Capítulo 28: "No hables con desconocidos."

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Al parecer el evento era demasiado importante ya que había muchas personas a nuestro alrededor. Por lo que pude notar, este se llevaría a cabo en una de las casa aparte del castillo, puesto que al llegar un camino de bellas luces indicaban la entrada a ese salón. Caminamos lentamente por ellas, me encontraba agarrada del brazo de Hashi, mientras que Gin-chan y Patsuan se encontraban atrás de nosotros.
-VirgenCuatroOjos.- El idiota de cabellos plateados, mirada con determinación a su alrededor.- Aquí todo en orden, AlmaPlateada, cambio.
-¡¿Por qué escoges mi nombre confidencial?!- Patsuan se alteró.
-Es el nombre que más te queda, VirgenCuatroOjos.- Hurgó su nariz con desinterés.- AlmaPlateada, cambio.
-Gin-san estas a un lado mío, por favor habla bien y deja de decirme así.
-¡Shinpachi! ¿Por qué siempre actúas tan amargado?- Lo miró esta vez decepcionado.- ¡Somos guardaespaldas! Tenemos que actuar como ellos- Esta vez miró su traje.- ¡Hasta tenemos trajes que lo confirman! Por eso siempre sales bajo en las encuestas de popularidad, AlmaPlateadaAmanteDeLaLecheDeFresa, cambio.
-¡No metas las encuestas en esto!- Patsuan se alteró nuevamente.- ¡¿Y por qué demonios cambiaste tu nombre confidencial?!
Una vena resaltó en mi frente al ver como llamábamos la atención de las personas a nuestro alrededor, y no era por lo hermosa que era, si no por los idiotas de los guardaespaldas.
-¡¿Quieren callarse, guardaespaldas de mierda?!- Les grité con enfado.- ¡Dejen de actuar como idiotas o si no los corremos AlmaPlateadaAmanteDeLaLecheDeFresa y VirgenCuatroOjos! ¡Gura-san, cambio-aru!
-¡¿Tu porque también usas nombre confidencial?!- Shinpachi me apuntó con su dedo índice- ¡¿Y por qué decidiste ponerle el apodo largo?!
La ignoré dándole la espalda, caminando con furia, ¿Por qué no eran capaces de comportarse como personas normales? Me cuestioné seriamente.
-Kagura-chan.- Hashi me observó.- Es muy hermoso el lugar, ¿No crees?
Supuse que intentaba calmarme un poco distrayéndome de aquellos pensamientos. Suspiré para después afirmar con la cabeza.
Al final del camino, subimos varios escalones hasta llegar a una enorme puerta, en ella varias personas se encontraban saludando a cada una de las que iban pasando... Algo verdaderamente problemático a mi parecer. Después de varios minutos de espera -aunque se me hicieron siglos-finalmente llegó nuestro turno de entrar. Gin-chan y Patsuan se libraron de aquel incómodo momento entrando a escondidas al evento, se aprovechaban de ir solo como guardaespaldas, eran unos idiotas. Por nuestra parte, saludamos a varias personas de las cuales no tenía de puta idea de quienes eran, pero traté de mostrarme gentil para no hacer quedar mal a Hashi.
-Hashi.- Un viejo gordo, lo saludó con la mano.- ¿Cuánto tiempo sin verte?
-Oh, señor Takeshi. Es un placer verlo.
Por lo que pude ver, aquel viejo era alguien importante en el evento, ya que vestía ropas muy elegantes y su postura era correcta. Su vista chocó con la mía provocándome escalofríos, tenía un mal presentimiento de aquel señor.
-¿No me vas a presentar a la señorita?
-Lo siento.- Hashi se inclinó un poco para después señalarme.- Ella es Kagura-chan, una gran amiga mía.
-Mucho gusto, Kagura-chan.- Levantó su mano hacia mí.
