Capítulo 12

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Pronto los compañeros del arquero fueron desvaneciéndose como lo había hecho su jefe. Y sólo quedaron sus amigos fatigados y malheridos que se dejaron caer sobre el suelo para descansar.

Algunos entre los que se encontraban Gabby y Joan se acercaron al bulto blanco que era Roxy. Este último anduvo hacia  la tigresa con cautela y se arrodilló a su lado acariciando el pelaje.

-Lo siento- se disculpó, pero ella se giró y le gruñó haciendo que Joan retirase rápidamente la mano y encogiese los dedos para evitar que fueran mordidos.

Si ya de por sí los ojos de un tigre podían llegar a dar miedo, en ese momento los de Roxy desprendían furia.

-Me parece que no acepta tus disculpas- indicó Gabby reconfortando a su amiga mientras le acariciaba la parte trasera de la oreja.

-Tenemos que llevarla a la agencia o eso empeorará- opinó a su lado un chico pelirrojo llamado Jack que a menudo los acompañaba en las misiones.

Roxy volvió a lamer su pata con una expresión de dolor, pero el hielo no se derretía.

-No podemos meterla de esta forma, tiene que volver a convertirse en humana- indicó Joan, ganándose una nueva mirada de odio por parte de aquellos ojos ambarinos.

-No pretenderás que lo haga delante de todos, ¿no?- razonó Gabby señalando a sus compañeros que ya habían recuperado el aliento y se habían unido al grupo.

Joan se rascó la cabeza confuso y pensó en alguna forma de ocultar a Roxy para que pudiera cambiar.

-Espera aquí- pidió Joan levantándose apresuradamente y desapareciendo por el camino.

Gabby siguió acariciando a Roxy para calmarla el dolor y esta agachó la cabeza cerrando los ojos e intentando concentrarse únicamente en las caricias de su amiga y no en el penetrante y helador pinchazo que cruzaba su pata.

-¿Qué ha pasado? ¿Está bien?- preguntó Harry preocupado desde la sala de ordenadores. No podían verle pero se había levantado de un salto nervioso al ver a Roxy tendida en el suelo.

-Sí, no ha sido más que un incidente, Harry- aseguró Gabby tranquilizadoramente-. No te preocupes.

A los pocos minutos Joan volvió con una manta, que siempre transportaban en el coche para cuando hacían las guardias, y con la ropa de repuesto de Roxy.

-No creo que eso le vaya a entrar por la pierna- indicó Gabby girándose para mirar a Joan y señalando los pantalones ajustados que traía este.

Él se encogió de hombros tirando la ropa al suelo junto a Roxy y extendió la manta sobre ella cubriéndola por completo. Por suerte era una manta amplia, ya que la utilizaban para tapar a más de una persona al mismo tiempo.

-Podéis dejarla un poco de espacio- demandó molesto Harry consiguiendo que el corro se disolviese y los nantes se desperdigaran por los alrededores.

El montículo grande se redujo considerablemente e intuyeron que debajo de la manta ya sólo estaba la forma humana de Roxy. Empezó a moverse como podía y en algún momento emitió un gemido de dolor.

Al cabo de unos pocos segundos sacó la cabeza por la manta y el pelo despeinado le cayó por la cara. Resopló molesta y se aferró aún a la manta.

-No consigo meter los pantalones y la camiseta es demasiado corta, se me ve todo- dijo molesta Roxy apretando el labio.

Joan puso los ojos en blanco y se deshizo de su chaqueta dándosela a Gabby para que la sujetara. Esta la cogió confusa y observó los movimientos de su amigo en busca de la solución que había encontrado.

Impossible (Nante #1) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora