Abrió los ojos por décima vez en la noche y se revolvió inquieta. No conseguía conciliar el sueño. Pese a que nada más quedarse sola, lo único que había querido era acurrucarse bajo las sábanas de su cama y cerrar los ojos, ahora no conseguía inducirse en el sueño.
Se levantó frotándose los ojos, alargó un brazo hacia la mesilla de noche y encendió el interruptor de la lámpara que había encima, sin embargo esta no emitió ningún tipo de luz. Presionó el botón un par de veces más y bufó frustrada al encontrarse aún en la oscuridad.
Retiró las mantas de encima suyo y se incorporó para acercarse al interruptor de la luz del techo. Esta tampoco se inmutó cuando la activó.
-Pero que...- volvió a la cama pisando con fuerza y se dejó caer sobre el colchón. Para colmo no podría entretenerse hasta que le entrase el sueño porque al parecer el edificio se había quedado sin electricidad.
Tras varios minutos contemplando el techo volvió a salir de la cama y abrió la puerta de su habitación andando por los pasillos vacíos.
Caminó con lentitud sin tener claro el rumbo hasta que una puerta se le hizo conocida. Vaciló antes de entrar, no sabía qué hora era y seguramente estaría dormido, pero no perdía nada por intentarlo. Sólo esperaba no molestarle.
Abrió la puerta y se introdujo en el interior de ella procurando hacer el mínimo ruido posible. Cerró tras de sí y se acercó a la cama donde Joan dormía plácidamente.
-¿Joan?- llamó en susurros. No quería despertarle, aquel tono valdría para comprobar si estaba o no dormido.
Al no recibir respuesta suspiró y se dispuso a salir de allí. Sin embargo el cuerpo de Joan se movió a un lado dejando un espacio perfecto para ella. Aún estaba dormido y lo pensó dos veces antes de hacerlo, pero al final se acercó a la cama. Metió primero los pies en las cálidas sábanas y después el resto del cuerpo.
Miró hacia arriba y aunque apenas podía ver nada, sabía que el rostro de Joan se encontraba frente a ella. Se acomodó y cerró los ojos acompasando su respiración a la del muchacho, intentando sumirse en un sueño tan profundo como el suyo.
-Sabes que haciendo esto pareces una acosadora- se burló Joan con la voz ronca, causada por su repentino despertar.
Gabby se sobresaltó al escucharle hablar, parecía tan relajado que pensaba que aún seguía durmiendo. Joan se rió levemente y sacudió la cama cuando se deslizó un poco más cerca de ella.
-¿Qué pasa?- preguntó moviendo los mechones de pelo de Gabby con su respiración, realmente se había acercado bastante.
-No podía dormir- contestó ella sin moverse y aún con los ojos cerrados. De abrirlos no podría ver nada así que de poco servía separar los párpados.
-En el orfanato había una niña que prácticamente todas las noches, cuando tenía alguna pesadilla o un mal sueño, venía conmigo a dormir- contó Joan haciéndola esbozar una tierna sonrisa.
-¿Por qué acudía a ti en vez de irse con Neal?- se extrañó Gabby sabiendo que aquello enfadaría al chico.
Como ella esperaba Joan se calló durante unos segundos en los cuales debía de estar asumiendo lo dicho por la muchacha.
-¿Qué tengo yo de malo? ¿Por qué debería de elegir antes a Neal?- se molestó Joan frunciendo el ceño.
-Era mayor que tú, en teoría infundiría más seguridad- pensó Gabby riéndose por lo bajo y haciendo que Joan comprendiese que lo decía sólo para irritarle.
-Si no infundo seguridad, ¿por qué estás aquí?- quiso saber cruzándose de brazos.
-Porque me infundes más que Harry y Roxy me da patadas mientras duerme- bromeó mientras Joan reía y negaba con la cabeza. Al parecer él tampoco se había percatado de su cercanía debido a la oscuridad y con dicho movimiento rozó la frente de Gabby que miró hacia arriba encontrándose con dos esferas azules, que entre la ausencia de luz parecían brillar.
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Impossible (Nante #1) ©
Научная фантастикаSinopsis Siempre han existido sucesos extraños a nuestro alrededor, sucesos a los que nunca hemos prestado mucha atención. Apagones, inundaciones, lluvias torrenciales imprevistas en pleno verano, comportamientos extraños... Muchos sucesos a los que...