Sabía perfectamente que me había propuesto a mí misma de hacer lo posible para no dejar quedar mal a Hashi, pero no me confiaba en ese viejo. Gin-chan me decía que me alejara de hombres de los cuales desconfiara, por esa razón decidí seguir el consejo de aquel idiota de cabellos plateados.
-El gusto es mío-aru.- Me incliné ignorando su gesto.
Me observó fijamente enojado por unos segundos, haciéndome pensar si había tomado la decisión correcta.
-¡Que jovencita más divertida!- Sonrió.- Bueno, me adelantaré a la celebración. Espero verlos después, Hashi y Kagura-chan.
Acto siguiente se adentró en aquel salón, dejándonos solos otra vez.
-¿Estás bien, Kagura-chan?- Hashi me sostuvo del hombro preocupado.
-¡Sí-aru!- Sonreí, tratando de tranquilizarlo.
Decidí que me escondería de aquel viejo si me lo llegara a encontrar de nuevo, no quería que me volviera a ver con esos ojos tan codiciosos. Posiblemente lo vomitaría o golpearía, algo que he estado evitando hacer frente a tantas personas.
Al llegar al inicio del evento, noté la presencia de una hermosa chica de cabellos largos y oscuros, portadora de unos ojos cafés. Lucía un vestido rojo tradicional japonés con adornos anaranjados resaltando su perfecta tez blanca. Su expresión era seria y serena.
-¡Soyo-chan!- Llamé su atención caminando apresuradamente a su lado.
Al verme, su rostro se transformó en uno alegre mientras corría a darme un cálido abrazo con los que siempre me recibía.
-¡Princesa!- Un viejo de baja estatura trató de detenerla.
-¡Kagura-chan!- Ignorando al pobre Maizou, se lanzó a mí con un abrazo- ¡Tanto tiempo sin verte! Ya no me has ido a visitar.- Hizo un puchero como de una niña pequeña.- ¡Eres mala!
-Lo siento-aru...
Era cierto, había pasado mucho tiempo deprimida por todo lo que había pasado sin tomar en cuenta lo preocupada que debió estar ella sin saber de mi paradero.
-Te perdonaré si me visitas con más frecuencia.- Se separó de mi con una sonrisa.- ¡Pero también debes de llevar Sukonbu!
-¡Sí-aru!- Le sonreí de la misma forma.- Te lo prometo.
Pude notar como su mirada se desviaba un poco hacia Hashi, lo observó con desconfianza por unos segundos y después me susurró al oído.
-Oye, Kagura-chan... No está bien que llegues del brazo de un chico.
-¿Eh?- La miré desconcertado.- Hashi es sólo un amigo mío-aru.
-¡Lo sé!- Siguió hablándome en susurro.- Pero Okita-san está adentro y no creo que tome de buena manera ver que su novia llegue con otro.
Me impresioné con sus palabras. Era cierto, Soyo-chan sabía que había tenido una relación con el sádico, pero no había ido a visitarla para contarle sobre cómo me había rompido el corazón.
Bajé la mirada, apenada. Sabía perfectamente que no era el momento adecuado pero necesitaba decirle antes de que fuera capaz de llevarme a rastras al lado de aquel idiota con cara de niña.
-Soyo-chan.- Imaginar las palabras que dirían me provocaban un terrible dolor en el pecho, acompañado por un nudo en la garganta.- El sádico y yo... ya no somos nada-aru.
A pesar de seguir cabizbaja, pude notar la cara de impresión en su rostro.
-Yo, lo siento. No lo sabía...
-No te preocupes-aru.- Levanté mi rostro, tratando de dedicar una sonrisa para no preocuparla.- Es mi culpa por no haber ido a visitarte.
Su rostro seguía siendo el mismo. Supuse que tenía ganas de saber la razón de nuestra ruptura, así que lo solté sin más.
-Cuando él regreso ahora tenía a otra chica-aru, me dijo que había jugado conmigo.
-Kagura-chan.- Me abrazó esta vez con delicadeza.
Las ganas de soltar en llanto se hicieron presentes, pero me contuve lo más que pude. Ya no estaba dispuesta a sufrir por él.
-¡Okita-san es un monstro!- Esta vez se notaba molesta.- Definitivamente tienes que entrar al evento.
Agarró mi mano para dirigirme a lado de Hashi, cuando llegó sostuvo de la misma forma la mano de esté para entrelazar la mano de los dos. El sonrojo en mi rostro se hizo presente al estar de esa forma con él, mientras que este por su parte se mostraba sorprendido y apenado.
-¡Soyo-chan!
-¡Kagura-chan! ¡Hashi-san!- Nos agarró de los hombros, dedicándonos una mirada seria.- ¡Demuestren a todos la hermosa pareja que hacen juntos!
Sin más, se colocó atrás de nosotros, empujándonos dentro del lugar.
El salón estaba decorado por luces en el techo dándole un toque lujoso, sus paredes eran mayormente cubiertas por ventanas enormes mostrando una noche llena de estrellas. Se encontraban por todas partes mesas cubiertas por manteles blancos y utensilios para comer.
Seguía con mi mano entrelazada con la de Hashi, me sentía avergonzada por lo que acababa de hacer Soyo-chan, Shinpachi tenía razón al decir que la princesa tenía una mente perversa.
Con mi paraguas aún en la otra mano, traté de ocultar mi rostro de todos los presentes que se me quedaban viendo, sobre todo tratando de ocultarme de aquel sádico de cabellos castaños claro.
-Kagura-chan, vamos a buscar una mesa para sentarnos.
Asentí con la cabeza ante su idea.
Me guío entre la multitud todavía entrelazando nuestros dedos, era una situación vergonzosa, pero más vergonzoso para mí sería ver al sádico. Sabía de antemano que estaría aquí con esa chica, después de todo era su novia.
Después de caminar en busca de una mesa libre, nos detuvimos al frente de dos sillas vacía. Hashi se dispuso agarrar mi silla para que pudiera tomar asiento, para acto siguiente sentarse en la otra silla a lado.
Sentada con la sombrilla aún ocultando mi rostro, observé con detenimiento a las personas de frente, tenía que comprobar que él no se encontrara cerca para poder librarme de aquella escena tan problemática. Después de unos minutos de investigación y al no tener una sola pista de su localización, me dispuse a cerrar mi paraguas para colocarlo a un lado de mi silla.
Cuando lo coloqué al lado opuesto al de Hashi, noté una mirada en mí.
-No sabía que estaba permitido dejar entrar simios al evento, ¿Será acaso alguna clase de entretenimiento?
El sádico se encontraba sentado a un lado mío con una sonrisa burlona. Lucía un kimono blanco con adornos rojos a su alrededor. ¿Qué carajos hacia él a mi lado? Me mantuve en silencio recapacitando sobre la mala suerte que tenía... Si Gin-chan era un fracasado en el Pachinko, estaba muy en claro que yo era una fracasada en esconderme de idiotas.
-Sougo-kun.- Una chica de cabellos dorados que se encontraba a su lado, se hizo presente.- ¿Conoces a ésta chica?
Era ella, su novia estaba sentada agarrando el brazo de éste. Lucía un yukata verde limón sencillo, que hacia resaltar sus enormes ojos del mismo color.
-No.- Se dignó a decir esta vez, alejando su vista.
¿Ahora era una desconocida? Vaya, al parecer el sádico sufría de alzhéimer.
Sentía odio ahora hacía el chico a mi lado, ¿Qué tan cruel podría ser él? En definitiva, no tenía límites en sentir mínima compasión por alguien, lo cual por una parte agradecida. No quería nada más de él, lo único que quería era golpearlo fuertemente en el rostro hasta que sangrara.
-Mei-san.- Hashi le habló a la chica que ahora tenía nombre.
-Hashi-kun...
Los dos se quedaron viendo fijamente por varios segundos, se me hizo algo incómodo por estar en medio de ellos. No sabía que Hashi la conociera, al parecer el mundo era pequeño.
