Capítulo 21

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Tras la pequeña discusión que habíamos tenido Ainhoa y yo (si se podía llamar así, la verdad) ella se empeñó en que si alguien me había puesto ese papelito en el bolsillo de la chaqueta tenía que ser por una buena razón, es decir, que de alguna manera me influiría en el concurso.

Pero a mí eso no me importaba. Lo único que me importaba era QUIÉN ME LO HABÍA PUESTO AHÍ.

¿Había sido Zabdiel al abrazarme? ¿O Erick al agarrarme para que no me fuera? ¿Jennifer al amenazarme? ¿Para qué? ¿Para confundirme? Lo dudo.

Maldita sea, ¿cómo había cambiado en tan poco tiempo un simple concurso?

No le dije nada de nada a Ainhoa. Ni de Erick ni de Zabdiel. Ni siquiera cuando estábamos todas en el comedor desayunando y los cinco entraron a la estancia. Esta vez, a nuestra mesa se acercaron Joel y Richard.

—Buenos días, señoritas —nos saluda Joel sonriente—, ¿cómo han dormido hoy?

Todas se recolocan en la silla, se atusan el cabello y sacan pecho, al darse cuenta de su presencia, aunque yo ya les había visto llegar, ya que, por primera vez en todo este tiempo, me he colocado al otro lado de la mesa, para así poder ver el comedor por completo y no llevarme más de mis típicas sorpresas.

—Muy bien, la verdad —responde Ainhoa contra todo pronóstico, batiendo la batalla a la vergüenza.

Eso lo dirá por ella, yo me pasé hasta las tres de la madrugada escuchando todas las canciones de CNCO, sus colaboraciones y viendo entrevistas suyas en YouTube. Y es que si quiero algo lo consigo, cueste lo que cueste, y ahora mismo quiero ganar este dichoso concurso y restregarselo en la cara a la asquerosa de Jennifer.

Dirijo mi mirada a mis supuestos ídolos, ambos asienten a Ainhoa.

—Nos alegramos —dice Richard con una sonrisa de oreja a oreja que se nota un poco forzada—, por cierto, veníamos para informarles de que hoy empezará otro proceso eliminatorio.

Acto seguido todas suspiran frustradas, hartas ya de tantos procesos eliminatorios y esperanzadas por tener aunque sea un par de días para poder descansar. Pero a mí no me sorprende, al fin y al cabo estamos aquí para eso ¿no?, simplemente asiento y dirijo mi mirada por toda la sala, escrutando a cada una de las concursantes, algunas sonrientes, al recibir la noticia, otras preocupadas o simplemente tranquilas. Veo a Zabdiel entre las mesas hablando con Rosalía, la participante de su país, Puerto Rico y su acompañante. Al otro lado de las mesas están Erick y Chris hablando animadamente con... iug... Jennifer y Thalía.

—¿De qué se trata? —pregunta Cristina devolviendo mi mente a nuestra mesa.

Joel nos responde:

—Solamente les diremos que esperemos que os gusten mucho nuestras colaboraciones con voces femeninas. —Y se van sin explicar nada más.

Todas se quedan con la boca abierta durante unos instantes. Y entonces meto la mano en el bolsillo y encuentro el papelito del enlace, lo desenvuelvo por enésima vez hoy y me doy cuenta de una cosa:

Casi nada es una colaboración con una voz femenina. Y si supuestamente nos tiene que gustar... ¿eso significa que nos lo tendremos que aprender o algo así? Que sí, la he escuchado, pero no me la puedo aprender tan rápido.

Levanto la vista de mi regazo hacia mi mejor amiga y puedo ver en su mirada que piensa exactamente lo mismo que yo: Alguien me quería ayudar en esta prueba, bueno, y puede que lo haya conseguido. Pero la duda sigue ahí, ¿Quién fue?

De repente, alguien irrumpe en el comedor. Roberta y Ernesto.

—Señoritas. —Todas callamos al instante—. Imaginamos que ya saben porqué estamos aquí.

Hey Dj!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora