10: ¿Tú eres?

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Capítulo Diez: ¿Tú eres...?

—¿Corriste para esperarme? —preguntó una voz detrás de mí.

Bloquee mi iPad dejando en espera mi dibujo, lo dejé a un lado esperando que se acercara.

—El jardín trasero de la escuela, da justo al bosque de réquiem, nadie viene aquí, ¿Lo sabes?

—¿No crees que por eso estoy acá?

Se sentó a mi lado en la banca con tranquilidad, lo miré directo y aún seguía con su capa tapando su rostro.

—¿Cómo haces eso?

—¿Qué cosa?

—Eso de entrar en mi cabeza —miré hacia el bosque a la espera de una respuesta real.

—Todos los demonios podemos hacerlo.

Mis ojos se agrandaron, mis manos apretaron fuerte la banca y mis ganas de correr estaban listas y preparadas.

—De... demo... —trague saliva. —¿Demonios?

—¿Ni siquiera eso pudo decirte Young Min? Es un cobarde.

Me levanté para alejarme, pero él tomo mis muñeca deteniéndome.

—No te vayas aún, déjame estar así, por unos segundos más.

—¿Por qué?

—Quizás así pueda sentir un poco de paz.

Respiró al cielo con los ojos cerrados, al tirar su cabeza para atrás su capucha se cayó dejándome ver exactamente el mismo rostro de Young Min.

Lo que anoche pensé había sido una ilusión, fue real.

De alguna forma la luz reflejaba su rostro dándole un perfecto perfil, sentí una necesidad horrible de tocarlo, pero mis propias manos me lo impidieron.

<"No dejes que te toque"> retumbó la voz de GaYoh en mi cabeza.

Suspiré resignada y me volví a sentar, decía que no lo tocara no que no estuviera cerca de él.

Traté de buscar todas las cosas que sabía de los demonios en mi cabeza, seres horribles que destruyen cosas, tienen un aspecto terrorífico y algunos se comen tu alma, otros pueden convertirse en humanos y engañarnos para conseguir lo que quieren, nos llevan a caminos equivocados para que estemos alejados del bien.

—Todo el concepto de demonios que tienen los humanos está equivocado —dijo quitándome de mis pensamientos.

Lo miré, aún estaba con su cabeza inclinada y los ojos cerrados

—¿Entonces como son? —pregunté tranquila.

Parecía como si el pánico, el miedo y mis ganas de correr eran totalmente reprimidas al lado de él.

—Es cierto que tenemos poderes sobrenaturales, podemos hacer cosas malas, pero no necesariamente todos en contra de los humanos, somos seres del creador, no podemos hacerles daño aunque queramos.

—¿Qué hay sobre su aspecto? ¿Dónde están los cuernos, las patas de cabras y la cola en flecha? —pregunté como una niña haciéndolo reír.

—¿Podrías dibujarme un demonio según tú? —pidió con amabilidad.

<"No le muestres tus dibujos"> nuevamente la voz de GaYoh me detuvo.

Saqué mi mochila y busqué un cuaderno de materia, arranqué una hoja y saqué un lápiz normal.

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