Capítulo 11

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Jade


— ¿Tienes las pastillas? —Asentí — ¿Por qué no llevas condones? Por si acaso él se los olvida y...

— ¡Alice! —la miré cansada ya de sus recordatorios.

—Lo siento solo... —suspiró —solo no quiero que quedes embarazada.

—Eso no va a pasar, ya relájate. —me puse el perfume y me miré al espejo con aquella lencería. — lo matará cuando sepa que solo llevo esto debajo de mi saco. —me puse la gran chaqueta y sonreí.

—Dios todo poderoso, impide que mi hermana quede paralítica—Habló juntando sus manos en forma de suplica —al menos espero que regreses y puedas caminar.

—Es nuestra primera noche, no creo que sea tan salvaje pero... No te prometo nada. —Le sonreí y ella negó. —bien, ya me voy.

—De acuerdo... —me abrazó con fuerza —cuídate por favor, no quiero ser tía... Aun.

—Adiós Alice. —salí por la ventana y baje rápidamente por el árbol.

Caminé hacia el auto que ya me esperaba. El abrió la puerta y me adentre.

—Que hermosa te vez.—Me sonrió con con picar día.

—Y aun no vez la mejor parte, Daddy.

—Vamos a ello princesa. —arranco el auto y comenzó a conducir con un sonrisa traviesa en sus labios.

Estaba tan ansiosa, ya quería saber cómo era este hombre en la cama, quería saber dónde iríamos, como sería la cama, si lo haríamos en el baño también.

Estaba demasiado ansiosa, era una perra en celo, o al menos así me había dicho Alice.

—Llegamos hermosa —anunció estacionado el auto.

Bajamos y vi que era un motel, pero no un simple motel, el mejor de toda la ciudad. Sentí su mano en mi cintura y comenzó a guiarme.

Caminamos hasta una rampa, al parecer nuestra habitación era en el segundo piso.

—A que no me alcanzas— lo miré divertido y corrí subiendo la rampa.

— ¡Ahora veras! —subió corriendo detrás mío, intente escapar pero me tomo de la cintura y me atrapó entre sus brazos.

—Jaja ¡Estás loco! —Reí sin parar, el me bajo y me tomo de la mano.

Caminamos hasta la habitación 028, saco de su bolsillo una tarjeta y la paso por la puerta, esta se abrió y se hizo a un lado.

—Pasa hermosa. —sonreí y entre a aquella oscuridad, entró detrás mío y encendió las luces, quede fascinada al ver aquel lugar.

El cuarto era de un blanco muy puro, en el centro estaba la anhelada cama, a un costado había un gran espejo lo cual sería interesante ya que podríamos vernos mientras lo hiciéramos.

Al fondo había un pasillo que daba al baño, lo seguí y encendí la luz. Era completamente inmenso, había una gran ducha seguida de un hermoso y gran jacuzzi. Estaba encantada con aquel lugar, lo mejor es que no tendríamos interrupción alguna y era solo para nosotros.

Caminé nuevamente hasta él y lo vi sentado en la cama, me miro de pies a cabeza y desabotono las mangas de su camisa.

—Que comience el juego, Daddy. —mordi mi labio y desabotone mi gran chaqueta, la tire al suelo y el me miro de pies a cabeza.

Estaba usando la lencería que él me había enviado, era de color negro y hacia resaltar mi piel a la perfección, en especial mis atributos.

—Perfecta. —habló con su voz ronca, podía notar su excitación tan sólo con oír su voz.

Me acerque a él y lo tome de su corbata, desate su nudo y la deje suelta sin sacársela. Sus manos fueron directo a mis piernas las cuales comenzó a acariciar con delicadeza, acerque mis labios a su mejilla y deje un delicado beso, baje por su mandíbula hasta su cuello.

Su exquisito perfume me tenía embriagada junto con el deseo y las ganas que tenia de que me tomará en ese mismo momento.

Sus manos masajeaban, pellizcaban y apretaban mi trasero sin piedad alguna. Dio una pequeña nalgada y un gemido salió de mis labios.

—Mmm... Princesa. —me recostó en la cama y desabrocho su camisa para luego sacársela.

Mordí mi labio al ver su torso, estaba bien trabajado pero lo más llamativo de todo era su bello del pecho, lo hacía ver tan varonil.

Se acomodó entre mis piernas y atacó mi cuello con fuerza, mis manos fueron directo a su espalda la cual estaba tensa, los músculos de sus brazos se marcaban ya que estaba sosteniendo su propio peso para no aplastarme.

Entrelace mis piernas en su cintura y comencé a frotarme contra su notable erección que intentaban ocultar aquellos pantalones.

Baje mis manos y desabroche su cinturón con rapidez, él lo noto y mordió mi cuello antes de pararse y mirarme con una sonrisa en sus labios.

— ¿Quieres hacer feliz a Daddy hermosa? —mordí mi labio y asentí.

Me arrodilla en la cama y bajé el cierre de su pantalón, lo saqué de un tirón junto a sus bóxer y me quedé examinando aquello que tenía frente a mi.

Relamí mis labios y tome su miembro con ambas manos, comencé a acariciarlo desde la base hasta la punta, sin omitir ninguna parte del mismo.

Jadeo pesados salían de los labios de Niall, lo mire a los ojos y acerque mis labios hasta la punta, di una pequeña lamida y un gruñido salió de sus labios, sabía que estaba jugando con su cordura.

Comencé a saborear su miembro como su fuese el dulce más exquisito del planeta, el tomó mi cabello con una sola mano para sostenerlo y que no me interrumpa en mi labor.

No dejaba de mirar a sus ojos ya que sabía que eso lo excitaba aún más, comenzó a mover sus caderas follando mi boca y lanzando gemido continuos. Bajé mi mano hasta mi intimidad y comencé a tocarme sobre la tela de la lencería que llevaba puesta, él me vio y se separó de mí.

Me recostó tomando mis manos y sujetándolas sobre mi cabeza.

—No quiero que te toques hermosa. —Se acercó a mis labios — ese es mi trabajo. —bajo por torso hasta llegar a mi centro.

En un abrir y cerrar de ojos me encontraba completamente desnuda ante él, sentí su respiración en mi vientre y como bajaba lentamente.

—Lo vas a disfrutar mucho princesa.

—Oh dios... —gemí al sentirlo, estaba en el mismísimo cielo. —Daddy....


Jade © |njh| ➊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora