Capítulo 11

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Varias horas después, Alec y Magnus salieron de la empresa y se dirigieron a casa, ambos exhaustos por el trabajo del día.

Alec sabía que ese camino de vuelta usualmente lo compartía con Clary, pero la pelirroja normalmente se iba a casa una vez que ambos cruzaban el jardín de la mansión, y había algo especial en entrar a tu casa riéndote con alguien con quien habías pasado todo el día, y con quien compartías el mismo hogar.

Ambos chicos fueron al comedor, donde Jordan apareció para servirles un trozo de pastel y una taza de café con crema y caramelo.

Jace e Isabelle habían llegado a la empresa, y cada uno se había dirigido a su respectiva oficina para atender los asuntos que habían estado pendientes por semanas. Ambos seguían allá, pero le habían prometido a Alec no tardar mucho para poder volver temprano y prepararse para la pasarela.

—No creo que tarden— tranquilizó Magnus y miró hacia la ventana, donde el cielo estaba entre blanquecino y azul— Ya casi son las cinco, y la pasarela es a las ocho. Restándole una hora de viaje, ellos tienen una hora para terminar lo que sea que estén haciendo y volver aquí— Alec suspiró.

—La última vez que se fueron de viaje, les recomendé que se llevaran algo de trabajo, pero no me escucharon— Magnus le dio un sorbo a su café.

—¿Qué es lo que hacen en la empresa, de todos modos?

—Por ser Lightwoods, hacen parte del consejo directivo—Magnus lo miró con interés— Deben firmar varias entregas que ya se hicieron y futuras, y deben revisar el informe de sus acciones. Aunque lo que más les va a tardar es lo primero. Desde la última vez que comprobé, ambos tenían un montón de papeles en espera de su firma.

—Si son parte del consejo directivo... ¿eso significa que es a ellos a quienes debo presentar mi proyecto?

—Sí, pero también ante otros accionistas externos y... mis padres—Magnus parpadeó hacia él. Ahora sabía por qué Alec no había insistido con el tema del proyecto cuando se lo había propuesto.

—Entiendo. Creo que primero esperaré a que tus padres se enteren de nuestra boda.

—Gracias— Alec sonrió agradecido y empezó a cortar su pastel— Y date prisa, debes arreglarte para la pasarela— Magnus inmediatamente lo miró y dejó caer la cuchara que había tenido en su mano, haciendo que ésta tintineara en el plato del pastel.

—¿Qué?

—Eres mi prometido ¿No creerás que te iba a dejar, o sí?

—No mencionaste que podía ir.

—No creí que necesitara hacerlo—Magnus volvió a parpadear sorprendido.

—¿Entonces puedo ir?

—Por supuesto— Magnus se puso de pie emocionado mientras una radiante sonrisa aparecía en su rostro.

—¡Esto es increíble! ¡Será genial! El praetor lupus fue una entrevista, pero ahora todo el mundo verá a los prometidos en acción, ya lo verás—Magnus iba a girarse hacia las escaleras, pero miro a Alec y lo evaluó de arriba abajo, haciendo una mueca ante el traje gris— Te alistaré tu ropa y la dejaré preparada sobre tu cama. No acepto un no por respuesta—y subió las escaleras.

—¿Qué? — Alec también se puso de pie y se apresuró a seguirlo. Era un poco incómodo pensar que Magnus iba a entrar a su cuarto— ¡Magnus, espera!

La verdad era que Magnus, una vez anunciado que iba a entrar a la habitación de Alec, se había arrepentido. Sus costumbres le dictaban que estaba mal entrar a el dormitorio de una persona si ésta no te acompaña, pero empezó a sentirse mucho mejor al saber que Alec lo estaba siguiendo. Ambos iban a entrar, y por lo tanto aquello no contaría como una falta de educación.

La resistenciaWhere stories live. Discover now