Tenía unos cinco años. Estaba en una estación de metro y todo estaba oscuro. Mi padre estaba del otro lado. Tenía miedo. Mucho miedo. Comencé a llorar por que mi padre me veía pero no hacía nada. De pronto deje de tener cinco años y recuperé mis diecinueve años. Mi papá no estaba del otro lado del metro. Ahora estaba en la cama de un hospital. No tenía diecinueve, aún era pequeña.
-Christina, te amo. –Me dijo mi papá en mi sueño.
-¡No te vayas! –Grité. -¡No me dejes sola! ¡No papá! ¡Papá! ¡No me dejes! –Gritaba a todo pulmón pero mi padre se alejaba en la oscuridad. Mis ojos se vieron invadidos por lágrimas. -¡Papá! –Grité y continuaba gritando.
Algo me despertó. Vi a Sat al lado de mi cama. Estaba muerto de miedo, se le veía en la cara. Lo último que recuerdo de la noche anterior es él, en mi casa.
-¿Christina? –Preguntó. -¿Estás bien?
La niña pequeña aun gritaba en mi cabeza. Negué con mi cabeza. No pude resistir y me arrojé a su cuello. Comencé a llorar en su cuello, recordando mi sueño y a mi padre muerto. Él trataba de consolarme, me acariciaba la cabeza y la espalda.
Alcé mi cara y lo miré. Cerré los ojos y me arrojé a sus labios.
Él como yo nos quedamos al principio inmóviles. Entonces el comenzó a mover sus labios y manipulando los míos. Subió por la cama y quedo arriba de mí. Con sus manos a los costados de mi cara mientras me besaba. Mis manos subieron de su cuello a su cabello. Sentía su lengua dentro de mi boca. Él sabía a menta. Sabía delicioso. Me mordió delicadamente el labio inferior y comenzó a tirar de él. Mi mano derecha chocó con su pequeño arete y comencé a masajear su lóbulo. Sus labios bajaron a mi barbilla y luego a mi cuello. Me daba besos y luego pequeños mordiscos deliciosos. Entonces paró en seco.
-Lo siento mucho, Chris. –Dijo y luego se dejó caer a mi lado.
-¿Qué sientes? –Pregunté.
-Esto, no puede ser nada entre tú y yo.
-¿Por qué?
-Porque tú eres más de lo que me merezco. Mucho más.
-¿Por qué?
-Porque soy una mierda. Por eso, hice demasiadas cosas malas en el pasado y estoy condenado, no merezco nada bueno.
-Todos merecen una segunda oportunidad, ¿no lo crees?
Ambos nos sentamos en mi cama. Él me sonrió y tomó mi barbilla con una mano.
-Tú eres tan inocente. Eres todo lo contrario a mí.
-Dicen que los polos opuestos se atraen.
-Sí, pero en nuestro caso no.
-No quiero que salgas lastimada. Sé que tarde o temprano te lastimaré. Tú no estás hecha para mi estilo de vida.
-¿Qué? ¿A caso eres un sadomasoquista? –El rio.
-No, no soy un sadomasoquista.
-¿Entonces?
-Las amistades que tengo, no son las mejores. Te dije que tengo antecedentes penales.
-No me importa.
-He vivido solo desde los doce años.
El corazón se me subió a la boca con solo imaginarme a un pequeño Sat solo. Ahora fue mi turno de tomar su barbilla entre mis manos.
-He superado todo, pero no con madurez, lo admito. Pero no había forma de que alguien me ayudara a superarlo con madurez.
-¿Qué fue lo que te paso?
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Bestia
Novela Juvenil-No te acerques demasiado. Esta oscuro haya adentro. Es donde mi demonio se esconde. Apreté los labios. El corazón se me subió a la boca. Es cierto, es un demonio, una, bestia. Una historia que le da un giro a la clásica historia del chico malo que...