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-Está bien, te diré. Me senté en el suelo ya que que el hermoso sofá blanco estaba roto por la mitad?

-A ver..

-¿Quieres el cuento corto o el largo?. Pregunté con cierto fastidio.

-El que quieras con tal que me digas la verdad. Contestó.

-Bueno resulta que intenté asesinar a Amelía pero en cambio quien terminó con el cuchillo en el pecho fue ella y en ese momento enloqueció me devolvió la puñalada y me noqueó, cuando desperté se había llevado a la niña y rato después regresó temiendo por su vida, quería matarla pero primero quería que me dijese donde estaba pero me mintió en reiteradas veces. Luego le revelé que le tenia un rastreador a su celular el cual se lo había dado a Jeremy le dije que sabia que iban en un avión rumbo a Argentina, entonces se sentó a llorar y bla bla bla a balbucear cosas que me hicieron decirle que dejara el drama y creo que allí empeoró todo pues destrozó prácticamente la entrada de mi casa y se fue. Relaté viendo la cara con ceño fruncido de Nathalya.

-Y mis palabras ¿De qué valieron?. Preguntó con cierto tono de molestia y entendía el por que.

-Lo lamento es que ella es..

-Es nada Dominic, creo que fui muy clara contigo pero al parecer tu no escuchas a la gente. Contestó alterada.

-¿Tu también te pondrás como ella?. Pregunté.

-Es que esto es como para arrancarte la cabeza, freírla en aceite y colgarla de la plaza mayor de Zeinbeefth. Masculló.

-¡Ya basta! Sé que la cagué pero ¿de qué sirve seguir recalcando el pasado? Lo que importa es el aquí y el ahora. Dije poniéndole un parado a su actitud.

-Tienes razón, te toca a ti buscar y resolver TUS problemas.

-Pero te necesito, necesito de tu ayuda y tus consejos. Clamé haciendo pucheros.

-No, no me necesitas si al final del día harás lo que quieras, así que si no te importa vete porque necesito organizar este lugar. Dijo levantando una cuantas cosas del suelo.

-Nathalya por favor. Supliqué.

-Dije que ¡No!. Gritó haciendo que mis oídos se ensordecieran momentáneamente.

-De acuerdo. Respondí dándome por vencido.

-Entiende cada acción tiene su reacción, la vida es así. Cuando recapacites y te des cuenta de tus errores puedes volver pero hasta que eso no suceda entonces da por terminada esta amistad. Dijo cerrando en mi cara las estropeadas puertas del laboratorio.

Sí, al parecer nuevamente estaba solo, sin amor, sin ayuda, sin amigos, sin ganas de vivir. Odiaba reconocer algo pero Nathalya tenia razón yo mismo con mis propios medios debía resolver mis problemas y descubrir que trató de decirme Shanodee con ese acertijo.

Volví a casa esperanzado de encontrarla en la ventana como otras veces la encontré pero no fue así entonces me fui hacia el lado de la pileta, me desvesti y me adentré en ella haciendo que mis lágrimas se confundieran con las heladas gotas de agua hiperclorada. Poco a poco me fui dejando llevar por mi peso y lentamente me hundí hasta llegar al fondo de la piscina donde yacía mi cuerpo casi inerte. Mis ojos permanecían abiertos a pesar de la cantidad de cloro que tenía el agua, mi aire se fue haciendo escaso pero no le di mucha importancia porque al fin y al cabo quería morir pero ¿podría morir ahogado? Nada perdía con intentarlo.

Poco minutos después mis ojos casi se cerraban pero a lo lejos vi una sombra oscura pararse justo frente a mi que parecía de una mujer, esto me hizo reaccionar y subir a la superficie con las esperanzas de que fuese Shanodee pero al sacar mi cabeza del agua no había nadie. Miré a todos lados y no se sentía ni un alma.

-Muy bien Dominic.. Estás alucinando. Me dije a mi mismo saliendo de la pileta.

Recogí mi ropa y entré a la casa directamente a mi habitación donde me tiré a la cama así sin mas a llorar amargamente, hace años que no lloraba así desde que ella y yo habíamos terminado.

Inmortalidad Maldita IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora