Cap26: ''Recuerda a todas las personas que has conocido en tu vida...

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Puede ser que uno sea millonario y comparta su fortuna."

Ya habían pasado varios días desde que había llorado y dejado mocos en el kimono de Gin-chan. Nos habíamos mantenido encerrados atendiendo a Gin-chan durante ese tiempo, el único que salía era Shinpachi para ir a la casa con su hermana y hacer las compras.
Patsuan se encontraba cocinando el almuerzo de los tres, mientras que yo estaba sentada en la habitación leyéndole la Jump al bastardo de Gin-chan que se encontraba acostado hurgándose la nariz.
-Ese sombrero... ¿En verdad es tan importante para ti?- Leí el primer cuadro de la página del manga con desinterés.- Si, pero ya no importa. Todavía puedo usarlo. Además, me siento satisfecho ahora que me deshice de Buggy-aru. Ganamos.
-¡No! ¡Kagura-chan!- Me interrumpió.- ¡¿En serio crees que de esa forma Ruffy se convertirá en el Rey de los piratas!? ¡Más bien será el Rey de los aburridos!- Lucía alterado.- ¡Tienes que entrar en el personaje!
-No me interesa-aru.- Hurgué mi nariz con desinterés.- Ya has leído muchas veces este capítulo.
-¡Da igual! ¡One Pack es genial!
-Si, como digas.- Me levanté para salir de la habitación.
-¡¿A dónde vas?!- Me detuvo.
-A ver si ya está la comida-aru.
-¡Espera, Kagura! ¡Por favor sigue leyéndome el Manga!
Suspiré pesadamente regresando a mi lugar, pensé en aprovechar este momento para preguntarle lo que me iba a decir antes de que el sádico lo interrumpiera ya que se veía desesperado por leer una vez más el capítulo. Tenía que aprovechar esta oportunidad.
-Gin-chan.- Llamé su atención.- ¿Qué es lo que me ibas a decir de Sougo la última vez-aru? Cuando él te interrumpió
Su rostro cambio por uno serio, pude notar como empezaba a sudar un poco... ¿Acaso era algo grave? La intriga me dominó por completo.
Permaneció un largo tiempo en silencio hasta que finalmente habló.
-Yo... no soy la persona indicada para decírtelo.
-Quiero saberlo-aru.- Me mantuve esperanzada en escuchar una respuesta.
-Lo siento, no soy la persona que debe decírtelo.
-¿Entonces quien lo es-aru?
-Okita Sougo.
Lo miré con decepción, si se trataba de él sabía perfectamente que no me diría nada. Suspiré al pensar en eso.
-¡Kagura-chan! ¡Gin-chan!- Interrumpió Patsuan.- ¡El almuerzo ya está listo!
Me levanté en silencio al mismo tiempo que Gin-chan, dirigiéndonos a comer.
Al llegar, Patsuan tenía la mesa completa de varios alimentos, tomándonos por sorpresa. ¿Acaso se había vuelto loco? Aunque para mí no estaba mal.
-¿Y todo esto?- Preguntó Gin-chan desconcertado.
-Acaba de llamar un señor ofreciéndonos un trabajo.- Se notaba muy feliz.- Pensé que sería una buena idea ir bien almorzados.
-¡Por mí no hay problema-aru!- Comencé a comer todo lo que me fuera posible.
-¡¿Eh?!- Gin-chan se asombró al ver la velocidad en que tragaba.- ¡Déjanos algo, idiota!

Terminando de almorzar, nos dirigimos a la dirección que nos habían marcado para hacer el trabajo. Me encontraba montando el lomo de Sadaharu mientras que Gin-chan y Shinpachi conducían en la motocicleta.
El clima era fresco y agradable, al parecer el día de independencia finalmente había llegado a su fin y el verano estaba a punto de comenzar. El calor poco a poco se hacia presente sin piedad alguna, haciendo que vistiera un vestido rojo arriba de las rodillas con bordado blanco.
Había muchas personas felices caminando, normalmente para mí no habría problema en eso, pero al ver que la mayoría eran parejas acarameladas, sentí asco al mismo tiempo que los ahuyentaba.
-¡Largo de aquí, bastardos!- Los hacía correr despavoridos al acercarles a Sadaharu corriendo.- ¡Estorban-aru! ¡¿Acaso no saben que ya existen hoteles pervertidos de mierda?!
-Kagura-chan... Tranquilízate.- Me interrumpió Patsuan.
-¡Silencio, virgen soltero!- Le dediqué una expresión de molestia.
Por su parte él solo se deprimió, dejando ver su aura negativa.
-¡Kagura-chan!- Gin-chan me miró con malicia.- Pero tú también eres una solterona virgen y hasta resentida.
-¡Ahh!- Grité enojada, bajándome del lomo de Sadaharu para detener la moto de aquellos bastardos.
-¡¿Qué dijiste, estúpido-aru?!- Le pregunté de manera amenazante.
-Na-Nada.- Respondieron.
-¿Ustedes son del Yorozuya?- Un señor nos interrumpió.
Vestía ropas formales y elegantes. Podía apostar por su aspecto que era mayor de los 50 años por sus arrugas y cabellera llena de canas.
-¡Cállate, viejo!- Gin-chan y yo hablamos en una sola voz.
-¡Gin-san! ¡Kagura-chan!- Patsuan nos regañó.- No sean mal educados.- Se dirigió al señor y se inclinó a él pidiendo disculpas.- Lo siento, señor.
Por nuestra parte, el idiota de cabellos plateados y yo, seguíamos peleando agarrándonos a golpes a la mitad de la calle sin importar los destrozos que ocasionábamos.
-No, no hay de que perdonarlos.- Dijo el Señor.- Permítame presentarme, soy el señor Mamorou.
-¡Oh! Usted fue quien nos llamó.
Gin-chan y yo detuvimos nuestra pelea al escuchar las palabras de Patsuan.

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