Capítulo 16. (Parte II)

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Capítulo 16 Arriba, arriba y lejos. Parte II

Dylan

—¡Conan! ¿Qué hay?

Puse cara de amargura. Conan se giró para mirarme, y le apareció una sonrisa en la cara que no me habría importado borrarle de un puñetazo.

—Perdona, tío—me dijo en un tono tan preocupado que casi me lo creí—. No te había visto.

Le fulminé con la mirada, y obviamente fastidiado, farfullé un:

—Descuida.

Él me guiñó un ojo, para luego darse la vuelta de nuevo. ¿¡Me acaba de guiñar el ojo?!

Era de locos. Por fin había reunido el valor para hablarle a Rylee, para hablarle de verdad, y cómo no ese tarambana tenía que meterse en medio y dárselas de niño bueno. Qué pesadilla. Intenté no rodar los ojos mientras le escuchaba hablar.

—Sólo quería felicitar a la chica con más talento de la clase—comentó mostrando orgullo. Fingí que vomitaba. Rylee tan solo formó una línea recta con sus labios—. Ha sido un gran número, Rylee.

—Gracias—le agradeció ella, rascándose el brazo.

No le soportaba. Era evidente que Conan no sentía nada por Rylee, en absoluto. Dudaba que él fuera capaz de tener sentimientos auténticos por nadie. Era un ególatra; estaba demasiado enamorado de sí mismo y su talento como para eso. Desde el minuto uno, tuve claro que había venido a Walkway con algún plan digno de una peli de Liam Neeson. Venirse de Arizona hasta San Diego sólo porque odiaba a Will, a eso le llamo yo tener dedicación. De una forma extraña e inmoral, era bastante admirable, a decir verdad.

Se giró una última vez, casi retándome con la mirada. ¿Qué va a hacer?

—Con nuestro talento, seguro que podríamos ganar el concurso de duetos. Tal vez Amy aún te deje cambiar de pareja. ¿Qué me dices? ¿Te apuntas?

¡Será posible! Lo peor era que tenía sentido: él era mucho mejor cantante que yo o, por lo menos, tenía mucha más presencia. Mucha más confianza. Por un momento, temí que Rylee aceptara su propuesta. Después de todo, ella siempre se lo había tomado mucho más en serio que yo. Sin embargo, Rylee le rechazó con amabilidad. Así era ella: ni siquiera se daba cuenta de que era un imbécil.

—Mira, Conan—empezó—, te admiro como vocalista pero, por si acaso, quiero aclararlo. No tengo intenciones de cambiar de pareja, ni dentro de la clase ni fuera. Estoy con Dylan.

Esto último lo dijo mirándome, y me sonrió. Mi sonrisa también se ensanchó, y notaba mis latidos hasta en las orejas. No sabía por qué pero, estaba seguro de que no lo había dicho como parte de toda nuestra farsa. Lo decía de verdad. Estaba conmigo.

Conan se rascó la barbilla, pensativo.

—Pero...—respondió—Realmente, ¿lo estás?

Los ojos se me salieron de sus órbitas. ¿Y ahora qué coño dice este? La gente de la clase ya se estaba aglomerando a su alrededor, pendientes de la conversación. Audrey me miró con desconcierto, y Rylee rio nerviosa.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Nada—Conan se encogió de hombros—. Es sólo que, puede que a ti te guste, pero no parece que él sienta lo mismo. O sea, yo también conozco a Dylan de hace un buen tiempo, y tienes que reconocer que no eres exactamente... su tipo. Tal vez ya va siendo hora de dejar de fingir, ¿no crees? Pero oye, no te lo tomes a malas. Te lo digo por tu bien.

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