Capítulo 13

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Ya se había hecho de noche. Austin me pidió que los dejara en la calle Galveston y lo hice.

Al principio, Trevor me había agradado bastante pero comienza a preguntarme cosas y hablar así de Sat, no me agradó para nada que hiciera eso. Creo que ha de ser parecido a lo que siente Sat cuando le pregunto algo. Pero Trevor, al parecer es el que más sabe de Sat y me interesa que me diga todo lo que sepa.

Llevé a Clarisa a su casa sin antes darnos un enorme abrazo por parte de ella y sus padres y su hermanito Gabe.

Al llegar a mi casa me sentía cansada, tenía ganas de darme un largo baño de burbujas, pero no tengo burbujas, así que solo tomé una ducha que me ayudo bastante a relajar todos mis músculos.

Salí del baño con mi bata y aún estaba mojada. Comencé vestirme con la ropa interior cuando de pronto mi celular comenzó a sonar. Me coloqué de nuevo la bata y tomé el celular. Miré el identificador de llamadas y decía número desconocido. Tragué saliva al pensar que sería Sat. No contesté, lo dejé en su lugar. Y Seguí vistiéndome con mi pijama azul. Entonces el celular sonaba de nuevo. Tomé valor para contestar.

-¿Hola? –Contesté.

-Hola Chris, soy yo, Sat. –Sí era él. No sé qué sentí cuando oí su voz. Fueron sentimientos mezclados.

-Hola.

-¿Cómo estás? –Preguntó.

-Bien, gracias.

-Me enteré de que hoy fue tu cumpleaños.

-¿Cómo te enteraste?

-Conozco a todos, no fue difícil para que un amigo me llamara diciendo que mi chica tenía un auto nuevo.

Gracias a Dios que hablamos por teléfono porque si no hubiera visto que tan roja me puse cuando dijo eso con su irresistible voz. Me derretí ahí. ¿Por qué puede ser tan perfecto pero tan idiota a la misma vez?

-¿Qué, me vigilas?

-Por supuesto, no me gusta que andes por ahí sola, con el peligro de que cualquier chico te pueda enamorar.

-No me va a enamorar nadie.

-Pues yo ya estoy en eso.

-Así que solo estás jugando conmigo.

-No. Si te soy sincero no sé por qué estoy haciendo esto.

-¿Y por qué lo haces, entonces?

-Ya te dije, tú me provocas, no solo de mala manera, también de la buena. Supongo.

-Bueno, ¿y a que se debe tu llamada?

-¿No puedo llamarte?

-No lo sé, desapareces así de repente.

-Así soy yo, soy como una sombra.

-Si claro. –Dije y me reí.

-Es linda tu risa, es la segunda vez que te oigo reír, me gustaría oírte más veces.

-Tú eres el que nunca dice nada gracioso.

-Es que no soy gracioso.

-Ya me he dado cuenta.

-Bueno, felicidades. Se me olvido decirte eso y fue por eso que te llamé.

-Gracias.

-¿Cuántos cumpliste?

-Diecinueve.

-No eres tan chica como yo esperaba.

-Bueno, ya que estamos hablando de edades, ¿Cuántos años tienes?

BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora