. Es más probable que Sadaharu sea confundido como hombre a un sádico con cara de niña.
Inmediatamente soltó sus brazos alrededor de mí librándome de él, supuse que había lastimado su ''honor, orgullo de hombre'' y no pude evitar mostrar una sonrisa de victoria. Pero mi rostro cambió rápidamente cuando sujetó mis muñecas haciendo que me encontrará esta vez debajo de él.
-¡¿Q-qué mierda haces-aru?!- Le grité pero no recibí respuesta de él.
Recargó su codo en el futón, colocando su mano en su mejilla. Y con la otra, sostuvo mi barbilla haciendo que lo mirará fijamente a los ojos, mostraba una mirada sádica. Movió su dedo pulgar hasta mis labios los cuales acarició lentamente.
-¿Quieres que te demuestre que soy un hombre?- Dijo con una sonrisa burlona.
Mi corazón latía a mil por hora mientras sentía arder mi cuerpo entero. Aquella situación me hacía sentir totalmente avergonzada al grado de no pensar en contestarle.
Él seguía sonriendo, como si aquella situación fuera divertida. Acercó su rostro lentamente al mío mientras observada mis labios, al tenerlo a solo unos escasos centímetros cerca de mí, cerré mis ojos con fuerza. Fue entonces que sentí un golpe en mi frente, a lo cual reaccioné, observando cómo se reía de mí.
-¡Idiota!- Mencionó mientras se levantaba dejándome sola en el futón.- ¿Realmente pensaste que te besaría? No me gustan los gorilas.
Me sentí realmente estúpida, ¿Por qué me deje humillar por él de esa forma? Me levanté realmente enojada y cuando me disponía a golpearlo, escuché como la puerta de la casa se abría.
-¡Kagura-chan! ¡Gin-san! Estoy en casa.- Era la voz de Patsuan.
Miré al sádico y él me devolvió la mirada.
-Largo.- Mencioné está vez evitando verlo a los ojos.- No quiero que nadie se entere que estuviste aquí-aru.
El sádico caminó hacía donde se encontraba su traje del Shinsengumi y se dirigió a la ventana sin mirarme de igual forma.
-No te preocupes.- Dijo a punto de salir.- Yo tampoco quiero que nadie más se entere de lo que sucedió aquí.
Y sin más, saltó retirándose del lugar dejándome completamente sola en aquella habitación. Duré unos segundos paralizada pensando lo que acababa de pasar hace poco.

<< ¿Realmente pensaste que te besaría? No me gustan los gorilas. >>

-Idiota-aru...
Mis palabras sonaron como un leve susurro. Esas palabras me habían dolido y no sabía el por qué. Solo tenía algo muy en claro: Odiaba profundamente a ese Sádico.


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