-¿Cómo estás?- Trató Hashi de tener una conversación con ella.
-Bien.- Contestó cortante para después dirigir su mirada al frente.
Era una desvergonzada maleducada, Hashi le había hablado amablemente y está lo ignoró por completo. Era igual que el sádico a mi lado.
La miré por varios segundos para después quitar mi vista de ella. Esa pareja de idiotas no iban arruinar mi maravilloso día, así que preferí ignorar sus presencias.
-Hashi.- Me dirigí a él.- ¿Cuándo crees que empiece la hora de la cena-aru?
-Supongo que ya no ha de tardar.- Me sonrió.
-¡Genial! Tengo mucha hambre-aru.- Señalé mi panza.
-Lástima que solo es comida para humanos.- El sádico interrumpió nuestra plática.- No creo que le sirvan a un gorila.
-¡Sougo-kun!- Lo regaño la rubia oxigenada.
¿Qué carajos quería ese imbécil? No estaba dispuesta a caer en su truco. No, no, no, no... Tenía que controlarme e ignorarlo por completo.
Bostecé fingiendo sueño, dando a entender que sus insultos eran más escoria que él.
-¿Dónde estarán Gin-chan y Shinpachi?- Le comenté a Hashi, buscando a esos idiotas con la mirada.- Que guardaespaldas más irresponsables-aru.
-Supongo que deben estar en los alrededores.
-Posiblemente el jefe debe estar de putas y el virgen tomando en serio su trabajo.- Interrumpió nuevamente el sádico.
¿Es que acaso no tenía nada más que hacer? Una vena resaltó en mi sien tratando de controlar mis ganas de gritarle y golpearlo.
-Sougo-kun.- Su novia habló esta vez.- Es hora.
Ésta se levantó de su asiento esperando que el sádico hiciera lo mismo. Duró varios segundos sin siquiera moverse, mantuve mi vista fija en las personas al frente mío. ignorándolo por completo. Podía sentir de reojo su vista fija en mí.
-Sí.- Respondió sin más, levantándose de su lugar.
Suspiré con nerviosismo al sentir que ya no estaba a mi lado. No pude evitar sentirme mal al imaginar que él se iría con ella lejos de mí, soy tan estúpidamente patética.
Me mantuve en silencio tratando de controlar esos sentimientos, hasta que una voz me interrumpió por completo.
-¡Atención a todos!- El viejo que nos había saludado en la entrada a Hashi y a mí de nombre Takeshi se colocó en medio del salón.- Disculpen por interrumpir a cada uno de ustedes, pero mi hija tiene un gran anuncio que darles.
Dirigió su mirada atrás de él con una gran sonrisa. Aquella chica llamada Mei correspondió la sonrisa de igual manera a quien al parecer era su padre, el sádico la sostenía del brazo mientras caminaban al centro del salón.
-Buenas noches a todos ustedes.- Habló ella, sonriente.- El anuncio importante del que hablaba mi querido padre, es sobre mi compromiso con este maravilloso hombre.- Observó al sádico.- ¡Quedan todos cordialmente invitados al evento que se llevará a cabo en una semana!
Todos aplaudieron al mismo tiempo que gritaban emocionados, poco a poco todo aquel ruido se hizo lejano en mi cabeza. El sádico se iba a casar, no podía ser cierto ¿verdad? ¡Estamos hablando del sádico! ¡Él no me podía hacer esto!... Pronto caí en cuenta de que debí haberlo esperado, después de su inexplicable traición. Sentí mi pecho arder y sentir que mi corazón no sólo era golpeado por una filosa daga, si no también dejarlo en finos fragmentos que jamás volverían a unirse. Tomando valor me atreví a mirarlo fijamente con seriedad, él se mostraba decidido, como si eso fuera una excelente idea.
Quería salir corriendo de aquel lugar lejos de cada una de aquellas personas, me encontraba hundida en pensamientos negativos hasta que sentí como Hashi se levantaba de su asiento. Le dedique una mirada confundida, él solo me contestó con una sonrisa.
