Capítulo 29

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Cuando desperté no me sentía cansada. Al contrario, me sentía viva descansada y con mucha energía para hacer casi cualquier cosa. Me puse de pie y me lavé la cara con abundante agua. Es lunes pero ni lo parece, eso es lo bueno de las vacaciones.

Bajé las escaleras trotando y me encontré a mi mamá sentada desayunando, con su ropa de trabajo, ya lista para irse. Al verla me volví a sentir culpable, espero que haya encontrado mi carta. Alzó la cara al verme parada al lado de las escaleras y me sonrió.

-Buenos días, cariño. –Se oye tan normal como siempre. Le devolví la sonrisa y corrí a abrazarla.

-Mamá, perdón. –Dije con la cabeza en su cabello.

-No te preocupes cariño. –Nos quedamos en silencio abrazándonos por un rato. -¿En serio sientes eso? –Dijo a mi oído. La solté para verla a los ojos y hablar mejor

-¿Qué?

-¿Qué él te ha dado algo por lo que luchar? Pensé que luchabas por tu futuro.

-Mi futuro es importante para mí. –Le dije. –Pero tengo que vivir el presente y él es mi presente. Y sí, lucho para que se dé cuenta que no es como él cree, quiero que se abra y vea que es capaz de sentir.

-No entiendo por qué él. –Dijo mirándome a los ojos. –Bueno, ya eres una adulta y tienes que hacer tu vida, pero aun eres joven y tienes que crecer. Y para crecer algunas veces tienes que tropezar.

-Él no es un tropiezo. –Sus ojos comenzaron a cristalizarse. –Es más un proyecto a largo plazo. –Dije para romper la tensión. Y rio un poco.

-Oh cariño.

-¿Qué?

-Te has enamorado.

Abrí los ojos, casi se me salen. ¿Qué? No es posible. ¿O sí? No, lo quiero mucho. Más de lo que he querido a cualquiera pero no veo que tenga sentimientos tan fuertes por él. Enamorarse es una gran palabra que tiene mucho significado y no se puede dejar a la ligera. Mi corazón se aceleró de pensar que eso pueda ser una posibilidad. ¿Enamorarme de él?

-No lo estoy mamá. –Respondí. -¿Vas a trabajar hoy?

-Claro, alguien tiene que traer pan a la mesa.

-Por supuesto.

Acompañé a mi mamá a desayunar. El ambiente se relajó por completo. Ella ha vuelto a hablar de todas las hortalizas que quisiera tener si tuviera tiempo y yo la escuchaba.

Se fue temprano, como siempre y me quede sola en la casa. Con esa duda en la cabeza.

¿De verdad me enamoré?

Algunas palabras pasan en mi mente. Los recuerdos de los momentos que he pasado con Asaiah.

“Te he confiado mi corazón”

“Eres mi cura”

“Te necesito”

“Me provocas”

Todas me las ha dicho él y mi corazón se aceleró al oírlas y se acelera ahora al recordarlas.

No sé cómo reaccionar. No sé qué pensar. Mi corazón se acelera cada que hablo con él y con el mas mínimo roce, lo hace.

Pero no, no puedo enamorarme. No lo haré, las personas salen lastimadas si se enamoran.

Pero si yo misma digo que él no me va a lastimar, ¿Por qué no quiero enamorarme? ¿Es que realmente pienso que puede hacerlo?

Estoy en un dilema, no quiero enamorarme. Pero siento como si ya lo estuviera.

Mi celular sonó con el tono de todos los celulares Apple y contesté sin fijarme en el número.

BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora