Capítulo 6

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La noche no fue buena para ninguno, aunque intentaron dormir un poco para que el día pasara y así poder empezar a olvidar lo ocurrido, no consiguieron conciliar el sueño. Los cuatro estuvieron mirando un punto fijo de la habitación durante prácticamente toda la noche.

Gabby abrió los ojos enrojecidos por el llanto, el reflejo que proyectó el cristal en su mesilla de noche la deslumbró. Derrotada había dormido un poco cuando se acercaba el alba.

Alargó el brazo y cogió el cristal acariciándolo con curiosidad. Se lo acercó a los ojos y lo miró con detenimiento. Era una especie de mineral, blanco y tan transparente que dejaba pasar la luz. Uno de sus lados estaba redondeado como si lo hubiesen pulido, pero otro estaba desigual, como fragmentado. Acarició el lado liso y cóncavo del cristal y suspiró levantándose de la cama y dirigiéndose a la ducha con el cristal en la mano.

Salió arrastrando los pies, sentía como si alguien tirara de ella hacia abajo impidiéndole moverse ágilmente.

Los pasillos estaban más vacíos y tristes que de costumbre o puede que sólo fuese ella que se encontraba así.

Pasó de largo la cocina y se metió en la sala común por la puerta que unía ambas habitaciones. Era muy temprano y no esperaba encontrarse a nadie, por eso reaccionó con un disimulado sobresalto cuando dos figuras masculinas se dibujaron ante ellas.

Joan y Harry estaban sentados en la mesa principal con un ordenador cada uno delante de la vista. Al igual que ella tenían los ojos enrojecidos e irritados, pero la causa parecía una exposición excesiva a la pantalla del ordenador.

Harry alzó la vista del aparato y la miró a través de los cristales de las gafas.

-Buenos días, Gabby- saludó Harry resoplando cansado. Su mirada desprendía un cierto brillo de súplica, como si le pidiese que le sacara de allí.

Joan levantó la mirada al escuchar el nombre de la muchacha y le dedicó una sonrisa melancólica.

-Hola- saludó manteniendo la vista fija en sus ojos por unos segundos, después suspiró y volvió al ordenador.

Ella permaneció un momento de pie parada en medio de la sala, una angustia crecía dentro de su pecho desde que había visto aquella expresión en su amigo. Sacudió la cabeza e intentó despojarse de todo aquello, tenía que ser fuerte, aguantar por ella y por sus amigos.

Revolvió el pelo de Harry de forma cariñosa haciendo reír a su propietario cuando pasó por su lado y se agachó junto a Joan para dejarle un beso en la mejilla. Este sonrió levemente sin dejar de teclear.

-¿Qué hacéis aquí tan pronto?- preguntó mirando lo que ocupaba tanta concentración por parte de sus amigos. Entrecerró los ojos en dirección a la pantalla mientras dejaba caer sus brazos por los hombros de Joan.

En su pantalla se podían ver esquelas de periódicos que no eran actuales a juzgar por las noticias. Harry, en cambio, abría varias ventanas de diferentes cámaras de vídeo que grababan calles solitarias y aún oscuras por la escasa luz del día.

-Investigar- se limitó a responder Joan.

Entonces, negó con la cabeza frustrado y salió de la página en la que estaba para buscar otra noticia diferente.

Harry se estiró hacia atrás y se dirigió a la muchacha encogiéndose de hombros y negando con la cabeza.

-Me ha levantado a las cinco de la mañana para que le ayudara a buscar información sobre ese arquero- explicó Harry haciendo crujir sus nudillos para relajar la mano agarrotada.

Impossible (Nante #1) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora