Estoy sentada frente al televisor de la sala, comiendo el resto de una dona azucarada. En el televisor está la cuarta entrega de Harry Potter. Desde la primera película me han gustado y cuando veo una en el cable no puedo no verla.
Mi madre no ha llegado del trabajo y no espero que llegue temprano hoy.
Después de desayunar salí al patio delantero con mi perra. Me senté en el pasto amarillo y seco y dejé que la perra corriera a sus anchas. Tomé mi celular y me quedé viendo la pantalla de bloqueo. Estaba una foto de mi perra mirándome, con el hocico abierto y parecía que me sonreía. Entre a ver mis fotos y miré la foto que le envié a Asaiah hace unas semanas, en la que estaba con mi vestido negro. La borré y en su lugar apareció una foto de la boca de Asaiah, haciendo una media sonrisa. ¿Cuándo demonios se tomó esa foto? La mire detenidamente, la foto solo era de media cara y enfocaba su media sonrisa. Era la única foto que había allí, a parte de las de mi perra. La seleccioné como fondo de pantalla y bloqueé el teléfono, luego prendí la pantalla y al volver a ver su media sonrisa me ruboricé.
En ese momento el artilugio comenzó a sonar y a vibrar en mi mano. El nombre de Sat apareció en letras blancas y contesté.
-Hola, cure. -Saludó.
-Hola. Oye.
-¿Qué?
-¿Qué hace una foto tuya en mi celular? -El río.
-Quería que me recordaras.
-Te llevo en mi corazón. ¿No es suficiente?
-Que cursi eres.
-Gracias. -Reímos los dos un poco. -¿Por qué media cara?
-No me gustan las fotos.
-Oh.
-¿Y qué haces?
-Nada, y tú.
-Afuera, en mi casa, arreglando mi camioneta.
-Ah, ahora también arreglas autos.
-Ya te lo he dicho, Cure. Soy un hombre con múltiples talentos.
-¿Hay algo en lo que no seas bueno?
-Mmm, la batería no se me da.
-¿Batería? ¿En serio? Tocas la guitarra, pero no tocas la batería.
-También toco el piano.
-¿Otra cosa que quieras agregar?
-Mmm. A ti también. -No sé qué responder y me quedo callada. Puedo oír una risita de la otra línea. -Sabes, estoy afuera. Sin camiseta. Y hay unas muchachas viéndome desde la ventana de la casa de enfrente.
-¿Y para qué me dices eso?
-Para provocarte, nena. Les voy a guiñar el ojo.
-No lo hagas.
-Ya lo hice.
-Te dije que no. -Otra vez una risita.
-No hice nada. Tú eres la única que es dueña de mis sonrisas y mis guiños.
-Sí claro. -Dije riendo satisfecha. -Te creo.
-¿Vas a hacer algo esta noche? -Cuando preguntó eso me sentí aliviada al pensar que no tenía planeado ir a ningún lado esta noche.
-Va a haber una fiesta hoy, ¿no? -Pregunté.
-Sí, ¿quieres ir?
-No, no soy de fiestas.
-Tampoco yo. -Eso me tomó por sorpresa.
-Pero si se supone que vas a todas las fiestas.
-Creo que no necesito especificarte por qué iba.
-Mujeres.
-Pero eso fue antes de conocerte. Ahora me alegro que ya no tenga que ir a una fiesta para divertirme.
-Pero solo han sido dos veces, no exageres.
-Bueno, pues estuve en abstinencia por más de un mes y esas dos veces para mí fueron gloriosas después de todo ese tiempo. Y lo más importante es que fueron contigo.
Me sonrojé.
-Amo hacerte sonrojar. -Se hizo el silencio por unos minutos. -Espera una hora, tengo que arreglar una válvula de la camioneta que no anda bien. No sé dónde es que el maldito de Winnie la metió anoche. Probablemente este en tu casa más tarde.
-Esperaré entonces.
Mi madre llegó alrededor de las siete de la noche y cenamos juntas.
Estoy tumbada boca arriba, con la vista pegada al pecho y un montón de papeles y libros abiertos a mí alrededor.
Dentro de tres semanas las clases de mi último año comenzarán y tengo que comenzar a preocuparme por las universidades. Llevo dos horas estudiando para mi examen de admisión.
Antes quería irme a una universidad lejos de aquí, como a Yale que está en Connecticut. Mi madre no es capaz de pagar la matricula completa y antes estaba con el sueño de conseguir una beca.
Pero ahora con la simple idea de pasar un semestre lejos, sin ver a Asaiah, me aterro. No quiero irme y dejarlo. Quiero quedarme aquí. Y estar con él. Ahora Stanford está más en mi mente. Pero aun así me tengo que alejar de él. La única opción que me queda es estudiar en la universidad local. Pero lo hago por él.
Suspiró y trato de alejar eso de mi cabeza. Quiero dejar esa decisión para después. Aún estoy de vacaciones y se supone que debo de disfrutar las últimas semanas que me quedan.
Me levanté y comencé a levantar todos mis libros y mis hojas de estudios para regresarlos a mi librero de la manera organizada que tenía antes de comenzar a estudiar.
De pronto oigo un golpe sordo desde afuera. Y unos dedos aparecen en el borde de la ventana. Me levanté un poco asustada y después vi a Asaiah entrar por la ventana.
Literalmente corrió hacia mí y me plantó su boca en la mía. Sonreí en medio del beso. Estoy feliz de que él esté aquí. Sus manos se acoplaron a mis caderas acercándome a él.
-Oye, estaba por tomar una ducha. -Dije con la respiración entrecortada.
-Vamos a tomarla juntos.
Se sacó su playera y la dejó caer al lado.
-Ahora si traigo condón, quiero que estés tranquila.
-Creo que eso es bueno.
Y ambos entramos a mi baño.
Son más de las cuatro de la madrugada y ambos estamos en mi cama. Estamos cansados, agarrotados, mojados y aun desnudos.
Tengo mi mejilla recargada en su pecho, con los ojos cerrados y pendiente de cada latido de su corazón.
Él está despierto pero con los ojos cerrados y sé que está más cerca de quedarse dormido. Pasea sus dedos por toda mi espalda hasta que deja de hacerlo y es cuando distingo que se quedó dormido y ahora puedo hacerlo yo también.
-No fue a la fiesta. -Me digo en voz baja antes de quedarme profundamente dormida.
Me meto otro bocado en la boca, saboreando ese desayuno salado y grasoso que hacia mi mamá.
-Estás resplandeciente. -Me dijo mi mamá. -¿Qué tienes?
-Una buena noche, mamá. -Respondí con una sonrisa pícara.
Recordé la noche anterior. En la que Asaiah y yo nos unimos una vez más. Ambos cuerpos demasiado juntos y mojados.
-Niña. -Chasqueó los dedos enfrente de mi cara. -Reacciona.
-Perdón mamá, estaba recordando el sueño que tuve.
-Fue muy bueno, eh.
-El mejor.
Me metí otro bocado a la boca con una sonrisa.
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Bestia
Novela Juvenil-No te acerques demasiado. Esta oscuro haya adentro. Es donde mi demonio se esconde. Apreté los labios. El corazón se me subió a la boca. Es cierto, es un demonio, una, bestia. Una historia que le da un giro a la clásica historia del chico malo que...