Capítulo 11.

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Capítulo 11 Encontrarle

Moe y yo les contamos todo lo sucedido a Sam y Rachel, las cuales nos miraban con disgusto con cada detalle. Tras varios minutos hablando, Sam comenzó a asentir repetidamente, mirando hacia un punto fijo, y yo no pude seguir ignorando lo raro que me estaba pareciendo.

—Oye, ¿estás bien? —pregunté finalmente, sacándola de su trance y cortando a Moe, que estaba narrando dramáticamente lo que había ocurrido cuando ella estaba en la enfermería con Conan, es decir, nada.

—Sí. Genial. Perfectamente bien, y con un plan—contestó frotándose las palmas de las manos—. Tenemos que hablar con Cha...

Moe la interrumpió, poniendo una mano frente a sí.

—Gracias pero no, gracias. ¿Recuerdas lo que pasó con tu último plan? Me prohibieron la entrada a la cafetería durante todo un trimestre. ¡Tuve que hacer contrabando para poder comer!

—Yo creo que deberíamos hablar con Tompson—comentó Rachel cruzándose de brazos.

—¿Con Chase? ¿El amigo de Dylan? —cuestioné yo.

—Ese mismo.

—¡Pero si era lo que yo intentaba decir! —se quejó Sam.

—Vale Sam, di lo que quieras para salvar tu orgullo—se burló Rachel, provocando que Sam gruñera—. En fin, él probablemente sepa lo que sea que haya pasado entre Will y Conan. Tal vez te lo diga, ya que no creo que ni Will ni Dylan quieran explicarte eso, o al menos no por ahora. Y Andy pues, pues no—concluyó y en la última frase se encogió de hombros con una mueca.

—Tenemos que encontrar a Chase—decidí, y todas nos levantamos, Sam todavía mirándonos con rencor.

Una vez fuera, todas miramos a ambos lados del pasillo. Sólo veía adolescentes aleatorios y que en ese momento no me importaban. Sin embargo, Moe frenó a uno, casi agarrándolo del brazo.

—Eh, niño. ¿Tú sabes dónde podemos encontrar a Chase Tompson?

La miré con escepticismo.

—¿Por qué iba él a saber...?

—En realidad, sí—admitió—. Soy su hermano.

Alcé las cejas.

—¿En serio? ¿Cómo te llamas?

—Michael Tompson, aunque todo el mundo me llama Mike.

—Yo soy Rylee Seaview.

—Lo sé, conozco a tu hermano—contestó a lo que yo asentí, cayendo en la cuenta, por eso me resultaba tan familiar.

—Rylee, no es el momento de estrechar lazos con niños de doce años—intervino Moe inexpresivamente, a lo que Michael frunció el ceño.

—Tengo quince.

—Cariño, nos da igual. Y ahora dinos, ¿dónde está tu hermano?

—Por la hora que es, debe estar en su entreno de fútbol—respondió seguro.

Rachel le señaló mientras nos alejábamos, y le dijo:

—¡Gracias, tío!

Menudo chico más simpático, nunca pensé que iba a ser tan sencillo. Después de andar un par de minutos llegamos al campo de fútbol, aunque parecía que el entreno ya había terminado. Todos los jugadores se estaban dirigiendo hacia un mismo sitio, supuse que hacia los vestidores, pero no podía ver a Chase por ningún lado.

Después de que varios chicos sudorosos pasaran por nuestro lado, finalmente localizamos a Chase a unos cuantos metros, acercándose hacia nosotras. Al vernos ahí quietas, mirándole como cuatro niñas de la curva juntas, no tardó nada en dar media vuelta. Nos apresuramos y me interpuse en su camino.

—¡Eh, Chase! ¿Qué pasa? —le saludé incómodamente alargando la última palabra.

—Vaya—comentó Moe, causando que todos la miráramos—, sabía que esto iba a ser incómodo, pero no imaginaba que fuese a ser tan incómodo.

Chase sacudió la cabeza.

—¿Puede alguien explicarme qué está pasando?

—Necesitamos tu ayuda—respondí, apretando los labios—. Que nos expliques qué problema tienen Dylan y Will con Conan y viceversa.

Chase suspiró, echando la cabeza hacia atrás, y tras echarme una mirada rápida, nos miró a todas en general.

—Voy a cambiarme, esperadme fuera—contestó, y sin pensarlo dos veces le hicimos caso.

Pasados unos interminables diez minutos, por fin vimos a Chase salir del vestuario, secándose el pelo con una toalla.

—A ver—echó a andar y le seguimos—, ¿por qué necesitáis que os cuente yo nada de eso?

Buena pregunta. Ladeando la cabeza, sugerí:

—Porque soy su novia.

Él asintió con los labios fruncidos.

—Tiene sentido.

—Supongo que debes saber lo de la pelea—asumí, y él asintió—. Pues, yo estaba con Conan, y se estaba... despidiendo de mí cuando de repente llegó Dylan y se empezaron a pelear de la nada. Y más tarde Will también se unió, diciéndole que le iba a matar, y sigo sin entender a cuento de qué vino todo eso.

—Yo tampoco—admitió Moe levantando una mano.

Chase resopló, con cara de circunstancias.

—No sé si debería estar contándoos esto, pero... A ver. Will y Conan solían ser bastante amigos, eran vecinos en séptimo curso o por ahí. Un día, se dieron cuenta de que iban a ser hermanastros, y parecía que ambos estaban contentos por las noticias y todo eso. No sé si fue el hecho de tener que compartirlo todo o el pasar tanto tiempo juntos, pero cada vez se aguantaban menos. Conan le hacía malas pasadas a Will, pero él intentaba ignorarlo porque, aunque no le cayese bien, sabía que su madre era muy feliz con el padre de Hayes. Pocos meses después, tuvieron una pelea muy grande y resultó imposible que sus padres no se dieran cuenta de que no se llevaban bien en absoluto. Al ser conscientes de que Conan no dejaría en paz a Will, su padre decidió que lo mejor era dejar de estar con la madre de Will. Ella estuvo deprimida por eso durante muchísimo tiempo, y al parecer aún lo está. Will se la tiene jurada a Conan desde entonces. Dylan le odia por la parte que le toca a Will, y porque Angela McRight es básicamente su segunda madre.

—Vaya—soltó Rachel, pasmada. Sam tenía la misma expresión que Rachel, Moe parecía estar conmovida y yo me sentía decepcionada.

—Gracias por contárnoslo—le dije asintiendo, y él hizo lo mismo.

—No hay de qué. Nos vemos—nos saludó con la barbilla, y se alejó por el pasillo.

—Gracias por contárnoslo—le dije. Él asintió.

—Nos vemos—nos sonrió de lado, alejándose por el pasillo.

Y mientras las chicas y yo paseábamos por el patio del colegio, caí en la cuenta de algo que tenía olvidado hace días. El dueto con Dylan.

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