Impossible (Nante #1) ©

Capítulo 4

Cuando estuvieron en el camión respiraron tranquilos. Neal saldría al final de la jornada y Roxy no tardaría en acompañarlos a ellos en la furgoneta, por lo que les quedaba un buen rato allí dentro.

Hicieron varias fotos al extraño mineral que habían sacado de la roca y se las enviaron a Harry para que este pudiera identificarla. Pero era una piedra muy rara, se parecía al cuarzo aunque mucho más pulido, daba la sensación de que le habían dado forma artificialmente, ya que tenía una bonita forma redondeada en uno de sus lados. Fuera lo que fuese aquello, había que tener cuidado porque algo haría que provocase la muerte de tantas personas.

Después de un rato y cuando al grupo de espera se les unió Roxy, quien llevó algo para comer, empezaron a temer que aquello no fuera lo que buscaban. No había dado ninguna señal de que hiciera algo perjudicial para la salud y no parecía poder provocar un infarto en una persona.

El cielo no tardó en tornarse oscuro y pronto vieron salir a Neal del edificio. Pocos eran los descubrimientos que habían hecho de la piedra durante el tiempo de espera. Harry tenía demasiadas posibilidades, había demasiados minerales y sin poder tenerlo entre sus artilugios no podía hacer más que descartar unos cuantos. Tendrían que llevarle el mineral para que pudiera analizarlo.

Joan daba golpes al volante impaciente, estaba aburrido y deseaba poder salir de aquel coche cuanto antes. Neal, en cambio, parecía tomarse su tiempo para llegar al vehículo mientras caminaba con tranquilidad y cerciorándose de que ninguno de sus compañeros le veía entrando en una camioneta de reparto.

Él eguía dando golpes en el volante mientras suspiraba al ver la tranquilidad y parsimonia de su amigo. Negaba con la cabeza con una sonrisa cuando un movimiento en su ventanilla le hizo girar la cabeza con brusquedad en busca de su origen.

No vio nada, pero estaba seguro de que una sombra oscura había pasado por su lado. Arrancó la furgoneta encendiendo las luces para iluminar la calle por la que venía Neal. Este se tapó los ojos cuando la luz le cegó, con la mano que no sujetaba la bolsa de deporte donde guardaba el uniforme.

Las dos acompañantes que también le esperaban junto a Joan, miraron a este último en busca de una explicación para su reacción.

-He visto algo- dijo Joan escudriñando el alrededor de su desconcertado amigo que se había parado sin comprender el haz de luz que le iluminaba en medio de la calle.

Todos empezaron a buscar a alguien más en la solitaria calle, pero lo único que se oía eran las lejanas voces de los compañeros de trabajo de Neal, que habían abandonado ya la calle.

-Habrá sido un pájaro- pensó Roxy quitándole importancia al asunto y volviéndose a acomodar en el asiento trasero del coche de donde se había incorporado apoyándose en el respaldo de los asientos delanteros.

Neal siguió andando pero de las sombras surgieron varias siluetas detrás del muchacho que hicieron ponerse alerta a todos los propietarios del coche. La reacción de Joan fue llevar la mano al contacto del vehículo para arrancarlo.

-Podrías atropellarlo a él- previno Gabby poniendo su mano sobre la de Joan. Después se bajó corriendo del coche encontrándose con Roxy que ya estaba fuera. Ella se puso la mano en el auricular de la oreja y apretando el botón añadió-. Neal, detrás de ti.

El muchacho siguió como si no hubiera escuchado nada hasta que arrojó la bolsa a sus atacantes, entreteniendo a estos en deshacerse de ella y corriendo a toda velocidad junto a sus amigos. Volvieron a abrir las puertas para marcharse de allí antes de que aquello se pusiera peor.

Un silbido cruzó el silencio de la calle y una flecha se clavó en la rueda de la furgoneta deshinchando esta por completo en apenas unos segundos. La flecha se había hundido con profundidad en el neumático y era inutilizable.