Capítulo 3.

2.4K 126 14
                                    

Capítulo 3 Mujer de poca fe

Rylee

"¡Que cante, que cante!" gritaban las chicas. Ya íbamos todas en pijama. Salí del baño con unas gafas de sol que me había prestado Sam, tocando la guitarra. Fingí ser famosa mientras todas aplaudían y me animaban, fingiendo que lo era. Comencé a moverme al ritmo de la canción, contoneándome por el cuarto.

She said the photos fade too fast, and the good things never last—canté, pasando los dedos por los trastes—, and the good guys don't wear white, and nothing turns out right.

—¡Quiero un hijo tuyo!—gritó Sam a pleno pulmón. Esperaba que ningún profesor hubiera oído eso. Me reí a carcajadas pero me obligué a seguir.

You try to tell her what you want, but she says that's not enough—negué con la cabeza.

—¡Díselo! —gritó Moe dando palmas.

She said she's giving up, on love and all that stuff! —grité y todas cantamos el resto del estribillo de All That Stuff de The Windbreakers. Era una de mis canciones favoritas, y se la había conseguido pegar a lo largo de los años.

Todas reímos cuando terminé, y dejé la guitarra junto a mi cama.

—Tía, lo vas a hacer genial. Cantas increíble, y mañana vas a dejar por los suelos a todos esos aspirantes sin talento—dijo Moe emocionada, con un deje agresivo.

—O tal vez algo menos competitivo—sugirió Rachel casualmente, y Sam y yo le dimos la razón. Moe se rindió, alzando las manos.

—Vamos Sam, ¡las he visto más rápidas! —grité, echándole un vistazo a la hora en mi móvil. No era quién para juzgar, pero ya llevaba un buen rato en el baño.

Salió literalmente dos segundos después, lo cual me pilló por sorpresa. Peinándose el flequillo con los dedos, me miró y dijo:

—Mujer de poca fe.

Sin perder más el tiempo, salimos de la habitación. Mientras que mi amiga prácticamente hacía piruetas por el pasillo, yo estaba que me subía por las paredes. Llegamos a la clase de Canto (Sam insistió en acompañarme ella a mí), para encontrarme justo con lo que me temía.

—Adolescentes—dije en voz alta—. ¡Sabía que habría adolescentes!

Pude ver a un grupo de chicos y chicas riendo dentro de la sala. Abrí los ojos como platos y negué con la cabeza, dándome la vuelta. Había iniciado el modo huida. Sam me detuvo por los hombros. Tenía la piel marrón claro y su pelo rizado era largo, oscuro y voluminoso.

—Rylee Seaview, no me obligues a arrastrarte. Ni que estuvieras delante de la mismísima cárcel. Ve, habla con ellos, canta, pásatelo bien. Vamos—insistió, haciendo un gesto hacia la sala con la cabeza. Tragué saliva, y finalmente asentí. Sonrió ampliamente como diciendo "buena chica" y se marchó, en rumbo hacia su clase de Danza. Suspiré, sacudí las manos y entré.

Todos los allí presentes me saludaron con una sonrisa, lo cual me aportó bastante tranquilidad. Me atreví a sentarme con ellos y al cabo de unos minutos me encontré interviniendo animadamente en la conversación que estaban teniendo. Ayudó bastante que el tema fuera Taylor Swift, era una buena forma de romper el hielo conmigo.

Una mujer de unos cuarenta años entró en la sala como un vendaval. Tenía el pelo rubio, hasta los hombros, y unos ojos muy azules. Desprendía una energía completamente caótica, como si no estuviera preparada y tampoco le importase.

—Hola, chicos. Para los que no me conocéis, mi nombre es Amy Marper. Voy a ser vuestra profesora de Canto durante este curso. Podéis llamarme Amy, y por podéis me refiero a que no responderé a otra cosa.

Me di cuenta de que no veía a Dylan por ninguna parte y eso me dio la esperanza de que tal vez, hubiera decidido no venir. Gracias a Dios.

—Había pensado en comenzar con algún juego para conocernos todos mejor, pero...

La voz de Amy se vio interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose lentamente, emitiendo un chirrido que resultó incluso cómico. Vislumbré a un Dylan Knight asomándose con un semblante entre atento y pusilánime. Eso me pasaba por hablar antes de tiempo.

—Lo siento—se disculpó, cerrando la puerta tras de sí.

—Llegas tarde...—Amy intentó descifrar su nombre.

—Knight, Dylan Knight—le dijo, asintiendo sólo una vez.

No podía ser la única que había pensado que él creía ser un aspirante a James Bond.

—Está bien "Knight", siéntate. Como iba diciendo, había pensado en empezar con algún "juego"—hizo comillas de nuevo, a lo que fruncí el ceño—para conocernos todos un poco, pero se me ha ocurrido una idea todavía mejor. Tenéis que poneros en círculo, y cuando sea vuestro turno decís vuestro nombre, la razón por la cual os gusta cantar y finalmente cantáis un fragmento de alguna canción, para así no solo conoceros a vosotros, sino también a vuestra voz.

Todos asintieron, complacidos. Yo sonreí sin una pizca de entusiasmo. Creía que era la única que estaba intranquila hasta que me fijé en Dylan, quién tenía la misma cara que yo. Bueno, él directamente no sonreía. Parecía que a los dos nos iría bien que nos tragara la tierra.

—Bien, empecemos—anunció Amy con emoción. Todos hicieron lo que había dicho, de uno en uno, y yo me dediqué a escuchar. No pude evitar asombrarme, tenían unas voces excepcionales. Siempre aplaudíamos al final de cada pequeña demostración.

Estaba tan embelesada con el talento de la gente que para cuando me di cuenta, ya era mi turno. Comencé a vacilar, sin ser capaz de soltar algo que tuviera el más mínimo sentido. La chica que tenía al lado se inclinó hacia mí, con discreción.

—Tranquila, todos tendremos que hacerlo—me aseguró. Tenía una sonrisa acogedora, y llevaba el pelo oscuro recogido en un moño, con varios mechones enmarcando su cara. Sus ojos eran de un marrón oscuro profundo. La conocía, era Audrey Liu-Butler. Compartíamos alguna clase pero nunca habíamos hablado.

Le sonreí con agradecimiento. Luego sonreí al resto, algo nerviosa.

—Me llamo Rylee Seaview. Estoy aquí porque... cantar es mi cosa favorita en el mundo. Sinceramente, no suelo cantar delante de la gente, pero quiero empezar a cambiar eso.

Acto seguido, me dispuse a cantar un trozo de Don't Watch Me Cry de Jorja Smith. Pude ver de reojo cómo Dylan me miraba, como si acabase de descubrir algo. Cuando terminé, Audrey me dio un suave golpe con el hombro. Yo sonreí, sintiéndome orgullosa. Todavía tenía los nervios a flor de piel.

Amy asintió con una expresión asombrada, levantando el pulgar, y yo le dediqué otra sonrisa.

—Vale Dylan, te toca—soltó Amy cuando finalmente fue su turno, con gran expectación. Miré a Dylan, que levantó los ojos hacia la profesora.

Él asintió levemente y carraspeó. Me pareció notar una pizca de nerviosismo en él, aunque supuse que era mi imaginación. Dylan Knight nunca se ponía nervioso por nada. Mientras esperaba, de brazos cruzados, me dije a mí misma que tenía que admitirlo: me moría de curiosidad por saber cómo sonaba. 

Better togetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora