«38»

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Jade

Su voz era más ronca, su cabello estaba más largo, tenía una barba descuidada, estaba castaño.

No caía en la cuenta de que en verdad era el... Su traje anaranjado, las esposas que el guardia le había sacado, no podía creerlo.

—Princesa... —Su voz al otro lado de la línea causó que mi corazón latiera con tanta fuerza, como si quisiera salirse de mi pecho y caer en sus manos. — ¿Qué haces aquí?

—Alice me trajo... —Hablé intentando contener mi llanto para poder hablar con claridad. —Yo... Necesitaba verte... Desde que todo pasó yo... Yo he caído en el alcohol y las drogas —Hablé con la cabeza baja, no quería verlo a los ojos, sabía que estaba decepcionado de mí.

— ¿Por qué Jade? —Habló con calidez.

—Por ti... —alce mi vista y mire sus ojos, llenos de lágrimas, aquella mirada que aún no dejaba de brillar al verme. —Aún te amo Niall... Te amo con mi maldita vida y es horrible...

—No puedes amar a la persona que te ha hecho tanto daño. —Sus lágrimas corrían sus mejillas al igual que las mías. — En verdad me odio por ello y nunca me lo perdonaré, pero sé que tu mereces ser feliz y eso no me incluye en tu vida.

—Tú historia... Tu madre me lo dijo todo. Tu padre te lastimaba para que tú hicieras esas cosas. Te amenazaba con matarla y tú accedas con tal de protegerla. —Hablé recordando mi charla con aquella mujer. —A pesar de ello eras valiente, arriesgabas tu vida por cuidar a tu madre.

—Pero eso no justifica que te halla dañado. —Suspiró — ni a ti ni a todas las familias que dañe... No tuve que haber asesinado a nadie, tan solo tuve que haber tomado el arma y dispararle al verdadero monstruo, mi padre. —Su rostro reflejaba arrepentimiento, puro y sincero.

Su mirada perdida en su dolor me hacía pensar en todo lo que habíamos vivido juntos, a pesar de sus actos mi amor por él seguía intacto, e incluso luchaba con mi razón para no pensar en si era correcto o no, aún sentir aquella pasión por él.

—Te extraño... —Lo dije desde el fondo de mi corazón. Su mirada se alzó y una sonrisa apareció en sus labios.

—No deberías. —se negó.

—Pero lo hago. —Mordió su labio —Y tú no eres quien para decirme que sentir. Te amo y aunque diga que te odie sé que es mentira porque mi corazón llora por ti y lucha contra mi razón. Me duele amarte Niall y no me importa tener que soportar ese dolor por ti.

—Eres única Jade —Su mano se apoyó en el cristal y yo lo imite, anhelaba tanto que aquel vidrio no estuviese, anhelaba sentir su piel. — Te amo como jamás he amado Jade... y por eso quiero que me olvides. —Suspiró —Mereces ser feliz y no puedes esperarme toda la vida.

Mis lágrimas salía sin piedad de mis ojos, la realidad era que Niall estaría allí mucho tiempo y el destino era tan incierto. Dolía y mucho saber que ya no podía existir un nosotros.

Me maldecía a mí misma una y otra vez, por qué, a pesar del daño, aquellos momentos que habíamos vivido no tenían comparación. Serían un recuerdo de lo que alguna vez fue nuestro amor y yo no lo supe aprovechar como debía.

El pretendía que sigues adelante, pretendía que encontrará alguien, que me enamorara, formará una familia e hiciera mi vida. Era lógico que en algún momento debía seguir mi camino, era lógico que encontraría a alguien que me haría feliz.

Pero tenía en claro que ese amor jamás sería como lo que sentía por Niall, y aunque los años pasasen, jamás me olvidaría de aquel hombre que me había llevado mi celular a mi casa.

Estaba enferma, estaba locamente enamorada del hombre que había asesinado a mis padres, y aun así no me importaba. Prefería ser una enferma enamorada a fingir odio y engañar a mi corazón.

—Cuando salga de aquí, continuaré mi vida, encontraré alguien quien me dirá que me ama y yo le diré que también lo amo, estaremos juntos, seremos felices. Me hará el amor, tendremos hijos, estaremos juntos bajo los votos de un amor largo y duradero. —Hablé entre lágrimas — Y tú estarás aquí, creyendo que yo seré feliz por dejarte en el pasado. Pero ¿Sabes qué? Yo estaré besando los labios de alguien que jamás tendrá mi corazón, porque tú lo tienes y no quiero que me lo devuelvas.

Hice una pequeña sonrisa mientras mis lágrimas viajaban por mi rostro, él sonrió y acercó su rostro al vidrio apoyando su frente. Lo imite y cerré mis ojos.

—No importa quien toque tu cuerpo, no importa quien pueda besar tus labios, ni quien sea el padre de tus futuros hijos. Seré feliz sabiendo que soy el único hombre que se ganó tu corazón Jade. Y juro por mi vida que no lo soltare nunca. —Sonreí entre lágrimas.

Aquel momento parecía eterno, único, por primera vez, luego de tanto tiempo, el dolor desapareció por unos segundos. El tiempo pareció congelarse y mi único refugio eran aquellos ojos azules que me observaban fijamente con una sonrisa en sus labios.

Hasta que la realidad volvió a romper mi mundo seguro y el dolor regreso, pero esta vez, con un problema menos, volvió más liviano, volvió sabiendo que mi amor seguiría siendo eterno.

— ¡HORAN! —El oficial se acercó y lo tomó de los hombros. —ANDANDO ¡LA VISITA ACABO!

— ¡TE AMO JADE! ¡NUNCA LO OLVIDES! —cuando la puerta se cerró y su cuerpo desapareció de mi vista no pude evitar sollozar con fuerza.

Dolía, dolía tanto como la muerte de mis padres, dolía tanto como una bala directo en el pecho, dolía como si el mundo se fuese a caer. Sí, dolía, pero como todo, debía seguir.

Salí de allí, con el frente en alto y una sonrisa en mis labios, estaba feliz. No, ya no tenía mi corazón conmigo, pero sabía que estaba en las manos de un hombre al que jamás olvidaría.

— ¿Estas lista? —La mirada de Alice se fijó en mí. Vi por el retrovisor como nos alejábamos de aquel lugar.

—Estoy más que lista. —Susurre. —Gracias a él...

Jade © |njh| ➊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora