29. El final

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Dolor, dolor es todo lo que siento. La preciosa bebe a la cual llamamos Luz nació hoy, y perdí todo rastro de esperanza cuando su madre no se inmuto ante su nacimiento. Según los doctores, llego a tal punto de locura en el cual no reconoce a nadie, ni a aquellos que más amo en toda su vida, ni a nadie, absolutamente a nadie. Ni siquiera es capaz de preocuparse de ella misma.

Perder a mi prometida en vida, es una de las cosas mas horribles que me paso, y vuelvo a repetir... no logro entender la mente humana, el como pudo afectarle tanto la muerte de su ex a tal punto de perder la cordura y de no reconocer a nadie. Agradezco a dios los tres hijos hermosos que nos dio en nuestra época de pleno amor y los grandiosos años de amistad que compartimos juntos, pero lamentablemente he llegado a tal punto de decepción en el cual me rendí, me rendí y no queda otra opción mas que cuidarla y brindarle todo el amor posible sabiendo que no va a ser reciproco, sabiendo que no va a reconocer a los pequeños, que nunca mas vamos a tener un beso suyo, un te amo, una mirada de amor. Creo que llego la época en la que debo aceptar que ella no es mas quien iba a ser: mi gloriosa futura esposa, la mujer más dulce, tierna y linda de todo el planeta, la que me enamoro por su pureza y su alma cariñosa y maternal, la que siempre estuvo para mi y me amo sin igual.
Se que solo me queda la familia que me dejo para disfrutar y ver crecer, y prometo que por este gran amor a ella voy a hacer lo imposible por que a nuestros hijos nunca les va a falte nada, ni material ni afectivo y juro que siempre van a estar conmigo, con sus abuelos y todos juntos creciendo como los hermanos más unidos que nunca se han visto, llenos de amor y felicidad y más que nada tengo impuesto en mi mente que siempre de los siempres van a saber quien es y fue su madre, y cuanto los amaba desde el momento que supo de su existencia, todo lo que hizo por ellos y por nuestra familia.

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Cinco años después de lo sucedido...

Una Mía de 12 años muy parecida a sus padres, con sus cabellos rubios por la cintura y los mismos ojos azules profundos de su padre entraba a la sala saltando de alegría después de haber pasado todo el dia con sus adorados abuelos paternos y su querida amiga Elena.

— Hola pequeña, buen dia de domingo. —Dijo Liam con una sonrisa mientras hacia el desayuno para los rubios y pequeños niños de ahora 5 y casi 8, quienes esperaban ansiosos sentados en la pequeña mesa.— ¿Porque tan contenta? —Pregunto el sonriendo de lado al ver a la niña tan feliz.

—¡Primero que nada no me digas pequeña papá! y segundo, tengo una buena noticia — hablo la rubia primero con cara de enojo y luego con una sonrisa de oreja a oreja y dando saltitos.

— Dime — Exclamo Liam, sirviendo tostadas para los tres, junto con jugo de naranja y mermelada casera que había hecho la ahora adolescente Katy, quien se había convertido en la tía más babosa y dedicada del mundo.

— ¡El abuelo me regalo un celular! — Grito ella eufórica y con los ojos bien abiertos esperando por aceptación.

—¿Queee? —Pregunto el mayor asombrado— ¡Pero sos muy pequeña para tener un celular! — dijo, y al ver la cara de pocos amigos que su niña del corazón le puso, retomo el tema de otra manera — quiero decir, ¿Para que queres un celular? si con tu abuela te llevamos y traemos a todos lados, lo veo inútil...

Fue interrumpido por la Pre-adolescente quejumbrosa — ¡Pero papaaaa todos mis amigos tienen!¡soy la única que no! ¡Hasta el hijo de Isabella tiene uno!— sabía que con eso último ablandaria a su padre, y en parte era cierto, ella recordaba al niño y lo veía siempre en los recreos.

—Bueno, ya vamos a ver, todo depende de tus notas. — aclaro el, omitiendo lo último que dijo Mía y viendo el seño fruncido de esta y a la vez no pudiendo creer cuanto había crecido su pequeña rubia, quien pareciera que ayer estaba dando sus primeros pasos.

Numerosos sentimientos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora