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24: ¿Y si...?

Capitulo Veinticuatro: ¿Y si...?

No solo se abrió el cielo, de él comenzaron a descender seres de una envergadura distinta, sus alas eran doradas y todos traían con ellos armaduras del mismo color.

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¿El ejército dorado? ¿Es enserio?

Uffff, cada vez se me hacía más difícil juntar mis sueños y solo me quedaban 20 días, esto no era bueno, para nada.

Me levanté primero que todos mis compañeros y comencé a trotar mientras nadie me veía, necesitaba pensar y por primera vez en mucho tiempo no encontraba la respuesta a lo que debía seguir.

Si partía hacia el maldito túnel rompería una regla de alejarme del lugar, sabía que podía desaparecer de los recuerdos de estos seres y sería fácil, pero no estaba segura de cuáles de mis habilidades funcionarían o no, dentro del túnel, no sabía lo que había al otro lado ni siquiera si podría cruzarlo. Estaba atrapada.

—¿Quieres que te ayude en algo? —dijo de repente una voz detrás de mí.

Pude haberme exaltado, pero me estaba acostumbrando a sus apariciones repentinas y animadas como siempre.

—¿Tú no tienes trabajo? —pregunté sin dejar de trotar.

—Nuestro grupo tiene descanso, Socrat se está encargando de las almas esta vez.

—Pero... ¿Qué hay de Geisth, él no debe recoger las almas? —dije sin darme cuenta que era algo que no debería saber.

—Sí, pero las almas buenas se están acabando, la magia negra de los humanos se está expandiendo por muchas partes y nuestro trabajo disminuye, creo que nos asignaran para la reincorporación otra vez.

Me detuve, ¿Otra vez?

—La reincorporación no es algo que hagan los Demonios Especializados —dije frunciendo el ceño y volviéndome hacia él.

—Eres buena —dijo sonriéndome. —¿Cómo sabes esas cosas, ______? —preguntó cruzándose de brazos.

Sus ojos se clavaron en mí obligándome a ver su pasado sin que yo lo quisiera, parecía simple, pero peligroso y traicionero, tenía una historia interesante de odio y amor, pero en un punto se detuvo en algún lugar del destino.

—Supongo que esa es la forma en que lo haces —dijo haciéndome volver a tierra.

—¿Qué fue eso? ¿Quién eres? —pregunté retrocediendo. —Manejas el recuerdo, ¿Cómo? —volví a retroceder un poco asustada.

—Aún no sé cómo haces parar ver el pasado de los demonios, pero no eres la única que puede hacerlo, deberías saberlo ya.

—Eres tenebroso, Young Min —comenté obligándome a permanecer tranquila.

—¿Vamos a caminar? —señaló el bosque. —Tenemos que conversar algo que te interesará.

Asentí, aunque no supiera lo que quería exactamente, sabía que este no era el lugar para hablarlo de todos modos.

Comenzamos a caminar hasta que la niebla del bosque nos envolvió, avanzamos sin una guía específica hasta llegar al claro del bosque, esta vez no había una luz especial sobre él, ya que no era de noche, pero de todos modos algo brillaba desde el fondo del claro.

—¿Qué hay allá abajo? —pregunté sentándome en el pasto al igual que él.

—Sirisas —contestó mirando el brillo. —Seres de luz y agua, viven aquí porque saben que no pueden ser dañadas.