Hambre

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Shanodee's POV

Pensé que ese sería mi fin, estrangulada por un vampiro. Cuando me soltó sentí que mi alma volvió a su lugar. Tenia mucho miedo porque estaba a merced de un chupa sangre psicópata. Dominic retrocedió lentamente hasta volver al sillón frente a mi.

-¿Me matarás de hambre?. Pregunté sarcástica mientras mi estómago rugía.

-¿Quieres comer?. Preguntó.

-Pues claro llevo horas secuestrada aquí. Respondí desesperada.

Dom quitó las esposas de mis pies, dejando así ambas manos sujetas con las misma esposas. Me levanté poco a poco mientras seguía a Dominic escaleras abajo. Su casa era grande no había ventanas no había ni una mínima pizca de sol. Espaciosa y moderna pero en un cierto punto me sentí claustrofóbica.

Lo seguí hasta la cocina, abrió la nevera y sólo había agua. Esto no me olía nada bien.

-Mierda. Dijo a lo bajo cerrando la heladera.

-Lo lamento pero no tengo como alimentarte. Dijo Dom encogiéndose de hombros.

-¿Qué comes tu?. Pregunté obviando por un momento su condición.

-Sangre. Respondió deseoso.

Me estremesi ante su respuesta.  Mi mente no dejaba de pensar en aquellas personas del mural.

-¡Bingo!. Exclamó Dominic sacando una sopa ramen instantánea que tenia en una de las alacenas.

-Si bebes sangre ¿qué hace eso allí?. Pregunté.

-No es asunto tuyo. Respondió preparando mi cena.

Por un momento me sentí fatal no se porque pero el humor cambiante de Dominic me daba de todo. Me causaba nerviosismo, miedo, molestia era difícil predecir la influencia de sus cambios en mi.

-¡Sientate!. Ordenó?

Inmediatamente me senté en uno de los bancos altos de la isla del mesón de la cocina. Liberó mi mano derecha mientras la otra la sujetó de un tubo que allí había. Luego se colocó frente a mi a observarme comer.

-Gracias. Dije por al menos darme algo que mitigara el hambre que sentía.

-Ni lo menciones. Contestó molesto.

-¡Ya basta!. Exclamé soltando mi cucharilla de un golpe.

-¿Qué te pasa?. Preguntó exaltado.

-Estoy harta de todo esto, me secuestras, me tienes atada, con un apetito enorme y de paso debo calarme tu bipolaridad cada cinco putos minutos. Chillé.

Dominic quedó en shock por lo que le dije pero a los segundos reaccionó.

-Mira mocosa agradece que no terminé de estrangularte, tu estás aquí porque me da la gana y punto. Dijo formando puños con sus manos.

Preferí continuar devorando mi cena rápidamente antes de que decidiera quitármela o algo por el estilo. Terminé y dejé el envase sobre la mesada, Dom lo tomó y lo echó al cesto de la basura.

-Subamos. Dijo Dominic soltandome del tubo.

-No quiero volver allá. Respondí haciéndome la dura.

-No estoy para juegos Shanodee.

-¿Quién dijo que es un juego?.

Creo que no había terminado de completar la pregunta cuando sentí la fría mano de Dominic posarse una vez mas en mi cuello.

-Parate de esa mierda. Dijo llevándome arrastrada escaleras arriba abriendo la puerta y tirandome sobre la cama.

Cerró la puerta con seguro y comenzó a desvestirse. Temí que fuera a pasar lo que mi mente se imaginaba.

-Aquí las cosas se hacen a mi modo. Dijo montándose sobre mi.

-¡Detente!. Exclamé mientras rompía en dos mi franela coral.

Joder tenia que se un chiste que lo que había pasado en mi sueño se estuviera volviendo real.

-¿Te crees mas lista que yo? No querida. Masculló esposando mis manos a la cabecera.

Se paró momentáneamente y buscó en un cajón negro un pequeño paquete que decía Durex. Sacó uno y terminó de desvestirse dejando expuesto todo su cuerpo blanco bien definido. Volvió sobre mi y en un abrir y cerrar de ojos se deshizo de todas mis prendas de vestir mientras lloraba desconsolada.

-Callate. Dijo dandome una cachetada.

-¡Sucio!. Le grité furiosa.

De improvisto abrió de par en par mis piernas dejando mi feminidad expuesta a él. A Dominic los ojos le brillaron con una intensidad increíble. Vi como se acercó y comenzó a devorarme, yo intenté patearlo pero con su fuerza retenía mis piernas.

Sentía su lengua moverse por toda la extensión de mi vagina pero no sentía excitación alguna, sólo un asco profundo y un desprecio hacia mi misma.

-¡Para!. Ordené pero hizo caso omiso.

De momento se separó y llegó hasta mi boca para besarla a lo cual me negué.

-Besame. Dijo.

-No. Respondí.

-¡Que me beses!. Gritó.

-No. Volví a insistir.

-Muy bien ¿a lo malo lo quieres? A lo malo lo tendrás. Dijo colocándose el condón.

Voltie a verlo y observé que estaba rozando su pene contra mi entrada.

-¡Por favor! Dominic por lo que mas quieras no lo hagas. Rogué.

-Sufre maldita. Dijo entrando en mi de una sola embestida.

Inmortalidad Maldita IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora