Capítulo 17

140 22 7
                                    

Una vez que terminamos de comer, algunas nos volvemos a la piscina a tomar el sol. Yo me escapo un segundo de las demás, me pongo el sombrero de paja que tenía antes Ainhoa (aunque es mío), una camiseta larga sobre el bikini, las gafas de sol y voy a dar un paseo por los jardines del hotel.

Cojo la cámara por si acaso.

Doy una vuelta alrededor de las tres piscinas y me detengo antes de llegar a la privada. Dos guardias (fornidos y calvos, como no podía ser de otra manera) custodian la entrada, intento asomarme un poco para ver qué hacen los chicos... me siento una acosadora. O peor, una Fan loca.

Me doy la vuelta al oír una risa y un grito. Veo cruzar a Chris corriendo por mi lado, y los gritos de las concursantes al verle silencian el grito que pega otra persona antes de chocar contra mí.

Me tambaleo hacia atrás pero afortunadamente no me caigo, y la cámara tampoco... llega a pasarle algo y Ainhoa me mata.

—¡Perdón! —dice al instante.

Levanto la cabeza de mis manos y veo que Richard, uno de los componentes de CNCO, se aleja corriendo por donde se ha ido Chris. "Que raro" pienso, pero no le doy importancia y sigo mi camino.

Bajo mi vista a la cámara, revisando por quinta vez que no tenga ningún rasguño, cuando me doy cuenta de que una foto acaba de salir. "Debí de hacerla sin querer cuando choqué con Richard" Me quito las gafas para ver a qué he sacado foto pero un rayo de sol me da de lleno en la cara.

"Esto en Madrid en pleno febrero no me pasaría, maldita Cuba..."

Intento hacer una sombra para ver la foto pero lo único que diferencio es un manchurrón entre tonos claros. Decido guardarla en el bolso que venía con la cámara. Luego la tiraré.

Me dirijo a paso lento a través del jardín que ocupa casi por completo la parte trasera del hotel. Es inmenso.

Voy caminando tranquila por un camino de rocas cuando piso un par de ramitas en el suelo y unos pájaros salen volando del árbol en el que estaban posados y me da tiempo a sacarles una foto rápida mientras alzan el vuelo. La foto sale con algo de dificultad pero al final consigo sacarla y la meto en el bolso, junto con la anterior.

De repente, oigo algo parecido a un acorde de guitarra en la lejanía. Me voy acercando poco a poco. Intento identificar la canción, pero nunca he sido buena para hacerlo sin oir la letra, y en este caso, la persona que esté tocando esa melodía no canta.

Me quedo sentada tras un árbol, por unos segundos, escuchando atentamente. Toca genial, es una sinfonía conocida, pero con un toque... como decirlo... personal. Me pregunto quién será.

No puedo aguantar más las ganas de saber quién es, asomo la cabeza por el costado del árbol y me quedo de piedra.

Zabdiel.

No sabía que tocaba la guitarra, y aún menos que la tocaba tan bien...

En un acto de locura cojo la cámara y le enfoco con ella, captando el roce de sus manos con las cuerdas de la guitarra, la gota de sudor que corre por su frente y sus ojos cerrados, sintiendo cada nota que sale del instrumento. Clic. La foto sale por un costado y la dejo apoyada en el árbol, vuelvo a enfocarle. Esta vez con los ojos abiertos. Clic. Repito el proceso y levanto la vista para volverle a mirar. Su mirada se cruza con la mía y se nota la sorpresa en su rostro. ¡MIERDA!

No dudo un segundo, me escondo tras el árbol, cruzando los dedos para que, por lo menos, no me haya reconocido, ya que está claro que verme si me ha visto.

—Señorita Olivia —dice tranquilo, aunque creo notar algo de diversión en su voz—. La he visto, asi que no se esconda, por favor.

Inspiro, espiro. Lo repito, intentando relajarme. Seguro estoy roja como un tomate... ¡Qué vergüenza!

Hey Dj!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora