Una semana. Una maldita semana pasó.
Sobreviví a mi primera semana de clases.
Ni idea de cómo logré estar tanto tiempo sin saber nada de Asaiah. No lo he logrado, más bien. He estado a punto de marcar ese número nuevo varias veces pero se me viene a la mente la imagen del hombre que me apuntó con el arma pero esta vez dispara y con eso me retengo.
Ni una bendita llamada. Ni una bendita llamada, nada.
Es jueves por la noche y estoy viendo un maratón de Glee con mi madre (hoy llegó temprano).
El timbre de mi casa irrumpió el silencio. Me paré como un rayo a abrirla esperando que fuera Asaiah, pero no era él.
Al verlo me sentí mejor, no como yo pensé, pero mejor. Me arrojé a sus brazos y él me rodeó en ese instante. Nunca pensé que Trevor me brindaría esa sensación de calma ahora.
-¿Estas bien Christina?
Miré a sus ojos azules, que me daban calma. Negué con la cabeza. Lo solté y me puse delante de él para poder hablar. Pero tomé su mano, quería un soporte. La tomé y la apreté.
-¿Por qué viniste aquí? –Pregunté.
-Sat me dijo que viniera.
-¿Sat te dijo que vinieras? –Eso fue algo que no me esperaba.
-Sí, me dijo que te fuera ver, que estabas mal. Primero no me lo creí pero si se trataba de ti, así que vine para comprobarlo.
-¿Pero, por que te pidió a ti?
-Porque tú confías en mí. Él no pero tú sí. –Lo apreté más. – ¿Problemas en el paraíso?
-Esto está mal, muy mal, Trevor.
-¿Qué sucede? No me dijo mucho.
-No sé si deba decírtelo.
-Dímelo, no lo diré a nadie.
-Es que ni si quiera yo sé que pasa. No me ha dicho mucho.
-Bien, ¿Qué sabes?
-Que nos persiguen.
-¿Quién?
-No lo sé, pero él dice que lo han hecho por mucho tiempo.
-Oh, son los tipos de una pandilla. Sí, una vez supe que una pandilla anda tras él. ¿Pero por qué también contigo?
-Porque estamos juntos, Trevor. Por eso.
-Son unos idiotas. Esos idiotas lo quieren extorsionar, y lo están haciendo contigo.
-Es lo que yo pienso.
-¿Pero qué demonios quieren?
-Dinero, supongo.
-No, llevan años persiguiéndolo y siempre han estado cerca pero nunca lo han logrado. Eso ya se volvió personal. Te deben de tener vigilada. Dios, no te pienso dejar sola con la idea de que esos malditos puedan entrar en cualquier momento a tu casa.
-No puedes pasar la noche aquí, mi madre me matará.
-Vine en mi coche, estaré ahí.
-Dios, no. No puedes dormir ahí.
-He vivido en mi coche por varios años.
-¿Christina? –Me llamó mi madre. Me giré sobre mis talones. -¿Quién es él?
-Buenas noches señora. –Saludó alegremente Trevor.
-Ah, eres el chico de la otra noche, el que estaba en la fiesta. ¿Travis?
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Bestia
Teen Fiction-No te acerques demasiado. Esta oscuro haya adentro. Es donde mi demonio se esconde. Apreté los labios. El corazón se me subió a la boca. Es cierto, es un demonio, una, bestia. Una historia que le da un giro a la clásica historia del chico malo que...