Capítulo 5 — Una tarde de cine
Decidí hacer caso a mis instintos. En otras palabras, me pasé el resto de la semana actuando como si evitar a Dylan Knight fuera mi única misión en la Tierra. Cuando me intentaba hablar o algo parecido, yo le decía cosas como "vaya, qué tarde es", o salía corriendo. En el peor de los casos, hacía las dos anteriores a la vez. No me enorgullece recordarlo. En realidad, es más bien mortificante.
De momento parecía que todo iba bien; había conseguido alejarme de él cual ninja sigiloso, como si estuviera dentro de alguno de los cómics que Ethan leía. Hasta que recordé que en la siguiente hora, íbamos a coincidir en clase otra vez.
Me senté al fondo del aula pues ya era costumbre, y me tapé la cara con la mano, como si eso me fuese a servir de algo. Abrí mucho los ojos cuando vi a Dylan entrar por la puerta, pero me quedé muy tranquila a la par que desconcertada cuando no vino a saludarme ni a sentarse a mi lado. De hecho, se sentó varias filas más adelante, contando historietas a su público usual.
Al ver que la clase casi había terminado y él aún no había cometido ni un sólo intento de hablarme, me di cuenta de que lo había conseguido. Se habría hartado de ir detrás de mí, pues ya sabía que él no era conocido precisamente por ir mucho tiempo detrás de una chica. Sonreí extrañada. ¿Mi plan había funcionado?
Sonó el timbre y me sentí más agradecida que nunca. Recogí mis cosas con tranquilidad y salí de la clase. Caminé con cansancio por el pasillo (ahora que lo pensaba, me había pasado toda la semana corriendo), y me dirigí a la cafetería a por algo de merienda. No había casi nadie allí a esas horas, sólo algunas cocineras, por eso me gustaba ir.
Les di las gracias cuando me entregaron mi sándwich, y justo entonces, Dylan apareció por la puerta. Cómo no: justo cuando creía que me había librado de él, volvía como un boomerang.
Torcí el gesto cuando las cocineras le saludaron al unísono, como si fueran un grupo de adolescentes. Dylan les sonrió y mantuvo una conversación demasiado corta con ellas para lo mucho que rieron. Cuando volvieron a adentrarse en la cocina, se acercó a mí con las manos en los bolsillos.
—Oye, no quiero molestarte, pero ¿te he hecho algo?
Reí con nerviosismo, y lo único que fui capaz de formular fue un:
—¿Qué?
Ladeó la cabeza.
—No soy tonto, Cohen... Sé que llevas toda la semana huyendo de mí.
—No sé de qué hablas—respondí con una mueca, tratando de mirar a cualquier otro sitio del comedor, aunque no había nada que ver.
Frunció el ceño, confundido.
—No lo entiendo. ¿Por qué me odias tanto? ¿Te he hecho algo?
Eché la cabeza hacia atrás, suspirando. En ocasiones, podía ser incluso más dramática que Moe. Quise decir algo como "no puedes caerle bien a todo el mundo", lo cual era verdad, pero en ese momento supe que su preocupación no tenía nada que ver con su popularidad.
—No te acuerdas, ¿verdad?
Él se limitó a negar con la cabeza. Evité su mirada cuando empecé a hablar.
—Un día, en octavo, viniste a mi mesa y me preguntaste si quería ir contigo al cine. Si quería tener una... cita contigo. No sé ni por qué, pero accedí, supongo que porque en el fondo hubo una época en la que me gustaste. El caso es que llegó el día y, en pocas palabras, nunca apareciste. Me dejaste plantada—aclaré, asintiendo—. La gente se rio de mí durante semanas. No es que no me parezcas gracioso, Dylan. Es que desde entonces, me juré que no te volvería a seguir el rollo. Os tengo pánico al sexo opuesto desde entonces.
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Better together
Teen Fiction(PRIMERA PARTE DE LA TRILOGÍA "BETTER TOGETHER") Rylee Seaview tiene un claro propósito, y ese es convertirse en una gran cantante algún día. Dylan Knight, por lo contrario, se limita a ser el payaso de la clase. Es por eso que cuando decide probar...