03: El invitado

158 11 1
                                    

Capitulo Tres: El invitado.

Llegué a mi casa quitando mis zapatos y poniendo mis pantuflas.

—¡Llegué! —grité adentrandome.

Dejé entrar al chico nuevo que aún no sabía cómo llamarlo realmente, busqué con la mirada a mi madre o algún signo de vida dentro de casa, hasta que una señora con un gorro de chef apareció desde la cocina.

—¡Mamá! —regañé con diversión.

—Hoy me toca repostería de recreación y ¿Qué crees? Hice un pastel de los dioses de delicioso —besó sus dedos con diversión.

—Quiero probar eso —dije en una sonrisa.

—Oh, él debe ser el chico que nos pidieron cuidar, eres de intercambio ¿Verdad? —preguntó lo último en inglés, el chico asintió.

—Dereck para servirle, soy de Inglaterra.

—¿Por qué has venido hasta acá? —preguntó con atención mi madre.

—Asuntos familiares —respondió encogiendose de hombros

—Oh de acuerdo, ___________, muéstrale su habitación y la casa, luego vengan a comer que tendré todo servido.

—Si, mamá.

—Por cierto, tus cosas ya están acá, Young Min, así que no te preocupes por nada.

El chico a mi lado se pretrificó.

Mamá había dicho su nombre real, ella debe saber la verdad.

Luego la interrogaría.

Ambos subimos al segundo piso, lo llevé hasta la última puerta de la izquierda, ahí estaban sus maletas y todo ordenado para su comodidad.

Estoy segura, esto no había sido algo a la ligera, lo habían planeado antes, nadie podía estar tan preparado de la nada.

—Bien, aquí te quedas puedes acomodarte.

—¿Cuál es tu habitación?

—¿Por qué?

—Para no entrar en ella —comentó con diversión.

Imbécil.

Salí sin decir nada, pero él me detuvo tomando mi muñeca.

—Solo para saber donde tocar para pedir ayuda, eres la única en quien confió aquí.

—Aún me preguntó ¿Por qué no pedirle a GaYoh esto? Saldrás con ella ¿No?

—Es una compañera agradable, pero no me da confianza, parece muy chillona a veces.

Suspire, no me haría sentir bien sus comentarios, no me sentiría grata con que confiara en mí, no me afectarían sus palabras, no podía caer igual que todas, no, no, maldición necesitaba mi lápiz y dibujar ya.

—Mi habitación está arriba, si quieres hablarme toca la campanilla.

—¿Arriba?

Asentí, salí de su habitación llegué al pasillo en el fondo y señalé la cinta roja del costado.

—Campanilla —la toque haciéndola sonar.

—Wooh, ¿Por qué?

—Puedo ver las estrellas y las nubes pasar —sonreí con emoción, amaba mi habitación.

DrawingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora