Anzuelo

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-Amelía despertará del hambre dentro de poco. Dije levantandome.

-Estaré abajo esperandote para cazar. Dijo Dominic.

-De acuerdo. Repliqué.

Entré en la habitación de Amelía y efectivamente estaba comenzando a despertarse, era una bebé preciosa con ojos color miel iguales a los de Jeremy. Suspire recordando sus rasgos faciales tan perfectos para mi. Di de amamantar a Amelía y la bañe de una manera muy pero muy delicada sólo para evitar bacterias y suciedad luego la vestí y armé un bolso con los utensilios necesarios para atenderla mientras estábamos fuera de casa porque aunque fuésemos a cazar por nada del mundo dejaría a mi hija sola.

-Mi muñequita hermosa. Dije depositando un corto beso en su frente.

Bajé a la sala y ahí estaba el pesado de Dominic esperándome con los brazos cruzados.

-¿Por qué bajaste a Amelía?. Preguntó.

-¿Pensabas que la dejaría sola?.

-Emm..

-Como se nota que como padre fueses una mierda. Contesté abriendo la puerta.

-Cuidadito con lo que dices Shanodee. Dijo señalándome con su dedo índice.

-A mi no me amenaces ni me apuntes con tu asqueroso dedo. Dije saliendo de la casa.

No podía seguir demostrándole miedo a él, tenia que hacerle frente y encararlo cuando fuese necesario. Fuimos a un nuevo lugar cercano a la frontera con Eslovaquia donde estuvimos atentos ante cualquier movimiento, estábamos sedientos y ajuro porque si teníamos que comer.

-¡Por allá!. Exclamó Dom en voz baja señalando a una pareja que iban camino montaña arriba.

Debíamos actuar rápido así que coloqué a Amelía en una pequeña cesta con su manta rosada usándola como objeto distractorio para nuestras víctimas. Dominic y yo nos escondimos a pocos metros de allí a esperar que Amelía hiciera lo que mejor se le daba.. Llorar.

-Oye Alfred ¿escuchas eso?. Preguntó la castaña que iba tomada de la mano con un catire de ojos verdes.

-Sí Ángela parecen llantos de un bebé. Respondió mirando hacia todos lados.

-¡Por aquí!. Exclamó sobresaltando al tal Alfred.

-¡Dios mio!. Dijo mirando a la castaña sorprendido.

-¿Quién dejaría a una bebé tan preciosa en medio de la nada?. Se preguntó Ángela.

-Púes yo. Respondí colocándome detrás de ellos noqueándolos de una vez.

-Buen trabajo. Dijo Dominic, lo que me parecía muy extraño su "cumplido".

-Callate y come. Respondí cortante clavando mis caninos en aquella mujer.

Después de haber culminado con nuestro festín nos limpiamos y tomé de nuevo entre mis brazos a Amelía.

-¿Te diste cuenta que usaste a tu hija como anzuelo? Que feo suena eso. Preguntó Dom.

-Sólo fue por hoy, no te acostumbres. Repliqué.

-Vale. Musitó.

Hicimos el camino de una manera rápida, llegamos a casa y Amelía se había dormido así que la subí a su cuarto y la dejé en su cuna. Yo tomé algo de ropa y me metí en el baño a tomar un baño relajante, una vez en la tina me sumergi por unos segundos hasta que el oxígeno se fuese haciendo escaso que me vi obligada a subir nuevamente y allí estaba la cara de Dominic viendome extraño.

-¿Se puede saber qué mierdas haces?. Preguntó.

-Se le dice relajarse, además ¿Quién te dio permiso de entrar? Porque yo no. Respondí viendo que estaba completamente desnudo.

-Te recuerdo que es mi casa y puedo entrar a donde yo quiera cuando quiera. Contestó.

-Ti riciierdi qui is mi cisi i pidi intrir i dindi io quiiri ciindo quiiri. Remedé.

-Pagarás por eso. Dijo hundiéndome en el agua.

Aunque hundiese mi cabeza aún quedaban mis piernas libres para darle una patada justo en sus bolas y lo hice sintiendo así cuando me soltó permitiéndome salir.

-¿Estás loca?. Preguntó sujetándose fuertemente su miembro.

-Tu querías ahogarme. Dije saliendo de la tina.

-Ven acá maldita. Dijo tirandome de una pierna.

-Joder Dominic sueltame. Dije pataleando.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que tienes que respetarme?. Preguntó pegando mi cabeza contra el piso repetidas veces.

Formé un puño cerrado completamente y lo llené de mucha fuerza y odio y le di justamente en la nariz pero no se vio aludido ni un poquito fue ahí cuando volví a sentir miedo.

-Tus golpes ya no me duelen. Dijo abriendo mis piernas.

-Ya basta. Supliqué.

-Te haré mía Shanodee una puta vez mas. Dijo introduciendo de un golpe todo su pene en mi haciendo que soltara un chillido.

-Ten cuidado idiota. Exclamé cediendo mi cuerpo al dominio de Dominic.

-Callate perra sucia y disfruta. Dijo escupiendome en la cara y regando toda su saliva.

Me sentí súper asquerosa, mugrosa, usada de todos los peores calificativos, él continuo con sus folladas bestiales haciéndome de vez en cuando soltar uno que otro gemido.

-Vamos Shan yo se que quieres. Masculló apretando fuertemente mi garganta.

-¡Uhmm!. Susurré

-Eso es, si que eres apretada. Dijo esmerándose cada vez mas.

-Grrr. Sentía como en un momento podía correrse dentro.

-¡Me vengo!. Avisó.

-Adentro no. Fue lo único que alcancé a decir antes de sentir gotas de ese liquido blanquecino cayendo por todo mi rostro.

-Adentro no pero en la cara si. Dijo Dom terminando de exprimir toda su leche.


Inmortalidad Maldita IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora