Capítulo 16

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Las manos me sudaban. Mis piernas bailaban una canción que ellas mismas compusieron, mientras que yo. Yo me moría de los nervios. Clarisa veía el televisor con su película favorita puesta. ¿Cómo le digo que estoy con Sat?

Aunque ni yo sé si mantenemos una relación estable o no. No quiero apresurar nada. Clarisa me ve con unos ojos, como si supiera todo lo que está pasando. Y sé que en el fondo lo sabe.

-¿Clari? –La llamé.

-Shh. –Me dijo de forma agresiva. –Espera un poco que aquí viene el beso.

Al ver a la pareja protagonista darse el primer beso inmediatamente me hizo recordar el mío con Sat. Toda la noche se la pasó en mi casa. Besándonos. Y hablando de tonterías como la universidad a la que pretendo ir. Y Sat fingía que me escuchaba. Al menos lo intenta.

-Ahora sí, ¿qué? –Me distrajo de mis recuerdos.

-Te tengo que decir algo. –Dije ocultando mis puños en las mangas de mi cardigan.

-¿Qué es? No has dejado de estar nerviosa toda la tarde.

No respondí. Chillé como un perro chihuahua y hundí mi cara en sus piernas.

-¿Qué sucede, estas bien? –Sonó preocupada. Asentí. -¿Por qué estas así?

-Es por alguien. –Susurré.

-¿Quién?

-Sat.

-Espera. ¿Qué? –gritó. –No me digas que te acostaste con él.

Saqué mi cabeza de entre sus piernas y la fulminé con la mirada.

-No me acosté con él.

-¿Entonces?

-Me besé con él.

-No tienes que ponerte así. Hay mil chicas con las que se ha besado.

-¿Las ha llevado a su casa cuando estaban borrachas, sin aprovechar de ellas? ¿Se ha quedado a vigilarlas que se recuperen? ¿Se ha quedado a hacerles una sopa de pollo? ¿Ha estado con ellas los dos días que les duró la resaca? ¿Las ha llevado al club de pelea en donde generalmente pasa el tiempo? ¿Eh? –Dije enfadada.

La quijada se le abrió. Y negó con la cabeza. Yo comencé a morirme de vergüenza y abracé mis piernas, donde luego metí mi cabeza.

-¿Hizo todo eso? –Preguntó impresionada.

-Y más.

-Perdón por no creerte, pero es que es Sat.

-¿Ah, que no me crees? ¿Alguna vez te he mentido?

-Si te creo. Pero es difícil creer que Sat, el follador haya hecho eso.

-Pues lo hizo. Y no sabes lo bien que se ha portado conmigo.

Ella se encogió de hombros al ver que yo estaba enfadada porque no me creía. Me crucé de brazos y la fulminé con la mirada. Para salvar el momento mi celular sonó. Me levanté enojada y contesté sin mirar el identificador.

-¿Hola? –Contesté.

-Oh, cure, ¿estás bien? –Contestó Sat

-¿Cure?

-Sí, cura en inglés, porque eres mi cura.

Me llevé mis manos a mis mejillas para cubrir mi coloración y que Clarisa no la viera.

-¿Cure?

-¿Sí big punch? –Conseguí que se riera.

-¿Gran puñetazo, no se te ocurrió un mejor sobre nombre?

BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora