El baile #9

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El día pasó muy largo para la joven, no hubo un momento en  que dejase de pensar en Terry, aunque la mayor parte la pasó conversando  junto a Eleonor y María, no dejaba de mirar hacia la ventana, con la  esperanza de que el llegase y poderlo ver, pero no sucedió.

La  hora de arreglarse para la fiesta del grupo de teatro junto a los nobles  hubo llegado, las mujeres se dirigieron al aposento de Candy para ayudarla a elegir lo que se pondría esa noche. Eleonor quería que ella  estuviese espléndidamente bella para su hijo. La actriz sabía lo  importante que eran las actividades sociales para los nobles y fríos  ingleses, su hijo ocupaba uno de los puestos más importantes para esta  clase que presumía de ser tan distinguida.

Gracias a la misma señora  Marlowe, el problema sobre el nacimiento quedo en la luz pública,  aclarado y sobre todo aceptado por los reyes. Sabía bien que aquella  aceptación fue gracias a la amistad que existía entre Eleonor y la reina, pero sobre todo por ser Terry el sobrino y ahijado favorito del  rey.

Las mujeres entraron a la habitación como jovencitas, maría  fue corriendo y abrió el closet de Candy buscando cual seria el vestido  apropiado para la ocasión. Sacó más de 5 diferentes trajes que Eleonor  le hubo comprado en América, pero los ojos todas quedaron iluminados  ante aquel vestido rojo de pequeñas lentejuelas, con un escote en forma  de corazón, apretado en las caderas, pero amplio en la falda y con un  amplio escote en la espalda. La elección era obvia, así que sin más que  hacer las mujeres decidieron dejar a Candy sola para que se bañara y lo  mismo haría Eleonor, quien hubo decidido vestirse de azul cielo, un  vestido que le hubo regalado su hijo en el último viaje que hicieron a  Francia. Fue hecho exclusivamente para ella y sabía que su hijo se  alegraría al verlo.

Al terminar de arreglarse Eleonor se dirigió a  la habitación de Candy, quería verla. Su asombro fue tan que ella misma  quedo boca abierta. María le ayudo a maquillarse, cosas que ella ya ni  se acordaba como hacer, le pinto sus labios de rosa, colocó un poco de  colorete en sus mejillas, que de por sí ya lo poseían y terminó  haciéndole una trenza francesa al lado derecho de su cuello. El vestido  se ajustó a su cuerpo haciendo relucir sus caderas y el nacimiento de  sus senos, al dar la vuela la espalda blanca y desnuda de Candy quedaba a  la vista. Era la primera vez que ella vestía de forma tan reveladora,  se sentía intranquila y no le gustaba mucho, pero Eleonor se sentía tan  complacida ante la imagen de la joven, quien sabía pronto se convertiría  en su nuera.

- Estas bellísima Candy

- Gracias Eleonor, usted por igual. Aunque... ¿No cree usted que está muy revelador? - Le dijo bajando la mirada a vestido

- Para nada Candy, te ves bellísima y eres joven, debes lucir ahora, ya luego querrás y será muy tarde.

- Oh, ok...

- Te espero abajo...

- Si

El  rojo de las mejillas aumentaba cada vez que se miraba al espejo, veía  en el una mujer que definitivamente no era ella, sentía pena y a la vez  alegría de verse por primera vez diferente, en conclusión feliz.

Se  miró por última vez , eran las 5:58pm, sabía de la puntualidad que  caracterizaba a Terry, tomo su pequeña bolsa y decidió bajar. Ya al pie  de las escaleras se encontraban Terry, Richard, Eleonor y María, quien a  pesar de no asistir se dijo a sí misma que no dejaría pasar la  oportunidad de verle la cara a Terry cuando viese a Candy.

Candy  comenzó a bajar las escaleras, Terry, quien lucia un traje negro, el  pelo recogido hacia atrás y la banda con los colores característico de  los Granchester y todas las insignias del mismo sobre sí, la miraba,  para él la visión más bella jamás antes vista, sus ojos no podían  siquiera pestañar y entre sí se preguntaba ¿Cómo podré subsistir esta noche?, No creo ser tan fuerte viéndote como estás.

Vida... Dame vida...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora