Estaba tranquilamente dormida en mi cama cuando un portazo me despertó. No abrí los ojos. Me giré sobre mi hombro para darle la espalda a la puerta.
-¡Despierta! –Me gritó clarisa mientras me sacudía
-Déjame dormir. –Dije. –Mi madre se fue a su curso ayer y cuando pienso que podré dormir más me despiertas.
-¿Sabes qué hora es, no?
-No.
-Son las dos de la tarde.
Di un brinco y abrí los ojos. El reloj marcaba las dos cinco. Me reincorporé y me fui al baño a lavarme la cara.
-¿Cómo entraste aquí de todos modos? –Pregunté después de secarme la cara.
-Te conozco lo suficiente como para saber que dejan la llave en una maceta. –Contestó.
-¿Y qué vamos a hacer hoy?
-Ir a una fiesta, nena. Y no puedes decir no.
-No iré. No me gustan las fiestas.
-Anda, el próximo año seremos las mayores y tenemos que armarnos buenas reputaciones
-Arma tu buena reputación mejor.
-¿Yo sola? No quiero quedarme sin mi mejor amiga porque no le gusta ir a fiestas.
-No quiero ir, pierdo preciadas horas de sueño. –Dije haciendo la voz como niña pequeña teniendo una rabieta.
-Puede ir Sat. –Dijo en voz baja y moviendo la cabeza.
-¿Tú crees? –Soné con demasiado entusiasmo.
-Ya chica, déjalo ser. Pero es probable, él nunca se pierde una fiesta de gran magnitud. Tu mamá se fue a un curso, podemos hacer lo que queramos, imagina que estamos en la universidad una noche de viernes, salimos a divertirnos después de la semana de exámenes.
-No lo sé.
-Anda.
-No me dejes sola en la fiesta. Solo eso pido. –Dije rendida. Ella chilló y aplaudió.
-Lo prometo.
-Y a esto. ¿Va a ir Austin y Trevor?
-Austin sí, Trevor no, él sabe que Sat va a esas fiestas.
-Oh.
-Bueno, como sea. Báñate que hueles a oso.
-Que linda eres.
-¿Yo? –Dijo haciéndose la ofendida. –Yo soy un amor.
-Creo que es solo Austin quien te ve así, ¿Qué le hiciste? ¿Lo drogaste? –Dije con picardía.
Tuve que esquivar una almohada convertida en proyectil. Me metí en el baño y cerré rápidamente la almohada que chocó con la puerta.
Salí del baño con una bata rosa y la toalla amarilla enredada en mi cabello. Cuando salí vi a Clarisa tumbada en mi cama boca arriba llorando. Me estremecí y me le acerqué.
-¿Qué sucede? ¿Estás bien? –Pregunté.
-No, no estoy bien. –Dijo entre sollozos. –Acabo de terminar el libro de bajo la misma estrella.
-Oh, ya lo sé. Tranquilízate.
-¿Por qué Augustus? ¿Eh?
-Ya, es solo un personaje ficticio. Pero si, lloré.
-Tienes razón, es solo un personaje ficticio. -Se levantó y se talló los ojos con los puños. –Y esa es la razón por la cual no leo libros. Bueno, como sea, vamos a arreglarnos.
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Bestia
Fiksi Remaja-No te acerques demasiado. Esta oscuro haya adentro. Es donde mi demonio se esconde. Apreté los labios. El corazón se me subió a la boca. Es cierto, es un demonio, una, bestia. Una historia que le da un giro a la clásica historia del chico malo que...