Nuestro viejo enemigo #13

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Claribeth se quitó rápido de la puerta y se alejó donde no fuese vista por ninguna de las dos, vio como Candy se alejaba y luego como Cristina sonreía de forma malévola y esto último no le agradó. Entonces siguiendo su corazonada decidió dirigirse al estudio a confirmar que el duque no se encontraba en el castillo. Bajó la larga escalera y corrió por los pasillos, nunca se imaginó que fuesen tantos escalones y que la distancia al estudio fuese tan larga. Su respiración se sentía agotada y sus pulsaciones estaban al 100%.

La joven llegó al estudió y de una abrió la puerta del mismo; sus ojos no entendían lo que veían, le tomó unos segundos tomar aire y ponerse en sus cabales. Tanto Terry como su padre miraban la insolencia con la que la joven hubo entrado como algo inaudito para una servidumbre, pero cuando Richard iba a decir algo la joven corrió hacía el duque tomó su mano le jaló. El asombro fue enorme para ambos, inclusive para ella misma quién nunca se imaginó siquiera tocando ni la sombra de su jefe.

- Disculpe duque corra por favor, creo que le han tendido una trampa a Candy

- ¿Qué estás diciendo?

- Corra por favor valla a la colina... Valla...

Terry salió corriendo, sus largas piernas daban pasos que para ojos normales parecían que volaban, Richard por otro lado salió al lugar opuesto en búsqueda de los guardias de seguridad de aquel castillo. Claribeth por primera vez se sentó en aquellos muebles de sus jefes ante el agotamiento y cansancio.

Candy se encontraba feliz iba a estar aunque fuera por una hora junto a su amado, sus pasos eran largos ante la desesperación de verle. Al llegar se encontró con un hombre de espalda vistiendo un abrigo de cuello alto y con sombreo. Ella no entendió el por que Terry estaba vestido de esa forma y por unos minutos le pareció que no estaba bien, entonces comenzó a dar marcha atrás, pero aquel hombre se volteó y de una la tomó por las manos latinándola y haciendo fuerza para acercarla a él.

- ¿Pensaste que te iba a dejar en paz?

- Suéltame

- Eres mía y ni ese duquecito de pacotilla ni nadie te van a apartar de mi... ¿Entiendes?

- Déjame ir, suéltame Neil.. Es que nunca vas a entender que no te quiero, que me das asco– Candy luchaba por soltarse mientras Neil al ser mucha más fuerte que ella le obligaba a permanecer junto a él. Neil intentó probar los labios de Candy, pero está le escupió en señal de asco y odio.

 Neil  intentó probar los labios de Candy, pero está le escupió en señal de  asco y odio

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- Te odio, nunca pensé poder odiar a alguien, déjame, suéltame...

- Nunca, no me importa que me odies, tu serás mía aunque sea aquí

Neal tiró la joven al piso y se lanzó sobre ella rompiendo y desgarrando su vestido, Candy forcejeaba y este le abofeteó intentando inmovilizarla, pero lo que logró fue dejarla inconsciente. – Serás toda mía y de esta forma será mucho mejor – Pensó, pero en el momento en que pensaba tocar los labios de la joven sintió como una mano le halaba por el cuello de la camisa y entonces un puño se colocaba en su mandíbula, luego en su estomago y por último en su mejilla. Neal cayó al piso adolorido, pero para su mala suerte aquel seguía pegándole hasta que unas manos le detuviesen. Terry no recordaba nada más que la imagen de Neal tratando de tomar ventajas de Candy, su furia era enorme y deseaba desquitarse hasta sacar de sí toda la rabia que contenía.

Vida... Dame vida...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora