Cartas, pruebas y preguntas tontas (mini-maratón 1/2)

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-Despierta, bella durmiente- la voz me volvió a hablar, haciéndome sobre saltar.

-Ya cállate! Quiero dormir!-  la voz rió.

-Draco está por entrar a tu habitación, te conviene levantarte…

Le ignore rotundamente y me di vuelta para seguir durmiendo. Un golpe en la puerta me altero, me di vuelta y dije:

-Pasa, Draco!- el abrió y se rio.

-Tan predecible soy?- le diría que no, pero seguro que no es normal escuchar voces.

-Si!- mentí. Él se sentó en la esquina de mi cama, mire a ambos lados y vi que ninguna de las chicas estaba en la habitación- Qué hora es?

-14:10, duermes mucho, nena- me gustaba que me dijera eso. Su voz era tan…- Estas ahí?- dijo el rubio sobresaltándome.

-Claro! Debería vestirme….- dije.

-Hazlo- le mire divertida.

-Fuera- dije agitando las manos como si de un perro se tratase.

-No tengo problema en…- pero le pegue en la cabeza, asiendo que este se callara.

-Me vestiré con magia!- y con un rápido movimiento de la obra maestra que tenía en manos, me vestí.

-Vamos, mi padre espera, Cristalstairs- por alguna razón que desconozco el rubio me tendió su brazo y me guio a donde Lucius.

No sé donde no esperaba Lucius, pero el camino fue eterno. Me moría de hambre, no había comido nada ayer a la noche y hoy tampoco. Estaba tan sumida en mis pensamientos sobre comida que ver a Lucius enfrente mío me sobresalto.

-Lucius- le tendí la mano.

-Señorita Cristalstaris, su primo Blaine le manda esto- dijo entregándome un paquete.

-Oh, muy amable…

-Y Narcisa te envía esto- y ahí me dio un sobre sellado con el escudo familiar de los Malfoy.

-Muchas gracias, si me disculpan yo iré a comer algo. Draco, te espero en el comedor.

-Pero yo…- y su padre le interrumpió.

-Irá enseguida, yo me asegurare de ello- solo asentí y me despedí de padre e hijo con un gesto de cabeza.

Llegué al comedor y me asusto ver a McGonagall sola.

-Buenos días señorita Cristalstairs, espero que tenga hambre, le deje comida en unos platos- dijo señalándome la mesa de mi casa.

-Gracias.

-El señor Malfoy ya debe de estar por llegar- yo asentí. Siempre me resultaría un misterio el cómo los directores siempre saben todo.

Me senté en donde McGonagall me había señalado y comi como si la vida se me fuera en ello. Bebí 3 jarras de jugo de calabazas, comí 6 platos de comida y algunas cosas más. Sentí unos brasos tomandome por detrás.

-Que quieres, Malfoy?- sin siquiera girarme sabía que este tendría el entrecejo fruncido.

-Debemos ir a tus pruebas.

-Sabias palabras señor Malfoy- McGonagall hablo, asciendo que a Draco y a mi casi nos diera un sincope. Nos separamos de golpe, mi rostro se torno de algún extraño tono bordeaux, lo sentía.

Luego de eso nos fuimos a mis respectivas pruebas. La primera fue de transformaciones, era bastante simple, y quede en la misma clase avanzada que Draco. Luego fuimos a la prueba de botánica, materia en la que soy un asco, pero igual quede con Draco. Las de historia de la magia y pociones fueron las más simples, en ambas quede avanzada. Las otras quede en mi respectivo año, y me daban igual.

-Deberías hacer la prueba de Quidditch- me dijo el rubio.

-Debería, pero me da flojera, mejor vamos a la sala común- y sin esperar respuesta lo arrastre con migo hasta las mazmorras.

Nos sentamos en un cómodo rincón y nos pusimos a hablar. Era la primera vez que veía a Draco con la guardia baja, no lucia a punto de mandarte un crucio, ni nada.

-Te puedo hacer una pregunta?- igual que siempre, no espere respuesta- Por qué siempre tienes cara de asco?

La Heredera de SalazarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora