Capítulo 17

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Esa misma noche Alec y Magnus volvieron a casa, tomaron sus cosas, y corrieron al aeropuerto para subirse al primer vuelo que alcanzaran con rumbo a Inglaterra. Alec notó la tensión de Magnus todo el tiempo, cómo miraba alrededor temeroso, cómo tamborileaba con sus dedos en la ventana del avión, impaciente por llegar. Aunque el moreno intentaba no demostrarlo, esas simples acciones servían para dejarle claro a Alec cuán preocupado estaba por su padre.

Afortunadamente diez minutos de vuelo bastaron para que Magnus quedara profundamente dormido, con su cabeza hacia atrás sobre el espaldar de la silla. Alec agradeció aquello, ya que así su prometido no estaría todo el viaje preocupado y ansioso, y esa misma tranquilidad fue la que lo ayudó a conciliar el sueño unos minutos después.

Su reloj marcaba la una de la mañana, pero en realidad  eran las seis de la mañana cuando aterrizaron en el aeropuerto Heathrow en Londres. Con maletas en mano, se apresuraron a tomar un taxi y llegar al mismo hotel en el que los Lightwood acostumbraban a hospedarse cada vez que viajaban a la capital inglesa: COMO The Halking, un elegante hotel 5 estrellas, y uno de los más costosos de todo el país. Era la primera vez que Alec se hospedaba ahí (de hecho, era la primera vez que salía de Estados Unidos) y su primer pensamiento cuando atravesó el lobby fue que a su familia le gustaba demostrar que tenían dinero. Los techos eran altos, las paredes eran de color negro brillante, y los empleados lucían incluso más elegantes que los mismos Alec y Magnus.

—Buen día—saludó Alec una vez llegó a la recepción. La mujer dejó de teclear en su computador y se giró para prestarle atención—Soy Alec Lightwood y quisiera pedir...

—En un momento prepararán la COMO Suite para usted—cortó la mujer, y se puso de pie para retirarse de su puesto. Alec se quedó con la palabra en la boca, confundido de lo que acababa de ocurrir.

—¿Crees que haya alguna posibilidad de que ella supiera que vendríamos? —sugirió Magnus, y Alec pensó en ello. Tanto Isabelle como Jace se habían hospedado ahí, y obviamente sus hermanos estaban al tanto del viaje. Sin embargo, aún debía de ser de noche en Estados Unidos.

—No lo creo. Seguramente fue por el apellido—Magnus asintió y esperó.

Unos minutos después, un hombre de etiqueta los acompañó hasta uno de los pisos más altos del hotel, donde se encontraba su habitación, la cual parecía más un apartamento que otra cosa. Alec, mientras dejaba sus cosas a un lado, pensó vagamente en que Woolsey amaría ese lugar.

Después ambos, ignorando al hombre hablándoles de los servicios adicionales que brindaba el hotel como spas, internet y aeróbicos, regresaron a la calle y pidieron un taxi que los llevara al hospital.

Clary estaba dando vueltas por la sala de espera cuando fue abordada por la pareja.

—Hey—saludó el ojiazul, y la chica se enfocó en ellos.

—¿Cómo está mi padre? —preguntó Magnus.

—Sigue inconsciente—habló ella— Hace unas dos horas terminaron su última cirugía. El doctor me dijo que tendríamos que esperar para ver si dio resultados o no.

—¿Qué quiere decir eso?

—Que podría no funcionar—murmuró ella—Está muy golpeado, y es posible que su cuerpo no lo resista. El doctor nos dio una semana, Asmodeus podría despertar y estar perfectamente; podría quedar con alguna secuela, podría morir, o podría quedar en coma para siempre, en cuyo caso lo desconectarían.

—¿Qué? —Alec estaba indignado— No pueden hacer eso.

—Así es la ley inglesa—habló Magnus, y su voz estaba rota, sin vida. Como si luchara por ser fuerte, consiguiendo, en lugar de estar bien, parecer un cadáver andante—Entonces mí padre tiene que despertar en siete días.

La resistenciaWhere stories live. Discover now