Capítulo 17.

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Capítulo 17 Si la competición saludable me ha enseñado algo...

Rylee

Me froté la frente con los ojos cerrados.

—Por última vez: no, ¡no vamos a incorporar tus pasos de baile en el dueto! —le aseguré, intentando mantenerme seria.

Dylan y yo estábamos ensayando en mi habitación y las chicas también estaban por ahí, cada una a lo suyo. Aun así, me sentía bastante expuesta, ya que sabía que estaban pendientes de lo que hacíamos y, en realidad, no solía estar con Dylan en frente de mis amigas.

—¿Por qué no? —se quejó—Reconsidéralo. Mira, mira esto.

Dicho aquello, comenzó a contorsionar su cuerpo de una forma extraña, haciendo unos movimientos que tal vez se podrían haber considerado como pasos de baile. En los años ochenta. Mis amigas se partieron de la risa y yo no pude evitar hacerlo también, perdiendo mi semblante serio.

—Por favor, para—le pidió Sam, poniendo sus manos en frente de sí misma. Dylan la obedeció.

—A ver—intervino Rachel—, ¡cantad de una vez, queremos marcha!

—Suenas como una abuela menopáusica—respondió Moe. Dylan rio y se detuvo cuando Rachel le fulminó con la mirada. Moe devolvió sus ojos hasta nosotros, riendo—. Pero hacedle caso a Rachel.

Ella misma nos puso la canción y empezamos a cantar. Después de alternarnos durante la primera estrofa, él y yo nos unimos en el estribillo:

It's gonna take a lot to drag me away from you, there's nothing that a hundred men or more could ever do. I bless the rains down in Africa, gonna take some time to do the things we never had.

Nada más terminar esa última frase, Dylan miró su reloj y luego se dirigió hacia todas nosotras.

—Lo siento chicas, tengo que irme a hacer flexiones.

—O sea, que vas a ver a Will y los chicos entrenar mientras tú estás sentado—adivinó Moe. Dylan se limitó a asentir.

Se despidió de todas con la mano y sin ni pensarlo, envolvió mi cintura con un brazo y me dio un beso. Me lo quedé mirando con los ojos como platos, pero él ni se inmutó y cerró la puerta. Para cuando me di la vuelta, todas mis amigas estaban escandalizadas.

—¡Oh, dios mío! —exclamó Sam—Creo que no os había visto haciendo demostración pública de afecto hasta ahora.

Yo me rasqué la mejilla mientras ellas seguían parloteando.

—De hecho, no había querido mencionar nada—habló Moe, casi regodeándose en su capacidad de hacerme entrar en pánico—, pero ayer en Teatro escuché a una chica esparciendo unos rumores feísimos.

—¿Qué rumores? —me salió un gallo. Carraspeé—¿Qué rumores?

Se puso a andar por la habitación, contoneándose y gestualizando con dramatismo.

—Pues toda clase de falacias. Engaños, ¡calumnias!

—Estás diciendo la misma palabra muchas veces—la informó Rachel, pero Moe siguió a lo suyo.

—Se atrevió a insinuar que Dylan y tú no erais novios de verdad y que en realidad era todo una farsa, obviamente yo la cogí por banda—empezó a hacer movimientos de pelea, desconcertándome—, y le dije que cerrase el pico o de lo contrario le envenenaría la comida cuando menos se lo esperase. ¡Cómo se atreve! Difamando como una loca, ¡a mi propia amiga! Le dejé bien clarinete que Rylee Seaview no es ninguna mentirosa, y Dylan Knight tampoco, por muy rarito que sea...

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