-Iré a tomar un paseo, Kagura-chan.
-Te acompaño-aru.- Me levanté de mi asiento, con intención de acompañarlo.
Traté de usar esa excusa para salir de aquel lugar, pero mi acción fue detenida por un brazo en mi hombro. Gin-chan y Patsuan ahora estaban atrás de mí.
-Déjalo.- Dijo el primero.- Hashi quiere estar a solas.
Miré a esté y pude ver como se notaba agradecido por las palabras de Gin-chan y sin más salió de escena, dirigiéndose a una puerta al fondo del salón que parecía dar paso a un enorme pasillo.
Bajé mi rostro tratando de ocultarlo de los chicos que se encontraban conmigo, no quería seguir mostrando una expresión triste.
-Kagura-chan.- Habló Patsuan.- Creo que ya están sirviendo la comida... ¿Quieres que te traiga un poco?
Sonreí al comprender su intención por evitar el tema.
-¡Sí-aru!
Shinpachi caminó en busca de comida, por mi parte, me senté nuevamente en la silla esperando por un delicioso plato. Gin-chan tomó el asiento de Hashi colocando su codo en la mesa al mismo tiempo que recargaba su cabeza en ella, se notaba un poco pasado de copas y tenía su vista al frente, supuse que observaba a aquella feliz pareja, pero traté de evitar averiguarlo.
-¿Dónde estuvieron-aru?- Traté de romper el silencio.
-¿Realmente quieres saberlo?
-No-aru.- Dije con sinceridad.
Gin-chan suspiró al mismo tiempo que sonreía por mi respuesta.
-¿Tienes hambre?- Ahora él trato de romper el silencio.
-Mucha-aru.
-Supongo.- Esta vez colocó sus dos brazos detrás de su cabeza colocándose en una posición cómoda.- No hemos comido nada desde el almuerzo.
-Sí-aru. Tengo mucha hambre.- Toqué mi panza, la cual ahora estaba gruñendo.
Él seguía con su vista fija al frente, sin despejar su mirada.
-¿Cómo te sientes?- Preguntó sin rodeo.
-Con mucha hambre-aru.
-No me refiero a eso, te preguntó cómo te sientes emocionalmente.
Me mantuve en silencio por unos segundos, tenía que responder algo rápidamente para evitar preocuparlo.
-Bien-aru.
-¿Segura?
-Sí.
Decidió evitar tratando de interrogarme después de eso. Nos mantuvimos en silencio hasta que Patsuan llegó y colocó un enorme plato de comida al frente mío.
-¡Wow!- Solté sorprendida para después empezar a comer.
-Disfrútalo, Kagura-chan.- Me sonrió.
Hice caso a sus palabras y saboree cada uno de los manjares, realmente había estado muerta de hambre.
Patsuan al igual que Gin-chan dirigió su vista al frente.
-¿Eh?- Sonó desconcertado.- ¿Dónde está la prometida de Okita-san?
Al reaccionar por sus palabras tapo su boca con brusquedad, arrepentido.
Limpié con delicadeza los restos de comida alrededor de mi boca para después mirar al frente. El sádico se encontraba ahora solo saludando a las personas que lo felicitaban, su prometida no estaba con él, sentí como este dirigiría su mirada a la mía e inmediatamente la aparté de él para terminar mi comida. Tras acabar por completo, me levanté de mi asiento tomando por sorpresa a Gin-chan y Patsuan.
-Hashi ya se tardó-aru.- Aclaré la acción que tomaría.- Iré a buscarlo.
Agarré el paraguas de mi asiento y me dirigí al pasillo por el cual él había salido.

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¡Queridos lectores!

Oficialmente empezamos con la cuenta regresiva de este fanfic uwu

Nunca terminaré de agradecerles que se tomen el tiempo de leerlo :'3
Espero y la historia les siga interesando y juntos lleguemos al final :D

¡10!

Atte: Una chica sentimentalista.

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