Capítulo 22

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Al día siguiente, todos se encontraban en el comedor desayunando.

—¿Entonces todo está listo para la boda? —preguntó Isabelle, a lo que Alec asintió mientras cortaba un poco de fruta en su plato.

—Así es, ya solo falta esperar ese día.

—¡Estoy tan emocionada! —la chica chilló, haciendo que Jace la mirara asustado.

—No es tu boda—le replicó.

—Igual será especial—dijo ella— No será el evento del año porque mi querido hermanito decidió hacerla en la mansión, pero bueno, no todo puede ser perfecto— Alec frunció el ceño hacia ella, mientras que Magnus, a su lado, estiró una mano para tomar la de él.

—Está bien— dijo intentando tranquilizarlo—El lugar no importa, en realidad.

—Dices eso solo porque no tendrán que casarse en un burdel— comentó Jace, haciendo que tanto él como Magnus rieran. Alec miró de su hermano a su prometido, y trató de convencerse de que ese feo pinchazo en el pecho no eran celos.

—Alec, ¿Irás a la empresa hoy? —preguntó Isabelle. Alec dejó de prestarles atención a los chicos y se enfocó en ella.

—No, quiero que Magnus y yo almorcemos afuera.

—Comida japonesa— especificó Magnus— Hemos descubierto que es nuestra favorita.

—Que adorables— comentó la chica— Hace mucho no pasaban solos un tiempo, creo que lo merecen antes de casarse.

—Sí, pero no se vayan a desaparecer del mundo—dijo Jace. Quizás fueran impresiones de Alec, pero le parecía que aquella advertencia estaba siendo dirigida a Magnus—No se sabe lo que pueda pasar aquí.

—No lo haremos— dijo Magnus, y continuó con su desayuno. El ojiazul sacudió su cabeza, decidiendo no prestar atención a aquello, y disfrutar su comida.

Unos minutos después, Jace e Izzy se retiraron a sus habitaciones a continuar con el papeleo de la empresa, mientras que Magnus se fue a la habitación de Alec a tallar madera. Alec aprovechó que estaría libre hasta la tarde y se dirigió al estudio para hacer algunas llamadas. Después de pensarlo, ya sabía a donde quería llevar a Magnus, y era un lugar donde nadie podría molestarlos.

Después de unos minutos de chasquear la lengua molesto, Jace entró a su estudio.

—Oye, Alec, no entiendo por qué...  ¿Estás bien? — el ojiazul dejó caer la cabeza sobre su escritorio mientras soltaba un suspiro.

—No, ninguna aerolínea tiene un vuelo disponible para hoy—Jace caminó hasta el escritorio y se sentó frente a él.

—¿Saldrás de viaje?

—Magnus y yo— Jace se aclaró levemente la garganta mientras tomaba una de las plumas del escritorio de Alec y la giraba en sus manos como si fuera el objeto más fascinante del mundo.

—¿Y Magnus lo sabe?

—No— Alec levantó la cabeza— Es una sorpresa.

—¿Estás seguro de que es buena idea? —el ojiazul frunció el ceño.

—¿Por qué lo dices?

—Con la boda aproximándose, no sé si deberían irse. Además, lo de su padre fue reciente y...

—Magnus ya logró superar eso—replicó Alec ligeramente enojado de que su hermano estuviera desanimándolo de ese modo— Me alegra que hayas arreglado tus cosas con él, pero lo quiero solo para mí al menos por un tiempo— Jace miró sorprendido a su hermano mientras una sonrisa aparecía en su rostro.

La resistenciaWhere stories live. Discover now