-Despierta, bella durmiente- la voz me volvió a hablar, haciéndome sobre saltar.
-Ya cállate! Quiero dormir!- la voz rió.
-Draco está por entrar a tu habitación, te conviene levantarte…
Le ignore rotundamente y me di vuelta para seguir durmiendo. Un golpe en la puerta me altero, me di vuelta y dije:
-Pasa, Draco!- el abrió y se rio.
-Tan predecible soy?- le diría que no, pero seguro que no es normal escuchar voces.
-Si!- mentí. Él se sentó en la esquina de mi cama, mire a ambos lados y vi que ninguna de las chicas estaba en la habitación- Qué hora es?
-14:10, duermes mucho, nena- me gustaba que me dijera eso. Su voz era tan…- Estas ahí?- dijo el rubio sobresaltándome.
-Claro! Debería vestirme….- dije.
-Hazlo- le mire divertida.
-Fuera- dije agitando las manos como si de un perro se tratase.
-No tengo problema en…- pero le pegue en la cabeza, asiendo que este se callara.
-Me vestiré con magia!- y con un rápido movimiento de la obra maestra que tenía en manos, me vestí.
-Vamos, mi padre espera, Cristalstairs- por alguna razón que desconozco el rubio me tendió su brazo y me guio a donde Lucius.
No sé donde no esperaba Lucius, pero el camino fue eterno. Me moría de hambre, no había comido nada ayer a la noche y hoy tampoco. Estaba tan sumida en mis pensamientos sobre comida que ver a Lucius enfrente mío me sobresalto.
-Lucius- le tendí la mano.
-Señorita Cristalstaris, su primo Blaine le manda esto- dijo entregándome un paquete.
-Oh, muy amable…
-Y Narcisa te envía esto- y ahí me dio un sobre sellado con el escudo familiar de los Malfoy.
-Muchas gracias, si me disculpan yo iré a comer algo. Draco, te espero en el comedor.
-Pero yo…- y su padre le interrumpió.
-Irá enseguida, yo me asegurare de ello- solo asentí y me despedí de padre e hijo con un gesto de cabeza.
Llegué al comedor y me asusto ver a McGonagall sola.
-Buenos días señorita Cristalstairs, espero que tenga hambre, le deje comida en unos platos- dijo señalándome la mesa de mi casa.
-Gracias.
-El señor Malfoy ya debe de estar por llegar- yo asentí. Siempre me resultaría un misterio el cómo los directores siempre saben todo.
Me senté en donde McGonagall me había señalado y comi como si la vida se me fuera en ello. Bebí 3 jarras de jugo de calabazas, comí 6 platos de comida y algunas cosas más. Sentí unos brasos tomandome por detrás.
-Que quieres, Malfoy?- sin siquiera girarme sabía que este tendría el entrecejo fruncido.
-Debemos ir a tus pruebas.
-Sabias palabras señor Malfoy- McGonagall hablo, asciendo que a Draco y a mi casi nos diera un sincope. Nos separamos de golpe, mi rostro se torno de algún extraño tono bordeaux, lo sentía.
Luego de eso nos fuimos a mis respectivas pruebas. La primera fue de transformaciones, era bastante simple, y quede en la misma clase avanzada que Draco. Luego fuimos a la prueba de botánica, materia en la que soy un asco, pero igual quede con Draco. Las de historia de la magia y pociones fueron las más simples, en ambas quede avanzada. Las otras quede en mi respectivo año, y me daban igual.
-Deberías hacer la prueba de Quidditch- me dijo el rubio.
-Debería, pero me da flojera, mejor vamos a la sala común- y sin esperar respuesta lo arrastre con migo hasta las mazmorras.
Nos sentamos en un cómodo rincón y nos pusimos a hablar. Era la primera vez que veía a Draco con la guardia baja, no lucia a punto de mandarte un crucio, ni nada.
-Te puedo hacer una pregunta?- igual que siempre, no espere respuesta- Por qué siempre tienes cara de asco?
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La Heredera de Salazar
FanfictionUna obligación. Una decisión. Una vida. Todo son mentiras, nada es lo que parece, nada es lo que ella creía. No tiene vos ni voto en una vida que ya fue planificada, la suya. Ella es la Heredera. Algo increíble. Algo valioso. Algo peligroso. Algo q...