El gran día Parte I #15

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Los ojos de la joven no pestañaban ante la posibilidad de que alguien más de su pasado volviese a ella

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Los ojos de la joven no pestañaban ante la posibilidad de que alguien más de su pasado volviese a ella. Colocó sus manos junto a su pecho sintiendo que el corazón iba a salirse de tantas emociones que tenia en este momento. La ansiedad se hacía dueña de todo su ser y ella sentía que no iba a poder mantenerse en pie, el sentimiento ante la presencia de esa persona la tenía completamente en shock.

Pos su parte Terry sólo deseaba hacerla inmensamente feliz y sabía que él haría todo por ella. El joven duque abrió lentamente sin dejar de mirarla, adoraba ver su cara de felicidad, siempre se fijaba que sus pecas sobresalían cuando ella estaba alegre o molesta. El haría hasta lo imposible porque siempre fuese así, feliz, feliz junto a él, ya que en pocas horas ella sería su esposa, la mujer que desde la secundaría su corazón la eligió para que lo fuese, quizás nunca le dijo cuanto la amaba en la adolescencia, nunca abrió su corazón ante ella, pero el sabia muy bien que ella era la única mujer en todo el mundo que podía bregar con sus demonios, su carácter, su sarcasmo y sobre todo la única que podría cambiarle la vida.

Al abrir la puerta él le pidió a la persona que entrase y esta lentamente con las manos de la misma forma que Candy apareció frente a ella. Al verla Candy quiso llorar, sus piernas simplemente no se movían y el bello vestido se encontraba todo mojado ante el río de lagrimas que ella dejo caer. Cómo era posible que con tan sólo pocos días de estar junto a Terry su vida que estaba muerta volviera a la vida, nunca tendría palabras para agradecerle todo lo que él mi Terry hace por mí. Pensó la joven en breves segundos que le parecieron una eternidad.

- Candy, mi niña...

- Hermana María... Mamá... - Dijo la joven saliendo corriendo a llorar en sus brazos, el reencuentro estuvo cargado de mucho sentimiento y dolor, las lagrimas sellaban y contaban cada día, cada hora que hubo pasado sola Candy sin el amor, ni los brazos de sus madres. Ser huérfana siempre fue una etiqueta que llevó sobre su frente, pero realmente sintió el peso de ella el día que ya no pudo volver a ver a sus madres. Sin la señorita Pony y la hermana María se consideraba huérfana por completo, no hubo ni habrá dolor más fuerte que el de perder a una madre, pero perder dos fue aún peor para la joven de risada cabellera

  Sin la señorita Pony y la hermana María se consideraba huérfana por completo, no hubo ni habrá dolor más fuerte que el de perder a una madre, pero perder dos fue aún peor para la joven de risada cabellera

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