Capítulo 19

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Niall

—Buenos días señor Horan —Habló Tomlinson serio y entró a su oficina, Jade camino detrás suyo y parecía triste.

— ¡Tomlinson! —Él se detuvo y ambos me miraron. — ¿Podría hablar con su hija? Me he enterado de su situación y me gustaría aconsejarla.

El miró a Jade y esta asintió, el suspiró y asintió.

—Ven Jade. —ambos fuimos a la oficina y cuando estuvimos dentro me acomode contra el escritorio.

Su rostro estaba directo en el suelo, incluso podía ver sus lágrimas.

— ¿Estas molesto? —susurró.

—Quiero saber que sucedió—hablé tranquilo.

—Yo... Fui a una fiesta, ese idiota me emborrachó. Fingí tener novio cuando se me insinuó pero... Estaba muy borracha. Yo intente detenerlo pero no era consciente de lo que hacía. El maldito arruino mi vida. —su voz se oía tan quebrada, sus lágrimas eran de verdad.

Había visto el video, al comienzo me había enojado pero... No podía juzgarla, yo había estado con otra mujer y no precisamente estando borracho.

—Ven aquí. —ella se acercó y yo tomé sus manos, la abracé y besé su cabeza, ella lloraba en mi pecho. —Tranquila hermosa, no fue tu culpa.

—Si... lo...Fue... —sollozo —No debí... haber ido... —estaba demasiado angustiada, no podía hablar del dolor que la invadía. Me encargaría de ese desgraciado que la había lastimado. — Rompí nuestro trato... —sollozo.

—No hermosa, todo está bien, todo seguirá igual, tranquila. —Besé su frente y ella me miró con sus ojos rojos de tanto llorar —No te dejare ir por la culpa de un imbécil Jade. —Limpie sus lágrimas y bese su nariz —Eres mía hermosa y solo yo puedo hacerte sentir bien. —bajé a sus labios y los rose, ella llevó sus manos a mis brazos y se paró de puntitas para poder besarme.

La abracé de la cintura y le correspondí con gusto aquel beso, la extrañaba, extrañaba su cuerpo, extrañaba sus labios, extrañaba tenerla entre mis brazos. No era lo mismo estar con Jade que estar con otra mujer, y nunca lo sería.

Me separé de ella y sonreí, ella se ruborizo y sonrió tímida. La tomé de la cintura y la llevé a mi asiento acomodándola en mi regazo.

—Daddy... —me miró a los ojos —yo...

—Yo también te quiero Jade. —Hablé y ella sonrió.

— En... ¿En verdad me quieres? —Asentí y ella me abrazó con fuerza. — dios... Niall... Creí que te enojarías.

—Jamás podría enojarme babygirl. —Tome sus mejillas y rose nuestras narices —Eres mía Jade. Solo mía.

—Solo tuya Niall... —roso nuestros labios y sonreí, podía ver lo ansiosa que estaba por besarme. —Te extrañe mucho... —acaricio mi cabello y me miro a los ojos — en verdad te necesito...

—Yo también te necesito babygirl. —comencé a besar cuello y ella corrió su cabello para darme más acceso a su piel. —No sabes lo horrible que fue no poder tenerte conmigo. —rose mis dientes contra su piel y un jadeo salió de sus labios.

—Daddy... —baje hasta sus clavículas y deje besos húmedos y pesados, su piel era mi perdición.

Continúe mi camino y dejé una pequeña marca entre sus pechos, la adrenalina y la excitación me estaban segando.

Quería hacerla mía en ese momento, demostrarle que solo yo podía tocar su piel, yo era su dueño y el único que podía hacerla sentir de aquella manera.

—Joder Jade, me tienes loco por ti. —bajé mis manos hasta el borde de su remera y comencé a levantarla hasta dejarla solo en brasier, acaricie su piel con delicadeza, mis manos ardían como el infierno al tocar su suave piel.

—Daddy... Pueden vernos... —susurro mientras dejaba pequeños besos por todo su cuello.

—Nadie nos verá hermosa. —La lleve sobre el escritorio y ella sonrió— baja el cierre de Daddy Jade. —Ella obedeció y bajo el cierre de mi pantalón, lo bajo un poco con mis boxers y tomo mi miembro entre sus manos.

—He sido una niña mala Daddy... —Sus caricias eran lentas y suaves —Me he tocado pensando en ti. —amaba oír cómo me hablaba sucio.

—Joder.... Tendré que castigarte muy duro princesa. —mordí mi labio al sentir su boca atrapar mi glande. —Mierda Jade... No te detengas... —atrape su cabello y lo sujete o no una mano, ella succionaba como si se tratase de un biberón. Comencé a mover mis caderas lento mientras me hundía en el paraíso que era su boca. —Así princesa.... Dios... —Sus ojos no se despegaban de los míos.

Era una jodída diosa, ni la maldita italiana que me había tirado lo había hecho como ella y según aquel lugar era "la mejor de todas". Allí pude entender que la mejor de todas era Jade, nadie podía causarme el placer que ella causaba en mí, nadie nunca podría remplazarla.

La separe y baje sus pantalones juntos sus bragas dejando pequeños besos en sus piernas.

—Date la vuelta para Daddy princesa. —Ella obedeció y se acomoda contra el escritorio, me acomodé en su entrada y lleve una de mis manos a su centro. Comencé a acariciarla mientras entraba con lentitud.

—Daddy... —lloriqueo —Dios... Duele...

—Tranquila princesa. Solo relájate —al no haberme puesto condón eso causaba mayor dolor, pero se acostumbraría.

—Mierda... —arañó el escritorio y espere a que se acostumbrara. Seguí con mis caricias y pequeños gemidos salían de sus labios. —Daddy...—movió sus caderas y comencé a moverme —dios... Si...

—Así princesa, relájate. —Bese su espalda y parte de su cuello.

Los movimientos comenzaban a aumentar a medida que pasaba el tiempo, Jade gemía sin control y me impulsaba aún más a seguir disfrutando de aquel paraíso que me llevaba al estar con ella.

Lleve mi mano a sus labios y ella comenzó a succionar mis dedos callando sus gemidos. Sabía que podían interrumpirnos pero no me detendría hasta haberme corrido.

—Daddy... Daddy me ven... —no pudo completar su frase que ya se había corrido, su interior se tensó apretándome y llevándome al mismísimo infierno.

Me separe de ella y comencé a masturbarme, no faltaba mucho para que me corriese, ella se dio la vuelta y tomó el control de mi trabajo, un par de movimientos y acabe en su rostro y parte de sus pechos. Ella se relamió limpiando los restos de mi semen y sonrió.

—Dulce.

—El ananá ayuda princesa. —ella rio y me acerque a sus labios para darle un pequeño beso.

Ella me abrazo por el cuello y me correspondió gustosa.

—Te quiero —Susurro mirándome a los ojos.

—Yo también te quiero hermosa. —volví a besarla.

Y es que a pesar de todo, en verdad sentía cariño por Jade, por más que lo quisiera evitar, aquel sentimiento existía. Y valla que era fuerte.

Jade © |njh| ➊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora