Capítulo 30 parte 2: "A veces es necesario mentir para proteger."

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Narra Gintoki

Pasaron varios días de aquel suceso. Recuerdo que en ese mismo día, cuando había intentado confesarle todo a Kagura, el sádico me interrumpió recordándome que no era el indicado para decírselo.
Kagura me había preguntado con seriedad sobre el tema, quería que le confesara lo que estaba pasando, pero se lo negué diciéndole que Okita Sougo era el único con derecho de hacerlo, su expresión me dio a entender que tratándose de él nunca se lo diría... Acertó en eso.
El almuerzo de Shinpachi había sido especial debido a un trabajo importante que había aceptado.
Nos dirigimos al lugar de encuentro y en el trayecto nos encontramos con un viejo de nombre Mamorou quien nos guío. Al llegar, notamos lo lujosa que era la casa, definitivamente la recompensa sería jugosa.
La persona que nos había contratado era Hashi, un amigo de Kagura de aptitud física que asistía antiguamente en el parque, cuando nos dirigíamos a hacer nuestro trabajo de guardaespaldas, este sostuvo la mano de Kagura invitándola al evento como su pareja, a lo cual ella aceptó.
Terminando de alistarnos, esperamos Shinpachi, Hashi, Mamorou y yo pacientemente a que Kagura bajara... ¿Por qué las mujeres tardaban tanto arreglándose?
Minutos más tarde, una hermosa chica bajo las escaleras entusiasmada, no podía creer que mi pequeña niña ahora lucía como toda una mujer, así que decidí hacerme el idiota aparentando no creer que fuera ella, recibí varios golpes de esa chica ofendida... Definitivamente era mi pequeña hija.
Al llegar al evento, Shinpachi y yo entramos sin dificultad debido al ser guardaespaldas, supuse lo enojada que estaría Kagura al tener que saludar a toda esa gente de la entrada. Me burlé de ella mentalmente.
El salón era lujoso, al parecer solo las personas más importantes de Edo podían entrar debido a las elegantes prendas que usaban.
-Gin-san.- Patsuan quien estaba a un lado mío, habló.- Iré a buscar a Kagura-chan, ¿Vienes?
Negué con la cabeza y él se retiró sin decir nada más.
En ese instante, solo tenía algo en mente... Aprovecharme de las mujeres borrachas de la fiesta para sacarles dinero. Al ser personas con mucha fortuna, no habría problema con donarle unos pequeños billetes a un pobre como yo.
Visualicé a lo lejos quien sería mi primera presa, cuando en eso vi a una mujer de cabellos oscuros completamente alcoholizada cerca de la mesa del Buffet... ¡Bingo!
Me acerqué a ella cautelosamente y la saludé:
-Hola.- Hablé con voz seductora.- Me preguntaba si... le gustaría tomar un trago conmigo.
La mujer me miró apenada asintiendo con la cabeza, hoy era mi día de suerte.
-¿Jefe?- Me giré para ver al sádico a un lado mío, lucía un kimono blanco con adornos rojos.- ¿Qué hace usted aquí?
La chica a mi lado se asustó al ver al chico e inmediatamente salió corriendo lejos de nosotros.
-¡Espera!- Le grité, con la esperanza de que se detuviera.- ¡¿Y la bebida?!
Desafortunadamente, ella siguió su camino sin detenerse.
-¡Souchiro-kun!- Lo miré enojado.- ¡Haz arruinado mi bebida gratis!
-Es Sougo, jefe.- Respondió serio.- Todavía no contesta mi pregunta... ¿Qué hace aquí?
-Vine hacer un trabajo.- Hurgué mi nariz con desinterés.
-¿Y Kagura?- Preguntó sobresaltado.
-¡¿Ah?! Ella esta con Hashi.
-¿Hashi?
-Si.- Pegué mi moco en su hombro.- Un amigo de Kagura.
Lo noté molesto al saber de la existencia de un chico cerca de Kagura... Dando a entender sus celos, los celos de un chico sádico... ¡Que divertido!
-Jefe...- Serio, me llevó con él para alejarnos de aquella multitud.- Esto es malo... El jefe de la organización está aquí, si se encuentra a Kagura... Yo, no puedo cuidarla. Debe llevársela cuanto antes.
-¿Qué tú no puedes cuidarla? ¡Por favor, sé que puedes hacerlo!- Alboroté su cabello haciéndolo irritar.- Además, ¿Con que excusa la alejaría de aquí? Kagura no es tan idiota, ella es terca... si le digo de la nada que nos vamos, sospechará.
Pude ver en su rostro como me daba la razón.
-¿Entonces qué haremos?
-¿Qué haremos?- Reí ante su pregunta.- ¡Que harás tú! Tu misión no es mi problema.
-¡Kagura está en peligro!- Me gritó.
-Si Kagura llegará a estar en peligro, la protegeremos.- Respondí serio.- Ahora si me disculpas... Debo conseguir debida gratis.
Y sin más me alejé de él.

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