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-Me rehuso a tener sexo con ella. Mascullé.

-No tienes opción, o es tener sexo lésbico o es dejar que le parta la madre a Jeremy. Dijo Dominic con su usual gesto de indiferencia.

-¿Es que pretendes tenerme chantajeada siempre?. Pregunté súper enojada.

-Basta de preguntas. Dijo entregándole unas tijeras a Samantha.

-Cortale la ropa y hagan lo suyo. Dijo sentándose en el sillón.

-¿Y tu que harás?. Preguntó Samantha desvistiéndose.

-Despertaré a mi amiguito para que mas tarde se una a la fiesta. Respondió sacando su miembro y comenzándolo a masturbar.

-Ni se te ocurra cortar uno de mis jeans mas caros. Grité cual sifrina.

-Tengo que quitarte la ropa. Respondió Sam.

-No, prefiero que me libere y yo misma me saco la ropa.

-¿Liberarte? ¿Qué te hace pensar que lo haría?. Preguntó Dominic.

-Tu quieres sexo ¿no? Y yo quiero que dejes a Jeremy en paz, te doy mi palabra que no huiré, sólo quiero que esta perra sucia no dañe mis prendas.

-De acuerdo. Dijo soltando mis brazos y piernas.

Me paré de la cama me fui desvistiendo poco a poco sensualmente para engatusar a Dom. Me tocaba a mi misma mientras gemía levemente. Me posé con las piernas abiertas sobre la cama dejando toda mi feminidad al descubierto, en seguida a Samantha se le iluminaron los ojos como si hubiese encontrado un tesoro profundamente escondido. No crean que siento algo por ella, esto era sólo una cortina de humo para que Dominic no viese que lo pretendía hacer. Samantha disfrutaba de cada centímetro de mi rosada y muy mojada vagina mientras yo jadeaba y gemía falsamente de placer. Continuamos en lo nuestro durante quizás unos cuarenta y cinco minutos luego cambiamos de rol y me tocaba a mi darle placer a ella.

-Eres grandiosa. Dije metiendo dos de mis dedos en ella.

-Ufff, mejor eres ¡Tu!. Exclamó.

Lamí,succioné y mordí su vagina logrando así excitarla de tal manera que no pueda reaccionar.

-Eres una mujer con cuerpo de diosa, lástima que no puedo permitir que te convierta. Susurré mordiéndola fuertemente succionando así todos sus litros de sangre en cuestión de segundos.

-¡Nooo!. Gritó Dominic empujandome.

Le gané a Dominic en reflejos, seguro que él no se esperaba eso.

-¿Por qué la mordiste?. Preguntó socorriendo el cuerpo marchito de Samantha.

-Tengo hambre, además no podía permitir que una prostituta se acostase con Jeremy.

-¿Toda mierda que haces es por él?. Preguntó enojado.

-Tu me quitaste lo más preciado para mi, yo sólo te estoy pagando con la misma moneda aunque jamás pensé que te atrajera una puta. Dije riendo sarcásticamente.

No se porque pero haber matado a Samantha me daba cierta tranquilidad. Me vestí y limpie toda la sangre salpicada.

-Ella me amaba. Susurró Dom.

-¿Como?.

-Ella era la única persona que me amaba con locura, que me amaba como yo a ti.

-Si te amaba ¿por qué no te fuiste con ella?. Pregunté.

-Porque mis ojos no la veían como te ven a ti. Dijo lloroso.

-Lo lamento mucho pero la próxima vez que quieras torturarme procura que no esté ningún humano involucrado. Dije saliendo de la habitación dejándolo solo.

Bajé las escaleras, abrí la puerta y salí a tomar aire fresco en la pequeña pérgola que había a unos metros de la casa, me senté en la silla mecedora a pensar entre el silencio, la calma y la paz que me gustaba mucho. Me quedé en ese lugar toda la tarde hasta que comenzó hacerse de noche y Dominic ni quisiera había salido de la casa; yo mientras tanto veía a la enorme, blanca e imponente luna tomar su posición en el cielo junto con las millones y millones de estrellas.

Mi trasero se cansó de estar horas y horas sentado así que entré a casa para darme una ducha e ir a la cama a descansar. Subí a buscar mi pijama y mi cepillo dental cuando llegué al último escalón de la escalera que tuve una visión directa de la habitación de Dominic vi lo mas asqueroso y repugnante de toda mi vida.

Inmortalidad Maldita IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora